El ardor incesante al sentir su piel romperse lo hacía retorcerse en el piso, la humedad en sus prendas se esparcía debido a la abismal cantidad de sangre que salía de la herida en su vientre. Grito de dolor, tan fuerte que creía que sus cuerdas se reventarían; su visión se volvió borrosa por las lagrimas de sus ojos, ante su desesperación lo único que vio en la oscuridad de la noche fueron los ojos carmín que se deleitaban ante su figura, una sonrisa burlona se formo en los labios de su agresor, saboreando con su lengua su sangre que le manchaba las manos; por último, le volvió a sonreír ampliamente, mostrando así los blanqueceos y feroces colmillos.
- Sin dudas eres igual, tu sabor es el que más se ha acercado... - se acerco a su rostro para lamer su mejilla - Felicidades -
Su cuerpo titiriteo con aquellas palabras.
¿Acaso ese sería el cruel desenlace que tendría? No, no podía ser así. Maldijo una vez más a la cruel naturaleza en la que tenían que vivir.
Un grito se ahogó en su garganta, levantándose estrepitosamente de su cama; como si quisiese huir de ese espantoso sueño. Casi sudando y temblando ante esa traumática experiencia, se incorporó a la cama sentándose para poder procesar lo que había pasado en solo fracciones de segundo. Seguía en aquel cuarto de hospital.
Solo había sido una pesadilla; paso saliva con cierta dificultad, suspirando una vez para tratar de calmarse; todo parecía tan real en su sueño y es que cada vez que iba a dormir, volvía a repetir ese momento en el que casi muere a manos de Dio, incluso el dolor era casi real. Se levanto un poco su ropa para poder ver los vendajes que abarcaban casi todo su dorso, cubriendo aquella herida en su abdomen; el tormentoso recuerdo de ver litros de su sangre cubrirle lo golpeo una vez más, cubriéndose nuevamente para despejar su mente.
Se tiro una vez más a su cama, suspirando nuevamente. Su cabeza estaba hecha un desastre, ese horrible momento se volvía a repetir una y otra vez, las palabras del rubio seguían retumbando en su pensar, todos los momentos a lado de ese hombre le causaba un escalofrío por todo su cuerpo.
La figura que yacía descansando en un sillón a unos cuentos metros de su cama, llamo su atención; Jotaro dormía cubriendo parcialmente su rostro con su gorra y con los brazos cruzados para tratar de acoplarse al tamaño del pequeño sillón. Sonrió ladeadamente ante aquella cómica vista.
Recordó que el pelinegro quiso quedarse a cuidarlo por la noche; la ubicación de Dio era incierta y en cualquier momento podría volver para terminar lo que había empezado, por ello es que Jotaro había estado visitándolo todos los días sin falta alguna.
El ojiverde sabia más o menos de la situación estresante por la que pasaba el pelirrojo y lo complicado que debía serle vivir con ese temor, por eso procuraba brindarle esa seguridad.
El verlo ahí con él calmaba su miedo, pero había algo aun que le impedía descansar; la conexión que podría tener Dio con la familia de Jotaro le intrigaba. Había tantas preguntas, pero ninguna tenía respuesta. Por supuesto nada de esas dudas lo volvía ha hacer dudar de la lealtad y cariño que tenía el pelinegro por él, había visto hasta que punto llegaría con tal de protegerlo.
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~Mundos Distintos Mismo Sentimiento~ [Jotakak]
Hayran KurguEl aroma a frutos rojos era lo que caracterizaba a Kakyoin, siendo lo que me atraía a él. Provocando un mi fuerte sentimiento de amor aún que también unos incontrolables deseos por devorarlo enteramente. Un herbívoro como él no debería estar con un...