Día: 5 "Autocontrol"

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La noche aun perduraba mientras que en silencio sentía el recorrido de sus lagrimas por sus mejillas, sentía la impotencia de nuevo, en aquel otro mundo no tomaba importancia, era parte del rebaño, nunca destacaba, lo mas heroico fue su muerte y aun así rápidamente olvidada, un beta tenía lo que consideraba una vida perfecta, en ocasiones deseaba regresar a esa realidad, vivir una vida sin emociones intensas que hagan perder la racionalidad, no sentirse un objeto de investigación y no tener que comportarse de una manera distinta a la que su naturaleza le exigía, sus latidos comenzaban a ser el centro de atención, dolía aunque por su mente la idea fuera un chiste.

Lo consideraban un líder, admirable rey sin comparación, en su ciudad albergaba a aquellos que los reinos vecinos dejarían a su suerte en el bosque, a aquellos débiles que su propio pueblo dio la espalda, sentía culpa, quería abandonar todo, regresar a aquella cueva oscura donde renació y preservar su propia existencia como un secreto, aunque le lastimara la idea de complacer a aquellos que lo asechaban, estaba contra la espada y la pared.

Todas las ideas retornaban en su mente y las ideas nuevamente se perdían en un territorio desconocido, su conocimiento pasaba para tres castas que imaginaba únicas, pero aquí el pueblo se auto discriminaba, denigrando a los más cercanos.

No sintió como aquella presencia lo observaba desde lejos, supuso que la brisa fresca era el viento que acercaba a su nariz el olor dulce del pan, uno recién horneado que invadía los sentidos y propiciaba a permanecer enfocado en esa claridad, por momentos divagaba entre sus molestias y la razón, pero cada vez el olor invadía más y más, sacándolo de sus casillas.

Razono en ultimo momento, el sonido tenue de una voz llamándolo se revolvía con el caos que mantenía, reconocía ese aroma a la perfección, le recordaba a su viejo hogar, aunque este lo hubiese olvidado.

Retomo su control por cuestión de segundos, los cuales solo alcanzaron para tomar aquella mano que intentaba tocarlo, la tomo con fuerza alzándola por los cielos, no era mucho lo que la podía levantar, aunque su estatura lo invitaba a doblegarse nunca podría ser así.

Aquel aroma comenzaba a ser mas agresivo, invadía sus sentidos y lo comenzaba a enloquecer, no podía ser un error, era una de las personas que habia elegido.

Souei lo miraba incrédulo pensando que se habia acercado con precaución, miraba como este perdía la mirada entre las sábanas que envolvían sus piernas, las hojas que entraban por la ventana reposaban en su cabello opacando el azul tan claro que la caracterizaba, fue un impulso que quería ocultar, reconocía su debilidad pero no podía actuar ante ella, reconocía como desde el momento donde su cuello habia sido marcado la codicia lo habia envuelto, pero no parecía importarle, era un omega con actitudes poco adecuadas para su raza, habia sido denigrado y desdichado, quería vivir en la negación aceptando un destino que ya estaba escrito pero la impotencia podía más, siempre fue capaz de defenderse y lo habia demostrado, no existiría alguien que pudiera hacerle frente, incluso ante circunstancias poco favorables, ahora se encontraba en esa posición, sabía que su fuerza física podría ser superior, pero no le molestaba, permanecía sereno ante el tacto ajeno que lo mantenía cautivo entre sus manos, una tan pequeña que sutilmente transmitía una ligera sensación de calor.

Estaba ahí esperando pacientemente la respuesta hacia una pregunta que o habia formulado aun, lo miraba reacio esperando que hablara, pero no fue capaz de comprender, sintió como era llevado hacia la cama, aquella fuerza que sentía poder ser superior actuaba en su contra recostándose en aquel conocido lugar, sus ojos solo seguían aquellos movimientos, una mirada perdida y un ceño fruncido, entonces lo comprendía, no sabía que podría pasar.

Junto sus manos hasta llevarlas arriba de su cabeza, ahí prisioneras las mantuvo por lo alto mientras que sus piernas inmovilizaban sus caderas, en aquella posición podría escapar, lo habia hecho en otras ocasiones, pero era el quien lo mantenía, su fragancia provocaba que sus piernas temblaran, y aquella actitud domínate lo doblegaba, aunque no quisiera aceptarlo, se mantuvo callado esperando su respuesta, inerte ante la situación.

Solo se dirigió a su cuello delineando la marca que mantenía en su cuello, no la alcanzaba en su totalidad, solo aquellas cicatrices cercanas que lo provocaban, no era igual, esperaba escuchar su nombre y ser invitado con gentileza a dormir entre sus sabanas, aunque esta nunca habia sido nombrada.

Sentía como sus labios eran aprisionados y unos afilados dientes presionaban dejando un camino tenue de sangre, el sabor metálico se revolvía entre los dos, saboreaban aquella esencia de sus cuerpos mezcladas con la codicia de nunca terminar, cada vez más profundo la presión en sus manos impedían que sus cuerpos se envolvieran compartiendo su calor, aun así elevaba su temperatura y respiración, se sentía abrumado, la ventana impedía que sus feromonas se mezclaran en exceso, aunque las de Rimuru las definía más como un calor tenue, comenzaba por la espalda y poco a poco subía, manteniendo esa comodidad, pero al mas ligero movimiento esta quemaba y a su vez brindaba una corriente eléctrica que estimulaba sus sentidos, era un lujo presenciarlo, las feromonas de un Sigma tan variantes que armonizaban con la de su pareja, una especie de premio y castigo, un objeto de envidia.

Suprimía sus quejidos cuando su respiración comenzaba a entrecortarse, sus manos ya estaban libres, pero estas yacían sin fuerza sobre su cabeza, quería alcanzarlo, pero esta cada vez mas lejos suprimía su codicia.

Rimuru actuaba extraño, sus caricias eran dolorosas, como si la concentración fuera olvidada, no habia muestras de afecto, solo arrebatos de lujuria que compensaban las necesidades, pero Souei era sensible ante esto, no lo acariciaba donde quería, no demostraba su afecto, no sonreía.

Volvió su conciencia a la realidad, su cuerpo ya invadido por unas manos ajenas doblegaba su pecho ante roces constantes, sus pezones como botones rojos ya se demostraban hinchados ante las mordidas, no noto cuando sus prendas habían sido arrebatadas, su cuerpo expuesto mientras que el solo dejaba sus huellas, como si fuera una evidencia de que era de alguien, como un objeto, algo que nunca habia aceptado.

Retomo su coraje llevando aquel cuerpo al suelo, el impacto del golpe habría llevado a cualquiera al enojo, pero Rimuru solo abría sus ojos, entre asustado y sorprendido – Nunca acepte esto, Rimuro- sama – Su voz quebradiza intentaba mantenerse firme, sus instintos le pedían doblegarse ante ese hombre, pero su razón comenzaba a ser más fuerte – No quiero esto – Dijo por ultimo esforzándose rebajar el temblor de su cuerpo, lo odiaba, la razón comenzaba a esfumarse, con ella se iba la fuerza y poco a poco su conciencia, el deseo de obedecer su cuerpo como lo habían estigmatizado, una máquina para concebir.

Ahí mantenía su cuerpo, nada frágil o blanco, su piel oscura llevaba miles de marcas como si fuera parte de un ganado, una sensación que pensó nunca volver, pero en esos momentos comenzaba a desesperar.

Solo se mantenían en silencio – Lo siento... soy un imbécil, Souei en verdad lo siento – Dijo tenuemente mientras que llevaba sus manos a su rostro – No quería lastimarte – Llevo sus manos a sus ojos, desde que se habia convertido en rey demonio sus intentos lo doblegaban, la razón se perdía y el autocontrol no era suficiente, sabia como sus marcas marcaban autoridad en aquel cuerpo, mas siendo un omega, su razón habia vuelto y con ella lo acompaño la vergüenza, en alguna ocasión prometió protegerlos, pero solo lo estaba lastimando, física y emocionalmente.

Todo era nuevamente un caos, sus ojos ardían, pero una tenue risa lo saco de ese oscuro pensamiento, suprimió su lamento y el control volvió en sí, habia un hombre hermoso sobre de él, temblaba, pero no hacia frio, lloraba, pero no habia dolor, solo sus instintos controlaban la situación, pero ese momento ya habia acabado.

Elevo sus manos hasta alcanzar nuevamente su cuello, la marca de sus dientes ya estaba completamente curada, la podía sentir al tacto y no perdía oportunidad para acariciarlo, sabia que esa era la evidencia que su viejo hogar se habia perdido, pero lo habían bendecido con la prosperidad de una vida envidiable.

Retomo el camino sin antes mirarlo directamente a los ojos parecía pedir permiso para acercarse a a sus labios, era un beso suave pero lo llenaba de emociones, las caricias sutiles por su espalda solo erizaban sus bellos y los sonidos de sus jadeos solo motivaban mas el ambiente, era lo que buscaban, ambos la armonía de una mente conectada, sabían lo que pasaba con el otro, como la sutileza de sus acciones invadiría las acciones del diario, luego se vengaría ante aquella humillación, pero esa noche solo era para ellos, las estrellas aun mantenían su luz, y la noche aun regalaba ese manto frio que los obligaba a mantenerse juntos, solo sonreían idiotizados como si nadie mas los mirara, pero solo en esa situación se habían dado cuenta del publico que los observaba. 

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