𝟘𝟘𝟙

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Era una tarde soleada, el cielo estaba despejado; una brisa fría entraba al salón por la ventana, rozaba mi rostro, alborotando mi cabello. Las clases avanzaban con lentitud, la voz del profesor se escuchaba lejana, como un murmuro más en mi ruidosa mente. Quería ir a casa, comer un helado y encerrarme en mi habitación, como era de costumbre; sin embargo, los minutos parecían siglos, y no había nada que llamara por completo mi atención.

Pequeñas risas se escucharon en la entrada, dejando ver las sombras de dos jóvenes altos, decidiendo entre susurros quién sería el que pasara primero, haciéndolo después de un par de segundos.

-¡Buenas tardes, profesor!- la puerta del aula por fin se abrió, dejando ver a los chicos. Inmediatamente algunas de mis compañeras comenzaron a hablar en voz baja entre ellas; otras más, directamente gritaron de la emoción. El alboroto me sacó de mis pensamientos, haciéndome fijar la mirada al frente de la habitación, mientras los muchachos caminaban hacia el adulto.

-Espero que tu interrupción sea por algo importante, Satoru- el profesor se hizo a un lado, acomodando sus lentes mientras borraba del pizarrón algunas cosas que previamente había explicado.

-¿Por quién me toma, profesor Tadashi? Como presidente del consejo estudiantil, es mi deber como alumno el informar a mis compañeros sobre los eventos que se planean.

-Satoru, hay que iniciar de una vez- el muchacho a su lado habló, con una sonrisa relajada en sus labios.

-Es verdad. No es tan tardado, pero es importante aclarar dudas en caso de que se tengan.

Comenzaron a comentar cosas sobre el festival de invierno que la escuela organizaría; evento que no me importaba en lo más mínimo. Mi vista se perdió de nuevo, mirando con desinterés al exterior a través de la ventana.

Gojo Satoru; presidente del consejo estudiantil. Suguru Geto, segundo al mando del consejo estudiantil y mejor amigo de Gojo. No era de extrañar que ambos fuesen populares, eran guapos; causaban mucho revuelo entre las alumnas. Siempre podía escuchar a alguna de mis compañeras hablando del sedoso cabello de Suguru, o lo atractivo que se veía Satoru con sus lentes oscuros.

Parecía ser una buena vida: Populares, con buenas calificaciones y rodeados de gente a la que les interesas.

¿Acaso envidio esa vida? Ellos parecen ser felices... No, no envidio sus vidas. Envidio su alegría. Envidio su despreocupación. Su libertad.

-¿Hay alguna duda? Parecen ser demasiados preparativos, pero con organización y trabajo en equipo podremos acabar pronto- Suguru acomodaba los papeles que llevaba en manos, hablando con calma.

Todos se negaron, ni siquiera había puesto atención, así que solo seguí sus reacciones.

-¡De acuerdo, entonces! Esta tarde al acabar las clases, vendremos para organizarlos por equipos y asignarles sus deberes. ¡Esperamos mucho de ustedes!- Gojo le dedicó una sonrisa a mis compañeras, haciéndolas sonrojar y reír de la timidez.

Una vez los mayores se retiraron, todos comenzaron a hablar sobre ellos.

-Suguru era tan guapo, parecía irreal.

-¿Hablas en serio? Yo no podía quitar la mirada de Gojo.

-¡Tendremos que esforzarnos!.

Patético.

Una vez acabó el día, solo fue cuestión de minutos para que el consejo estudiantil llegara de nuevo, ahora con más miembros y más papeles. Yo recogía todas mis cosas, no pensaba participar en algo de ese estilo.

-Disculpa- me interrumpió la voz de Satoru, haciendo que todo el salón se quedara en completo silencio- ¿Ocurre algo? ¿Te sientes mal?

-Voy ya a mi casa- Respondí sin voltear a verlo; podía sentir todas las miradas sobre mí, y eso no me gustaba.

-¿No estuviste presente en la plática de hace un par de horas? Vamos a organizarlos para el fest-

-El festival de invierno, sí. Simplemente no me interesa participar, así que ya me voy.

Todos comenzaron a hablar a mis espaldas, lo más bajo que podían. Pronto, escuché los pasos del presidente acercándose a mi asiento, parándose frente a mí.

-No sé si no estabas enterada, pero todos deben participar.

-Y yo acabo de decirte, que no me interesa en lo más mínimo.

Subí la mirada para encontrarme con sus ojos apenas visibles por los lentes. Azules como el cielo... Imponían respeto, pero no me intimidaban.

-Para ser una alumna de primer semestre, eres muy valiente al hablar así- su voz se sentía levemente impregnada de irritación.

-Muchas gracias por el alago, presidente. ¡Ánimo, ánimo!- fingiendo una energía momentánea, alcé mi puño un par de veces, a modo de apoyo. Antes de que pudiera responder otra cosa, salí del lugar, cerrando de forma un poco brusca la puerta.

-¡O-oye!- una de las integrantes del consejo intentó llamarme, pero Gojo la detuvo.

-Déjala, Utahime. No es importante.

🌙

Por fin estaba en mi casa, silenciosa. Las luces estaban apagadas, no había nadie; subí rápidamente a dejar la mochila a mi habitación, moría de hambre y no dudé en ir a revisar a la cocina, cual ratón.

Mi rostro se iluminó de felicidad al ver un panqué de chocolate esperando por mí con un post-it rosa, cortesía de mi madre: "Lo guardé para ti, hoy regreso tarde, no te preocupes por mí; atte: mamá."

Mientras le daba una mordida al pan, escuché mi celular vibrando un par de veces; al tomarlo, pude ver notificaciones de mensajes.

[Sakura-san.

¿En qué estabas pensando?

¿"Ánimo, ánimo"? No quiero admitirlo... Pero fue gracioso.

Gojo se quedó molesto. ¿De verdad no piensas ayudar?

Es tu oportunidad de comenzar de nuevo.

Vamos, sé que estás leyendo mis mensajes.

NO ME DEJES EN VISTO, TÚ-]

[Aquí estoy, que molesta.

No, no quiero ayudar. No creo que sea buena idea.

Solo... Dame tiempo.

Además, ¿quién mierda se cree ese tipo para hablarme de ese modo?

Puede meterse su festival por donde le quepa. Me da igual.]

Lo último que recibí fue un sticker. Regresé a mi habitación, y salí por un breve momento al balcón, viendo el cielo pintado de un hermoso naranja, combinado en algunas partes con lila. La Luna ya era visible, al igual que algunas estrellas.

-Ojalá fuera tan fácil...

Comenzar desde cero, de nuevo. Que puto infierno. ¿Para qué? Nadie de ese estúpido salón, ni de esta estúpida generación va a recordarme... No valgo tanto.

No envidio sus vidas. Envidio su libertad.

Que patética soy. Atada a fantasmas del pasado, incapaz de cerrar heridas que se abrieron hace demasiado tiempo. Recuerdos dolorosos, recuerdos borrosos.

-Deja de llorar, tonta...

Y ahí estaban. Esas tontas lágrimas de nuevo.

Quiero que paren, por favor.

Pero yo no soy lo suficientemente fuerte para detenerlas. Lo odio. Odio ser débil. Odio ser yo.

Y no puedo hacer nada para cambiarlo. Y eso me está matando.

 🌺

Gente hermosa, gente bella; este es el inicio de un fanfic que espero con todo mi corazón seguir. Espero que les guste un montón, y espero puedan apoyarme. ¡Veamos cómo continua esta historia! 

¡No duden en dejar algún comentario, y si gustan una estrellita!

Nos vemos. uwu 

[cry baby; satoru gojo.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora