Sunghoon era un vampiro y todo el mundo lo sabía. Era algo demasiado obvio, debido a que el chico no salía de su casa casi nunca y cuando lo hacía se cubría demasiado, además de su piel lechosa y pálida, además aquellos notorios colmillos que tenía en sus dientes.
Nadie se acercaba a él demasiado, solo si era necesario.
Claro que eso cambiaba en cuanto a Jake.
Shim Jaeyoon era un chico curioso, quizá demasiado. Desde que conoció a Park no se le despegaba ni por un segundo, todos los días iba a su casa sin falta; pidiéndole que le enseñara cosas y hablándole del mundo exterior.
Sunghoon fue grosero al principio, a tal punto que logró que el chico se fuera llorando cuando lo asustó fingiendo que lo mordería.
Claro, que el susto no duró demasiado ya que al día siguiente el chico fue como si nada y Sunghoon tuvo que disculparse.
Al final, al vampiro le comenzó a agradar el adorable chico que le traía galletas los martes y pastel los sábados.
Sunghoon llevaba demasiado tiempo solo y con demasiado, era decir poco, ya que hace muchas décadas que no estaba con alguien y se le hacía difícil poder socializar con alguien.
—¿Cómo fue tu día, Hoonie hyung? —cuestionó Jake entrando con su típica sonrisita y sus mejillas completamente rojas por haber corrido más de dos cuadras para llegar a la hora.
El nombrado no le respondió, tampoco le dirigió la mirada, simplemente siguió tomando de su taza.
—¿Qué tomas? —preguntó de nuevo el castaño, sentándose frente a él.
—Sangre.
Jake hizo un puchero.
—No juegues con eso, sé que no es sangre.
—Y si sabes que no es sangre, ¿para qué preguntas?
—Sigo sin saber qué es~
Sunghoon suspiró y se volteó para acercarle la taza a su boca.
—¿Qué haces?
—Calla y abre.
Jake con el ceño fruncido abrió la boca y bebió de la taza.
—¿Chocolate?
—Mmjum.
—¡Yo quiero!
Sunghoon negó, intentando contener su sonrisa al ver el rostro del chico.
Adorable.
—No.
—Hoonie-
—Te he dicho que no me digas Hoonie, por algo me llamo Sunghoon.
—Hoonie es más lindo. Anda, dame.
—No, nunca, jamás.
—¿Y si te doy un besito?
Okey, eso lo había tomado por sorpresa.
En sus años de aterrorizar humanos desde los 80s, hasta que los vampiros se volvieron algo común, nadie nunca le había pedido un beso.
—¿Q-Qué?
—¡Un besito! Y si le gustó me da del chocolate.
—¿Qué te pasa? —preguntó Sunghoon con el ceño fruncido, alejándose del chico que ahora se sentó junto a él.
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𝗩𝗔𝗠𝗣𝗞𝗜𝗦𝗦𝗘𝗦
Short StoryJake quiere un besito de su dulce y amargado vecino, Park Sunghoon; el vampiro. © adaptación autorizada, todos sus respectivos créditos a B0YFSO0K41. prohibida la modificación, adaptación y/o copia de mi versión.