Capítulo 16

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Dante llegó a la Casa Gotti casi derrapando por el camino sin asfaltar. Era peor para conducir, pero se llegaba antes que por la entrada principal. En cuanto su padre le dijo eso le había colgado y había salido corriendo a por su coche.

Era un asco de marido, mientras habían estado follando no había habido ningún problema, pero en cuanto se tuvieron que comunicar... era nefasto para eso.

Cuando llegó a la puerta esta se abrió de inmediato dejándole ver a Jeffrey.

—Jeffrey, has vuelto. No había tenido oportunidad de verte todavía. Mi esposa...

—Buenos días señor, la señora Gotti está con la señora Gotti. Su madre quiero decir, pero será mejor que no las molesté. Están en el despacho reunidas. Puede ir con su padre, está él solo en el salón de los hombres.

Dante asintió. Si interrumpía a su madre en una sesión no solo tendría que enfrentarse a la furia de su mujer, sino a la de su madre también. No le apetecía tener que hablar con su padre, no quería tener que explicarle cuál había sido el problema.

Se dirigió al salón de hombres donde estaba su padre sentado leyendo algunos papeles, tomando café y comiendo. Dante negó con la cabeza. Tony siempre estaba comiendo, pese a eso siempre tenía una figura delgada y ágil.

—Buenos días, hijo. Siéntate, tienes café. Estaba leyendo una denuncia que han hecho a uno de nuestros locales. Ineptos...

Dante tomó asiento y se sirvió una taza de café para tener algo con lo que ocupar las manos. Tony no paraba de parlotear sobre la maldita denuncia. ¿Qué coño le importaba a él la puta denuncia?

—Vale, ya veo que no te interesa lo que te estoy contando. ¿Qué ha pasado en el paraíso?

—Hemos discutido. —Su padre lo miró fijamente, era obvio que habían discutido, quería algo más. —En el viaje se me olvidó usar preservativo.

Tony dejó de inmediato todo lo que tenía en la mano y lo miró con una sonrisa.

—No me lo creo. ¿Tan pronto? Enhorabuena. Ella es muy joven es normal que esté asustada, luego todo irá bien. Dame un abrazo hijo mío.

Dante se retiró incómodo del abrazo.

—Papá, es al contrario. Soy yo el que no quiere, y esta mañana ella ha descubierto que el desliz no ha tenido éxito y yo me he sentido aliviado, esperaba que no se me notara, pero he fallado. Y aquí estamos.

—Tú... ¿tú no quieres tener hijos? —le preguntó sorprendido.

—No papá, y tu sabes muy bien por qué.

—Otra vez esa zorra. Te amargo la vida una vez y estás permitiendo que te la vuelva a amargar. Escuchame pedazo de imbécil, —le dijo poniéndose en pie y tomando por el cuello de la camisa a su hijo haciéndolo ponerse en pie también—allí tienes a una buena mujer que, tenlo por seguro, te quiere, que te está ofreciendo su vida y tú no haces otra cosa que perder el tiempo pensando en lo que te hizo esa jodida ramera.

—Ya no pienso en ella, pero comprenderás que un hijo... No papá, yo no me puedo unir así a alguien.

Tony negó con la cabeza frustrado.

—Dante, un hijo es lo mejor que te va a pasar en la vida. Es la única persona que te va a querer de forma incondicional desde el primer segundo de vida que tiene.

—Que me lo digas tú precisamente.

—No seas un hijo de puta como lo fue mi padre y entonces ellos te querrán. Aunque quizás yo tampoco haya hecho muy bien las cosas.

Saga Familia Gotti 7: Infierno (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora