Primera cicatriz
°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°
- ¡LUAXANA!
Fue lo último que escuché salir de la boca de Noah antes de sentir un empujón y aquel ruido chirriante, típico de las ruedas de un auto cuando se frena bruscamente. Sin embargo, también llegué a escuchar un golpe... El auto había golpeado algo... O más bien una persona, a mi hermano mayor.
Un zumbido apareció en mí oído, no podía reaccionar y con ello se nublo mi vista, para pasar a ver todo negro.Unas horas más tarde abrí mis ojos, me sentía extraña, como si siguiese en un estado de trance... Escuchaba voces, pero muy lejanas, como cuando tenés los oídos tapados.
- Luaxana, hija... Necesito que reacciones... Por favor
Aquello fue lo que necesitó mi cuerpo para desaparecer aquel zumbido. Mire hacia mi costado izquierdo encontrándome con un señor, un tipo que rondaba los 30 años, con la cara demacrada cuál muerto en vida... Aquel hombre era mi papá, bueno... Es mí papá.
En el momento en que lo miré a la cara, noté como respiró y soltó una bocanada de aire, mientras sus ojos se llenaban de lágrimas, y con su voz entrecortada me decía
- Hijita, mi princesa, pensé que te iba a perder a vos también
¿A mí también? ¿De qué hablaba? No entendía nada. ¿Dónde estaba Noah? ¿Y el auto?
Las siguientes dos horas fueron las más horribles que en mis largos 7 años de vida había atravesado.
Ahora ya no tenía dos hermanos mayores, tenía solo uno, el cual lloraba en silencio a un costado de la camilla en la que me encontraba recostada. Jaime apenas cruzó la puerta y me vió dejó caer sus lágrimas para luego simplemente caer postrado sobre uno de los sillones de la sala que el hospital me había brindado como paciente.Y era obvio, lo entendía, o más bien lo comprendía... Cómo no iba a estar llorando si había perdido a su hermano gemelo, su otra mitad...
Noah había muerto... Aquel auto lo había chocado de tal forma que su cuerpo salió volando por el impacto, cayendo en el medio de la calle, provocando una hemorragia cerebral instantánea, debido al golpe de su cabeza contra el piso duro. Había muerto protegiéndome, porque fue rápido para empujarme para que yo no recibiese el impacto, pero no suficientemente rápido para correrse el también.
Y el conductor, bueno... Borracho hasta la médula... Un hijo de puta. Al volante borracho, a las siete de la mañana, a dos cuadras de una escuela primaria. Por supuesto que iba a ocasionar un accidente. Como el resultado 4 proveniente de la suma 2 + 2, era cantado.
Aquel accidente había provocado la muerte de un nene de 10 años, y a su vez dejó una herida que posteriormente dejaría una cicatriz, y que sería la primera de muchas en la vida de nuestra protagonista.
°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°
ESTÁS LEYENDO
Detrás de las cicatrices
Teen Fiction°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•° Luaxana está hecha de todas aquellas experiencias atravesadas, de todo ese dolor y aquellas heridas... y como todas las heridas, una ves que cierran dejan atrás un montón de cicatri...