Aida al oír ese nombre lo reconoció, le recordó a la doctora, al encender las luces y al verla, efectivamente era ella.
-¿Qué pasó? – y la sentó en el sofá mientras iba al baño por el botiquín de primeros auxilios, al encontrarlo desinfectó la herida y la sujetó con algodón.
-Mí novio… me apuñaló… - y se quejó levemente.
-¿Cómo llegaste aquí?- y la miró.
-Vivo… vivo en la casa de al lado… no sabía que esta… era tu casa… - y comenzó a desmayarse poco a poco.
-No cierres los ojos – ordenó – mientras buscaba el teléfono de línea, al encontrarlo llamó a la ambulancia la cual llegó rápidamente se la llevaron al hospital más cercano, dónde ella trabajaba.
Se puso los guantes nuevos que su madre compro y fue a la casa de Linda, tocó la puerta y un hombre abrió, estaba fumando y bebiendo.
-¿Hola? – dijo de mala manera.
-Hola, ¿Está Linda? – y sonrió.
-Amm… no, salió, ¿Quién eres? –
-Una amiga, ¿Puedo esperarla? –
-Si, pasa – dijo extrañado.
-Que raro que salió a esta hora – y lo agarró de la cabeza para golpearlo contra la pared y dejarlo aturdido, lo arrastró hasta el sofá y lo acostó para mirarlo – Dime dónde están las herramientas – y arqueó una ceja.
-Vete a la mierda – y le escupió a los pies.
Eryx impaciente apretó sus testículos fuertemente haciendo que grite, pero ella le tapó la boca.
-Preguntaré de nuevo, ¿Dónde están las herramientas? – y quitó la mano de la boca y de sus partes.-En… en el cajón… en el último… allá en la cocina… - y señaló quejándose del dolor.
-Gracias – y camino hacia allá, las encontró rápidamente, agarró unas pinzas, un martillo y una maza que estaba apoyada contra la pared, sonrió y las llevó para dejarlas en el suelo y sentarse en una pequeña mesita de madera que estaba en frente del sofá. – Oh… casi lo olvido – Y se levantó -¿Tu cuarto?
-Allá… - y señaló a un pasillo.
-Muy bien – y caminó hasta llegar a un cuarto grande, buscó en los cajones unas medias las cuales usó para meterlas en la boca de aquel hombre y evitar que grite. – Veamos… no conozco mucho a Linda… pero me trató muy bien, y me cae bien, ¿Cómo fuiste capaz de hacerle eso? Me das a entender que eres ese típico que se cree superior a las mujeres y solo es un niño asustado – y tomó las pinzas – Lamentablemente no existe un hombre superior a nosotras – aclaró para arrancar una de sus uñas. Aquel hombre se retorcía de dolor, intentaba gritar pero no podía, sentía como que aquel dedo se le prendía fuego, le ardía, sentía como la sangre brotaba. – Quiero que pienses en algo – dijo mientras le sacaba otra uña – Seguramente Linda te pidió que pares mientras tu la golpeabas, ¿Verdad? – y lo miró. Aquel hombre no respondió solo lloraba y se quejaba - ¿Verdad? – y le arrancó otra uña bruscamente, en ese momento él asintió. – Bien, ella te pidió que pares, y seguramente tú ahora mismo estás pensando en tu cabecita de deficiente que me detenga, ¿No? – y dejó la pinza en la mesa mientras lo miraba y el chico asustado y adolorido asentía. – Bien, ¿Por qué debería hacerlo? – y agarró la maza para romperle la rodilla de un solo golpe y luego la otra rodilla. – No creo que me des una buena razón – y rio hasta que oyó a la policía que se acercaba – Oh, vienen por ti – y rápidamente manchó sus dedos con sangre que había en el suelo y en la pared hizo aquellas caritas que hizo cuando asesinó a los Franklin, cruces en los ojos y una sonrisa, al terminar rápidamente tomó la maza y lo golpeó dos veces en la cabeza, fue suficiente para matarlo, ahora sí, era tiempo de correr, salió por la ventana del cuarto de Linda, corrió hacía su hogar antes de que llegue la policía.
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Aida
HororUna niña, llamada Aida fue secuestrada, vendieron su cuerpo para ganar dinero, sus padres biológicos la encontraron después de mucho tiempo, pero ya no sería la misma niña que conocían. Habla con Eryx, su reflejo dónde le cuenta todo. Eryx la proteg...