Capítulo 14. Astuta pelirroja

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El desconocido del Buick se apeó en la 84 este, entre la Primera y la Segunda Avenida. Anduvo tranquilamente hasta M. Rohr's, una coqueta cafetería a pie de calle, y traspasó la cortina de flecos hacia su interior. Al poco reapareció y tomó asiento en una de las mesas exteriores. Se llevó un cigarrillo a los labios y echó la cabeza atrás al expulsar el humo.

—¿Crees que está esperando a la señora Harden? —inquirió Aurora.

—Viuda Harden —puntualizó—. No creo que busque a otra persona. Kelly va a recibir una ingente cantidad de dinero, sobre todo si tiene en mente ganar la demanda. Ese tipo no parece necesitar otra cosa más que dinero y un cuerpo bonito.

—Asumes que ese hombre no tiene muchas luces.

—¿Tú se las ves?

Aurora enarcó una ceja punzante.

—No puedo permanecer en el coche más tiempo. Estoy empezando a notar hormigueos por todo el cuerpo.

Obviando la boca abierta del escritor de la que sabía que escaparía un reproche, salió del duesenberg y se inclinó sobre la ventanilla sin perder de vista al desconocido.

—Espérame aquí. Voy en busca de información.

—Ten cuidado.

—Sé cuidarme sola, Queen.

Se quitó la goma que recogía su melena en una cola alta y se arregló el cabello con unas sacudidas. En el espejo retrovisor corrigió el maquillaje algo diluido y peinó algunos mechones hasta quedar satisfecha.

—¿Bien? —Se volvió hacia el escritor.

—A ese hombre se le va a caer la baba. —En su interior reconocía que a él acababa de ocurrirle lo mismo. 

Observó a Aurora marchar mientras se mordía la lengua para contenerse y que de su boca no surgiera una alternativa elaborada por sí mismo. No tenía todas consigo de que aquella estrategia espontánea resultara exitosa, pero conocía a Aurora. Era lista y perspicaz. Si jugaba bien sus cartas, aquel hombre estaría comiendo de su mano en poco tiempo.

Aurora se encaminó con decisión hacia la cafetería. Pasó junto a la mesa del desconocido, que la examinó con visible descaro, y se detuvo como si acabara de darse cuenta de que andaba en dirección equivocada.

Desde el duesenberg, Ellery vio como Aurora y el amante de Kelly reían abiertamente. Luego el desconocido sacó un mechero y encendió el cigarro que Aurora se había colocado entre los labios. Unas palabras más acompañadas de una trabajada picardía, y el hombre señaló el asiento contiguo, encantado de disfrutar de la presencia de aquella belleza caída del cielo.

—Esta pelirroja... —Recostado contra la puerta del coche, Ellery disfrutó del espectáculo de la mujer que, con manos sutiles de ladrona, le había arrebatado parte de su cargamento de nicotina.

*

—Es usted muy amable. —Aurora sonrió—. Perdone si le estoy importunando, ¿espera a alguien?

—Es posible, pero su compañía es más que bien recibida —apreció marcando sus facciones sonrientes.

—Supongo que un hombre como usted no perderá ni un minuto de su tiempo en soledad. Siempre rodeado de mujeres, quiero decir. Intuyo que no le darán ni un respiro. Además, me suena su cara. ¿Es actor?

El hombre rio con vigor y compuso una trabajada expresión con la que había aprendido a fascinar a quien tuviera delante.

—En absoluto. He hecho algún que otro casting, pero todavía no ha visto triunfar esta cara. Dele tiempo.

[4] Ellery Queen: Copias Casi PerfectasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora