IV

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La vuelta al trabajo después de la fiesta fue como siempre; Chloe volvió a ser la detective seria y comprometida con su trabajo, mientras Lucifer volvía a su papel de consultor molesto y divertido. Ninguno de ellos mencionó el baile, ni la conversación en el ático, aunque Lucifer seguía dándole vueltas a aquella noche y al beso que ella le había dado en la mejilla. No significaba nada más que agradecimiento, pero una parte de él quería pensar que había sido más que eso, al igual que ella quisiera quedarse con él esa noche en vez de ir se con Pierce, que todo iba más allá de querer saciar su curiosidad. Pero una vez más la realidad lo sacó de sus esperanzas al ver a Chloe y Pierce yéndose juntos a almorzar, cuando eso era algo que solía hacer con ella antes de que apareciera él. Le había quitado su puesto en todos los sentidos desde ir con ella a almorzar, hasta acompañarlos en la mayoría de casos que tenían asignados. Ya no eran el dúo con la tasa más alta en cuanto a cierre de casos, ahora eran un trío y no en el sentido divertido de la palabra, algo que lo enfurecía y le dolía a partes iguales.

Lucifer se marchó de comisaría tan pronto como Chloe desapareció de su vista con Pierce. Hoy no estaba para aguantar su presencia, ni soportar como Pierce coqueteaba con ella delante de él solo para molestarlo. Quería que ella fuera feliz ante todo, era lo único que le importaba, pero no podía soportar que su felicidad fuera Pierce, que fuera quien la abrazara por las mañanas, quien la besara, quien la hiciera reír y la invitara a cenar. No soportaba la idea de imaginársela con él en la cama y sobre todo, sabía que Pierce no cumpliría sus deseos más profundos de la manera en que podía hacerlo él, por lo que optó por conducir hasta Lux y ahogar sus penas en whisky aunque no pudiera emborracharse como un humano normal.

Era de noche cuando un mensaje llegó a su móvil; Lucifer se levantó del piano para acercarse al sofá donde descansaba su chaqueta de traje, metió la mano en el bolsillo interno y sacó su móvil.

"Hey ¿Dónde te has metido todo el día? ¿Por qué te fuiste de comisaría?"

El mensaje era de Chloe. Al parecer había notado su ausencia, pero demasiado tarde para su gusto o simplemente no quiso preguntarle antes por si él decidía volver, pensó Lucifer.

"No estaba de humor para quedarme"

Se limitó a contestar por no escribirle que no tenía ni fuerzas ni ganas de lidiar con ella y su nuevo novio o lo que fuera que tenía. Pasaron unos cuantos minutos cuando la respuesta de Chloe llegó.

"¿Estás bien? Sabes que si necesitas hablar estoy aquí"

"Aquí" repitió Lucifer en alto sarcásticamente. "Hace tiempo que ya no estás aquí" dijo él en voz baja para sí mismo.

"No te preocupes, lo estaré. Buenas noches detective"

Zanjó Lucifer apagando su móvil y lanzándolo a la parte más apartada del sofá. No estaba de humor para nada, pero había decidido no ser como uno de esos humanos deprimidos que se encierran para llorar sus penas. El rey del infierno no hace eso; él es mejor que eso. Por lo que fue al baño, se acomodó su cabello, agarró su chaqueta de traje y bajó a Lux a distraerse con alguna de las bellas mujeres que estaban encantadas de pasar su tiempo con él.

En cuestión de media hora estaba rodeado de varias mujeres que coqueteaban con él buscando su atención y deseando llevarlo a la cama, pero todavía no tenía ganas de subir, por lo que alargó un poco más la estancia. Se deleitó con la forma en la que ellas le hablaban, lo miraban, le acariciaban y maldijo el por qué Chloe no era así con él; no buscaba su adoración, pero sí que tuviera interés en él. "Ya lo tuvo una vez y se lo quitaste" se dijo así mismo mientras recordaba cuando se marchó a las Vegas y volvió casado, rompiéndole a ella el corazón. "Le devolviste su libre albedrio y ella lo tomó, acepta las consecuencias" siguió repitiéndose en su cabeza. Así había sido, la había sacado del camino que su padre había determinado para ella y ella había terminado eligiendo a Pierce. Debería estar contento con esa decisión, ella ya no era un peón de Dios, ya no tenía poder sobre ella, ni sobre él, pero aún así ese camino se sintió incorrecto. ¿Por qué no podía aceptarlo? ¿Por qué le dolía tanto?

-Hola Lucifer – dijo una voz entre las mujeres, sacándolo de sus pensamientos.

Lucifer alzó la vista y allí la encontró; Chloe estaba de pie mirándolo luciendo tan deslumbrante como siempre. De pronto el ambiente se volvió pesado y quiso acabar cuanto antes.

-Si me disculpáis señoritas, tengo que hablar con mi compañera – dijo Lucifer dirigiéndose al grupo de admiradoras que ahora lanzaban miradas de odio a Chloe mientras se marchaban - ¿A qué debo el placer de su presencia detective?

-Sé qué te pasa algo Lucifer y quiero saber que es, tú nunca te marchas de comisaría sin avisarme y menos a mitad de un caso en el que necesitaba tu ayuda.

-¿Mi ayuda o mi habilidad para sacarle los deseos a la gente? – escupió él mientras se llevaba una copa de whisky a los labios - es lo único que necesitas.

-¿A qué viene eso? – preguntó ella ante el repentino ataque.

-No me necesitas detective, soy consciente de ello - contestó él levantándose del taburete – creo que eres una excelente detective y tus habilidades para resolver casos son inmejorables. Y si necesitas ayuda, ya tienes con quien contar.

Lucifer apretó su mano sobre el hombro de Chloe mientras le lanzaba una sonrisa ante la mirada confusa de ella y se alejó en dirección al ascensor. Tras unos segundos pensando que había pasado y viendo que Lucifer se marchaba, Chloe decidió seguirle. Ya había entrado en el ascensor y las puertas se estaban cerrando, cuando Chloe entró a trompicones dentro con él.

-Detective deja de seguirme – dijo él mientras se hacía a un lado.

-No Lucifer, no voy a dejarte hasta que no sepa el motivo por el que te has ido hoy y el por qué me has dicho eso – contestó ella acercándose al espacio de él.

-Por favor detective, déjalo – insistió él intentando alejarse un poco de ella.

-No puedo dejarlo Lucifer cuando aparentemente tiene que ver conmigo, ¿no es así?

Lucifer la miró durante unos segundos; se veía abatida por lo que él le había dicho antes, pero también confundida y furiosa porque él no quería decirle la verdad.

-Y si así fuera, ¿Qué importaría? – preguntó con resignación mientras apartaba la mirada.

-A mi me importa – contestó ella casi pegada a él.

Lucifer sintió el calor que ella irradiaba y una chispa de electricidad recorrió todo su cuerpo. Quizás era el momento de decirle la verdad, de jugársela a todo o nada. En un momento desesperado, Lucifer la agarró por las caderas y la volteó, haciendo que ella quedará presionada entre él y la pared del ascensor.

-¿Quieres saber qué me pasa detective? – preguntó él quitando las manos de sus caderas y colocándolas contra la pared del ascensor a ambos lados de la cabeza de Chloe – No soporto verte con él, eso me pasa.

Chloe tragó saliva notablemente mientras mantenía ambas manos pegadas a su propio cuerpo, sin moverse, sintiéndose inmovilizada por Lucifer y viendo como él la miraba intensamente penetrando en sus propios ojos.

-No soporto que me haya reemplazado; que me haya quitado el tiempo que compartía contigo. Odio que casi siempre venga con nosotros cuando hay un caso, que vaya contigo a almorzar, que te lleve a casa – Lucifer hizo una pausa mientras alternaba entre mirar los ojos de Chloe y sus labios – pero lo que más odio es que te haga reír, que te abrace, que te bese, que sea el que está para ti.

-¿Por qué? – preguntó ella con la voz temblorosa en un momento de valor.

El sonido del ascensor anunció la llegada y las puertas del ascensor se abrieron en el ático vacío y semi oscuro; Lucifer vio una escapatoria a todo lo que había dicho, una nueva salida para no enfrentar lo que estaba a punto de pasar, por lo que se separó de Chloe y salió del ascensor entrando al ático. Chloe, que no estaba dispuesta a dejar pasar el momento después de todo lo que había admitido Lucifer, fue tras él y lo agarró por la muñeca, impidiendo que caminara más adentro. Lucifer se giró solo para encontrarse con la mirada esperanzadora de Chloe.

-Lucifer contéstame, ¿por qué te molesta tanto?

Lucifer suspiró derrotado; a estas alturas ya no tenía nada que perder, quizás era mejor terminar con todo esto, por lo que respondió.

-Porque no soy yo detective. 

DignoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora