Tengo que hacerlo, no puedo rendirme sin declararme. Tal vez tenga un golpe de suerte, tal vez si me quieres; pero no lo sabes. No eres bueno en las relaciones interpersonales, no te gusta construirlas y volver a restablecerlas cuando se acaba el in...
Pues bueno gente, lo siento por no actualizar en un mes. Bueno no se si alguien guardo o sigue la historia... porque no me llegaron notificaciones XD. Como sea por si acaso sorry.
Nunca creí que me pasaría, ya tenia la idea hecha pero no tuve la oportunidad. La uni si consume, gente :c . Ya tenia la idea del capítulo pero no sabia como llevarlo a cabo, como escribirlo, mejor dicho; y como reunir mis palabras. Pero bueno, espero haberlo hecho bien. Afortunadamente ya termine el semestre pasando y probablemente actualice seguido. Como sea disfruten del capítulo porque si esta algo largo xD.
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Ser acompañante en algunas de las travesuras de Klee tiene sus desventajas y sus ventajas. Margaret en un principio no sabía si realmente valía la pena estar en cada una de sus travesuras, pero el tiempo paso y ella no dudaba ir con la pequeña elfa si esta se lo pedía; aunque eso significará escuchar los regaños de Jean. Valia la pena cada salida al lago cercano de Agua clara para "pescar" peces. Cryo y pryo podrían ser una gran combinación para divertirse.
Klee era para Margaret su tierna y peligrosa hermanita menor a pesar de no compartir sangre. Justo como Albedo la veía a ella, como a Klee. La joven no quería ser vista de esa manera, desea ser vista como una mujer para él. Pero las acciones valen más que mil palabras, y Albedo no tenia esas intenciones con ella. Ningún rastro de timidez o nerviosismo cuando sonreía para ella, ninguna muestra de felicidad instantánea al verla llegar al laboratorio, ninguna acción que demuestre un deje de amor como los que recitan lo libros de romance de leía, ninguna de estas acciones se manifestaba en Albedo cuando lo acompañaba. Ninguna, pero ella irradiaba cada una de estas cuando lo veía a él. El alquimista no era grosero, simplemente no era bueno en demostrar sus sentimientos y, mucho menos los que no existían.
Nuestra protagonista tenía claro esto desde hace mucho, pero se negaba a creerlo ya que había ciertos dejes de esperanza, pequeños dejes que la ataban a un amor imposible, aún sufrimiento latente. El primer amor siempre será el mas vivaz y el más difícil de soltar. Pero fue aquel suceso de una semana atrás que la hizo desistir de su amor por el joven maestro alquimista.
La joven, durante algún tiempo, había visto a una mujer peculiar a las afueras de la ciudad buscando a alguien. Esta mujer preguntaba a los viajeros y aventureros de paso por un hombre llamado John. Fue cuestión de tiempo para que la mujer también le hiciera la misma pregunta que a todos los demás.
–¿Conoces a John? Es un aventurero de cabello castaño y ojos azules. Tiene una actitud algo sería y tosca, pero es muy amable ¿Qué de donde lo conozco?
–Eh... Yo...–la desconocida no la dejo continuar interrumpiendola animadamente.
–Lo conocí en uno de mis viajes por Sumeru. Me ayudo en cada una de las aventuras que hice alrededor de la nación, pero lastimosamente no pudimos terminar de explorarla, debido a que tenía que regresar a su país natal, Mondstadt. Si llegas a verlo por favor dile que Rebecca, la tenaz; la está esperando como se lo prometí. –La joven mujer llevaba meses preguntando por el joven John, que parecía increíble que no hubiera desistido pero la confianza que transmitían era innegable, la mujer creía en el hombre.
