La lluvia caía como todas las noches, de este mes, veía hacia la ventana mientras ojeaba un libro - Otabek me voy a trabajar - me dijo mi madre, quien era una omega cálida y gentil, trabajaba como enfermera del turno nocturno del hospital, minutos más tarde llegó Christophe, un alfa rubio que tenía el don para hacer tonterías, nos disponíamos a ver una película de terror, era un día difícil ni el ni nadie quería dejarme solo, hoy era otro año más sin ella, sin Sara.
Sara era una omega huérfana, trabajaba en la casa de enfrente limpiando la casa de esa familia desagradable y poco confiable, su cabello castaño y sus ojos grandes, alegres me gustaban, la veía como una niña que quería descubrir el mundo, a mis 12 años, estaba enamorado tiernamente de esa niña que bailaba bajo la lluvia, estaba atontado en su fuerza y amabilidad, un equilibrio hermoso para mí idiota corazón, me sentía encantado.
Era mi compañera de juegos, y la persona que me hacía poner nervioso, solía salir a jugar conmigo, cuando caía la noche, solo hasta que fuera capaz de terminar con sus duras tareas, lo sabía todo de ella, vivío muchos años en un orfanato, me platicaba de lo difícil que era nacer omega en un lugar donde nadie te extrañaría al verte partir, mi alfa se sentía inquieto a su lado, había escuchado de las parejas destinadas, sentía que ella era mi luna y que debía aullarle solo a ella, un amor inocente, leal.
Ella siempre jugaba a mi lado e imaginaba conmigo un mundo mejor, había ocasiones en las que desaparecía, dejaba de verla, ella no me decía nada, pero sabía que sus periodos de calor llegaban cada tres meses, y debía darle su espacio, el sol estaba en su punto cuando ella regresó a limpiar la acera, siempre con mangas largas cubriendo sus brazos, mi madre la veía con tristeza, escuché a mis padres platicar que esa niña de sonrisa hermosa, era golpeada, y ultrajada de muchas formas, mi padre lo había reportado varias veces, nadie había hecho caso, no sabía lo que ser ultrajado significaba, pero al pasar de los meses y su abultado vientre me lo hizo entender, ella era abusada por el hombre de familia, un abogado reconocido, intachable ante los demás, ella desapareció, nadie lo reportó nadie la echaba de menos, solo yo, los periódicos la sacaron en portada, había aparecido sin vida en un contenedor de la ciudad, a mis 14 años había sufrido la muerte de una persona que amaba, de mi primer amor, ese aroma a manzana dejaría de ser el centro de atención, su abultado vientre fue la causa de su muerte, la esposa de aquel hombre supo que de su ser nacería el producto de los abusos de su esposo, quién fue el asesino?, nadie quiso averiguarlo, mis padres reclamaron su cuerpo, tuve un lugar donde ir a dejarle flores, me maldecía por no ser fuerte y mayor para protegerla, me creía un ser debil y hoy era un aniversario más de su partida, disimulaba ser fuerte esperando que el reloj marcara otro día para dejar de sentirme vacío e inútil, por no poder sarvarla, mi celular comenzó a sonar, el número de mi madre apareció en la pantalla, unas llaves en la mesa, de la gaveta de los medicamentos de alto riesgo fue olvidada por ella, era media anoche cuando acompañado de Chris fuimos a dejarle las llaves, las calles de la ciudad lucían solitarias, aumenté la velocidad de mi motocicleta tratando de ganarle a mi amigo, unas hamburguesas serían la recompensa.
La calle principal del zócalo de la ciudad estaba vacía, apreté aún más la velocidad, cuando vi a un niño correr a toda velocidad, mientras otros más corrían tras de él - Ayuda!!! - el sonido de su voz movió a mi lobo, mi lobo araño mi pecho con furia, pidiéndome volver, di vuelta sobre mi eje regresando por el, estaba tirado sin fuerzas para defenderse, mi lobo seguía ansioso por su causa.
Aquellos alfas me dieron pelea, mientras trataba de ayudar a aquel niño, era mayor que ellos, no tuve problema en sacarlos del camino, voltee a verlo, un niño sucio y andragoso temblaba en el suelo sin aire, di unos pasos su aroma apenas perceptible me llamaba a él, como si fuera un hechizo, no detuve mis pasos, alzó su mirada para verme, su cara sucia no me impidió ver esos hermosos ojos verdes alumbrados por las luces tenues de la calle, sus ojos eran unas esmeraldas hermosas, mi corazón latía como hace mucho no lo hacía, el temblaba mientras se desvanecía por el miedo, lo cargué entre mis brazos después de que el me pidió no llamar a la policía, recordé las historias de Sara, y de como muchos omegas corrían más peligro en instituciones que decían cuidarlos pero que sólo abusaban más de ellos, lo recosté en el cuarto de huéspedes avisándole a mi madre de mi hazaña, era un niño que temblaba de miedo, lo arrope delicadamente mientras lo veía dormir, me sentía útil, había salvado a alguien por primera vez, había hecho algo valeroso.
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Mi Único Amor
FanfictionYuri Plisetsky ha sido rescatado de las calles, por fin tiene una nueva oportunidad, de tener su final feliz, pero que sucederá, cuando se enamore de su salvador?. Otabek Altin sin duda es... Su único amor