Yo. Vas Happenin. He decidido empezar mis notas con mi característico: Yo, Vas Happenin.
Weno, al punto, el tema, el grano. A propósito, tengo uno en mi oído y no saben cómo lo odio.
Ya me distraje. Esta historia, me vino de un chute de inspiración. Bueno, eso y el sueño que tuve que casi me hace cagarme encima.
Decidí no poner una descripción muuuy detallada...
La descripción:
Zombies, no copyright.
Así que acá les explico un poco de que guanabanos va esto.
Como ya dije, de noche me levanté a tomar agüita, volví a la cama y luego de sin querer golpearme la cabeza, me dormí.
El primer sueño, me desperté luego de soñarlo. (Obvio). Trataba de yo, con dos personas que no conocía, que primero estábamos en el parque, uno de colinas verdes, no tan grande.
Nos venían a buscar unos tipos con una especie rara de uniforme, nos subían al subte, o sea, primero bajábamos.
Ahí, decían que debíamos acatar unas ordenes y demás. Y llegaba el subte. Todo empezaba a moverse, y subíamos, sin pagar sube. Genial.
Dentro, eramos algunos, no muchos. Estaba yo, las dos personas que iban conmigo, y 4 o 5 más.
El tren se bamboleaba y llegábamos a otra estación. Bajábamos del subte, y estábamos en una base militar con estacionamiento como el de un supermercado, gigante.
Subíamos por las rampas para los autos (nos creíamos autos) y llegábamos a un piso del estacionamiento.
Nos metían detrás de una gran reja, donde había más chicos. Como los modales nunca faltan, saludé. Solo una chica, que de lejos se notaba que tenía una discapacidad, me saludó.
Sonreí y nos juntamos en la edquina de ese espacio.
Estábamos rodeados de autos, y una señora empezó a recorrer los pequeños grupos con una especie de abrochadora.
Ví como todos le ofrecían su brazo y ella les aplicaba esa cosa. Salía un poco de sangre, pero con esa sangre en el aparato ella "abrochaba" a las dos personas de al lado. Luego, la limpiaba.
Se acercó a nosotros. Me pidió que le extienda el brazo, me negué. No iba a dejar que me abrocharan el brazo. Además, la cara de esa señora me sonaba.
Con una expresión fastidiada, tiró de mi brazo y usó esa cosa. Sentí como algo traspasaba mi piel y apreté mis labios. Repitió el proceso con mis compañeros y luego la limpió. Me señaló a mí y dijo:
- Tú serás, Apolo, que es mezcla de Ares y Atenea. Te regirá Capricornio. Utiliza las Artes y el cerebro que tienes. No olvides tu fuerza física
Señaló al chico de mi lado y le dijo:
- Tú serás Eros, que es mezcla de Ares y Afrodita. Te regirá Escorpio. Utiliza tus brazos y tu velocidad. No olvides tu poderío con las palabras.
Señaló a la chica y le dijo:
- Y tú, serás Hera, mezcla de Eris y Ares. Te regirá Géminis. Utiliza tu engaño, tu ingenio. No olvides que tienes que ser leal. Toma ejemplo de tus amigos.
Luego nos señaló a cada uno y con cara seria dijo:
- No pueden separarse. No pueden matar al otro. No pueden sacrificarlo. Si a alguno lo matan o declinan, los otros deberán seguir. Están ligados por sangre. Apolo, Eros y Hera. Espero que ganen.
Se dirijió al grupo que estaba apoyado en la reja y repitió el proceso. Eros abrió la boca.
- ¿Por qué no recuerdo mi verdadero nombre? Estoy seguro que Eros no era mi nombre.
Me encogí de hombros. Cuando divagaba en el parque, también me sentía perdido. Como si no supiese algo sobre mí. O por qué estaba en el parque. Asumí que estaba para jugar o caminar.
- Teniendo en cuenta que tampoco yo puedo recordar ni mi nombre, edad, en qué era bueno...no te puedo despejar ninguna duda, lo siento.
La chica nos miró.
- Entonces, supongo que yo seré Hera, tú- Señaló al otro chico- Eros, y tú, Apolo.
Recuerdo haber pensado eso.
- Pero igual podemos sacar cosas de eso. No recuerdo nada sobre mí, pero sí sobre cultura. Apolo era el Dios griego de la música, el teatro, el arco y flecha, cosa que compartía con su hermana gemela Artemisa. Era el Dios del sol y del oráculo de Delfos, la Isla donde había nacido. Él no era hijo de Ares y Atenea, sinl que de Leto y Zeus. O sea, eso nos empieza dar una pista. Cada nombre y cosas a utilizar es algo que nos ca a beneficiar. Si me dijo que use las Artes, debo ser algo bueno para eso. Por otro lado, si dijo Atenea, debe ser por un pemsamiento estratégico y analizador. Si dijo Ares, me parece que se debe al temple, porque Ares se caracteríza por la valentía. Si dijo que me regía por Capricornio, me estaba advirtiendo, o a ustedes, que puedo llegar a ser una persona muy fría, aunque no lo creo. Puedo parecerlo, pero algo me dice que Eros y yo nos sacrificaríamos.
Tomé un respiro. Señalé a Eros.
- Ah, sí. Yo tengo al fuerza, tú la velocidad. Ella lo dijo. Eros, hijo de Ares y Afrodita exactamente como en el mito. Eros es, en su forma romana, Cupido. Algo en que se equivocaron los romanos fue en pintarlo como un bebé con arco, porque Eros era muy poderoso. Con el físico de su madre, encantaba. Con la crueldad y valentía de su padre, mataba a pueblos enteros. Te rige Escorpio, la constelación del misterio y los secretos. También, eres alguien muy caliente, según el signo. No olvides tus brazos. Es obvio que ejercitaste, y que tus brazos nos pueden ayudar en lo que sea que tenemos que hacer. Tu velocidad se complementa con mi fuerza. Y tu poderío de palabras, eso significa que eres una persona que sabe comvencer a los demás. Eso fue una advertencia y un consejo al mismo tiempo.
Prácticamente, sentía los engranajes de mi cerebro rodar. Miré con el ceño fruncido a Hera.
- Ella dijo que eras una mezcla de Eris y Ares, lo cual en el mito es exactamente al reves. Hera es la madre de los gemelos Eris y Ares. Eris respresenta al discordia, es quién empezó la Guerra de Troya. O sea, sin ofender, tenemos que cuidarnos de tí. Si dice que te rige Géminis, quiere decir que eres una persona algo cambiante, bipolar. Pero de todas maneras, Hera es la diosa de la fidelidad, es fiel, por eso supongo que Géminis. Eso nos advierte a los 3 que eres alguien cambiante, que puede ser súper fiel, pero en um segundo puede pasar a ser como Eris, a traicionar. Utiliza tu engaño. Eso nos dice que, combinada con Eros, nos pueden sacar de varios problemas con engaños de palabras. No olvides ser leal. Eso está clarísimo.
Eros asintió. Se miró el brazo, donde había quedado una marca. Una paloma de dibujaba al lado de un corazón en llamas. Busqué en mi brazo lo mismo. En el mío había un arco, con um casco en llamas. Un lobo bien chiquito precedía todo, como si fuese su guardián. En el brazo de Hera había un carnero, y una manzana.
- TODOS LOS GRUPOS, DIRÍJANSE A LA ENTRADA DE LA PUERTA. NO PODEMOS BLOQUEARLOS MÁS.
Esa señora salió por una puerta trasera que fue bloqueada. Miré las paredes, fijándome en la numeración de los estacionamientos. En caso de necesitar huir, ya sabía donde.
- Si por algún motivo necesitamos huir, está esa puerta de ahí. Pero solo la usaremos en caso de emergencia.
Eros asintió y Hera solo miró la puerta. De repente, sonó un chirrido y la reja fue abierta. Un claramente militar empezó a gritarnos que nos movamos, para salir del cuartito que se armaba entre la reja y la pared.
Las luces amarillentas iluminaban poco y nosotros salimos. No tenía el mejor presentmimiento sobre esto, y nadie nos había dicho qué hacer.
Nos movimos entre los autos. La atmósfera estaba cargada de tensión. Inconcientemente, nos apiñamos más.
Un grito de horror y otro de dolor rompió el silencio. Eso, obviamente, nos alertó de peligro.
Busqué algo con lo que defenderme. No vi nada. Abrí la puerta del auto de nuestro lado y me cruzé por encima de los asientos. Tomé con una mano la palanca de cambios e hice presión. Se soltó fácilmente, dejando un lado metálico y puntiagudo a la vista. Yo ya tenía un "arma".
Arranqué la cosa esa de freno, y se la pasé a Eros. Él lo recibió agradecido, y con un movimiento que parecía practicado, bajó la palanca como si de un martillo se tratase contra el capó y lo arrugó todo.
Me alertó el sonido detrás mío. Miré por la ventanilla y pude ver a una persona del otro lado. Su piel parecía normal, por eso fueron los ojos lo que me espantaron y avisaron.
Saqué el pedal y salí del auto. Se lo lancé a Hera y susurré un medio grito:
- Vamos, vamos, vamos, corran.
Sin hacer preguntas, comenzaron a correr, siguiéndome. Doblamos en una esquina, solo para ver más. Nos lanzaron una mirada larga y siguieron deambulando.
Eros se me acercó y preguntó:
- ¿Por qué nos escondemos?
Le señalé las personas.
- ¿Les ves los ojos?
Eros dijo que sí con una cabeceada. Observamos mientras caminaban por ahí, hasta que logramod ver a otro grupo acercarse. La chica, que parecía haber sido designada como líder, se acercó tambaleante a una de esas personas. Con actitud demandante, pero sin nada con qué amenazar o defenderse le exigió:
- ¿Quiénes son?¿Qué hacemos acá?
La persona a la que se le había acercado era un hombre de mediana edad, con el pelo cruzado por las canas. Tenía un brazo aplastado y en la camisa, del lado del corazón, una mancha. La ignoró por completó. Ella se mordió el labio, hasta hacerlo sangrar.
En el momento en que ella había comenzado a sangrar, todos los deambulantes se dieron vuelta y la miraron. Sus miradas vidriosas y dementes se aclararon lo justo para empezar a moverse con rapidez hacia la chica.
Ella retrocedió, pero el hombre con quien había intentado hablar le agarró el brazo con fuerza.
Traté de levantarme, pero Hera me había agarrado a mí. Me tiró hacia atrás, mientras yo peleaba para ir a defender a la chica.
Eros me tuvo con la otra mano y la oelea se igualó.
- Ya entendí. No sé si tenemos que acabar con ellos, si tenemos que huir, pero eso vamos a hacer. Vamos a escapar, ya. Se comen a las personas, porque son muertos en vida. Por eso los ojos. Vamos.
Hera nos empezó a empujar, y caminamos agachados entre los autos. Cada vez que doblábamos una esquina, ella sacaba su espejito y se fijaba que no hubiese nadie.
Legamos a la reja. Volvieron a hablar por los parlantes.
- SOLO QUEDAN 3 GRUPOS, 8 PERSONAS PORQUE DE UNO MURIÓ 1. NO SE VAYAN, HAY QUE DETENERLOS.
Los miré con urgencia. No podíamos escapar por la puerta porque estaba bloqueada. Nos dimos vuelta.
Recuerdo perfectamente el rostro de la chica que me había saludado, mitad mordido. Sus movimientos no eran lentos, no. Ya no eran torpes como antes.
Muchas personas, chicos, de distintas edades y con distintos mutilamientos en el cuerpo. Si lp que habíamos acordado iba a funcionar, teníamos que bajar por la rampa de autos.
Pero en el medio, una horda de verdaderos zombies.
Siempre era mejor con dos espadas en cada mano, eso supuse. Con Eros, rompimos las rejas para tener algo con que defenderse. Hera agarró su pedal y otra vara de metal.
Corrimos hacia ellos, cuidándonos de no sangrar para no alertarlos. Golpéabamos a quien se interpusiese, pegábamos patadas, manotazos, varazos, todo para despejar el camino.
Mientras pasábamos, yo cantaba. Eros corría y se movía de un lado al otro, era imposible agarrarlo. Y Hera se lucía con sus engaños.
Tomó el riesgo y se cortó la mano. Lanzaba sangre lejos suyo para que fuesen a ese lugar, pero volvían. Un truco muy estúpido, pero funcionaba y eso bastaba.
Hasta que la agarraron. Su grito nos alertó, pero era tarde. Le agarraron el brazo y de una mordida, le arrancaron gran parte.
Su samgre me salpicó, dado que yo estaba unos 5 pasos atrás. No había manera de salvarla, así que asentí hacia Eros. Corrimos mientras todos se lanzaban contra ella. Llegamos a la rampa, con intención de saltar, pero era demasiado alto. Saltar hubiese sido un suicidio.
Doblamos y corrimos rampa abajo. Ví como distintos autos desfilaban, y avisté el característico negro y amarillos de los taxis. Extendí la mano, que ya no cargaban con los palos y frené al taxi.
Nos subimos y miré arriba. Desde la cima de todas las playas de estacionamiento, una señora nos miraba. Y sonreía con orgullo.
Fue entonces que empecé a recordar. Mi gemelo, mi vocación...recordé todo.
Yo entrenaba para ser militar, y la última prueba para eso era parar a los zombies, dado que estaban por vencernos. Era una última prueba, que consisitía en olvidar todo y ser extraños. Miré a Eros y recordé su nombre, Luca. Recordé a Hera, que se llamaba Maggie. Y luego, de mí.
Esto era solo la simulación. Ahora, vamos camino al campo de verdad. Y vamos a tener que prepararnos.
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