XVIII🍁

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Caminaron fuera de la panadería para volver justo al mismo lugar de su primer encuentro. Dónde había empezado todo, y ahora estaba destruido. Tal vez no, ¿Pero?

Se detuvieron y se sentaron a lado del lago, había tensión en sus miradas. Esa mirada de querer arreglar todo, esa mirada de rencor y esa mirada de nostalgia.

—Bien, habla...—Soportar las ganas de llorar era difícil para Oscar.

—Perdón por esto, sé que hice mal, solo quería evitar tantos problemas...El día en el que te vi por última vez, antes de discutir, justo ese día mi madre decidió castigarnos a mí y a mis hermanos, ella sospechaba y yo ni tenía tantas opciones, fué mi culpa por tomar una mala decisión, después de que los días de castigo terminaran yo me sentía tan mal, estaba sumergido en mi desgracia y seguía sin poder darme cuenta de mis idioteces. Después de la discusión caí en cuenta, me jodí a mí mismo y por mi propia culpa, si, no pensé en que me harías tanta falta, no, no lo hice, y cuando quise arreglarlo tú ya no estabas... Me destrocé a mí mismo en un jodido intento de hacer lo mejor... Y lo siento tanto.—Una lágrima desbordo uno de los ojos del pequeño.—Entiendo que no aceptes esto, solo te quería dar la explicación que necesitabas desde un principio.

—Te busqué todos los días que no estuviste, tú solo llegaste y con la manera más cruel decidiste dejarme. Acepto tus disculpas, mi corazón intenta hacerlo... Te dije que yo te ayudaría y aun así no confiaste pero no te juzgo, no te di el tiempo necesario para hacerlo, ambos tuvimos errores pero los olvidaría todos para poder estar contigo, no importa que ha pasado, solo necesitaba que volvieras, y ahora te pido perdón a ti por la manera en la que reaccioné antes.—El castaño abrazó al menor y le dejó un beso en  la frente.—Ahora, intenta aceptar que ya todo está bien y yo intentaré que mi corazón termine de aceptarte de nuevo. Ven, ambos necesitamos volver a salir después de tanto tiempo.

—¿Tienes un lugar en mente?

—La querida fuente a la salida del pueblo, solo me gusta, lo siento.—Rió bajo el mayor.

—Bien, vamos.—El pelinegro tomó el brazo del mayor y caminaron en silencio hasta la dichosa fuente.

—El pelinegro tomó el brazo del mayor y caminaron en silencio hasta la dichosa fuente

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—Yo solo quiero saber que pasa y cómo es que vamos a ayudar a Romer.—Dijo Carlos.

—No eres el único, últimamente ha estado más raro de lo normal, no me sorprende que se haya enamorado de un chico, me sorprende que sea un imbécil y decir eso para luego arrepentirse y aparte venir a llorar para que le ayudemos, no lo entiendo.—Le respondió Mark.

—Tienes razón, intento entenderlo y hay buenos motivos pero supuse que él no era tan idiota, al parecer sí que lo es.—Bromeó el menor.

—Pero le hicimos una promesa y hay que cumplirla.

—Sabes, no soy pesimista pero siento que esto va a terminar mal.—Habló Carlos.

—¿Tu crees que yo no? Mamá ya sospecha, no hay mucha oportunidades pero se supone que para eso estamos ¿No?—Dijo Mark.

—Bueno, supongo que tienes razón...

Los hermanos se perdieron entre sus conversaciones absurdas y se alejaron cada vez más del pueblo. Mientras que del otro lado de este apenas y se podían solucionar los problemas, tal vez se habían aceptado pero el problema seguía ahí y se llamaba aceptación social.

—¿Podrías prometerme algo?—Preguntó Oscar. El menor asintió.—Dejarás de tener miedo, aceptarás tu ser sin importar que te gusta, te pondrás a ti primero antes que a los ideales de tu familia. ¿Puedes prometerlo?

—Lo prometo, lo haré, tú prometiste algo justo aquí, en esta fuente, y ahora me toca prometer algo a mí. Ambos tenemos algo que cumplir...—El menor tomó la mano del castaño y se acercó más a él.

—El tiempo otoño cada día se pierde más, su tiempo está pasando muy rápido pero yo he sentido los días infinitos... Le das importancia al otoño.

—¿Si?—El mayor le asintió.—De tantas estaciones del año me quedé solo con una la cuál es mi favorita, después llegaste tú en otoño y ahora es mucho mejor. Así que si no me equivoco... Le damos importancia al otoño, querido.—El pelinegro le dió un beso corto al mayor.

—Tu querido otoño ya se está desvaneciendo, unas semanas más y la nieve empezará a caer... Se verá tan lindo.—Soltó una pequeña sonrisa.

—Tendré que esperar un año entero para volver a ver el otoño y sus maravillas, que aburrido tener que pasar por las demás estaciones, no soportaré tanto.—Se quejó Romer.

—No exageres, tampoco será tanto, tendremos que vivir las demás estaciones juntos.—Le dijo el mayor y dejó un beso en la mejilla del pelinegro.

—Suena mejor cuando lo dices de esa forma, así que esperaré el próximo otoño y lo veremos llegar juntos.—Aseguró el menor.

—Pequeño, te amo tanto...—Soltó bajo y acarició el cabello del pelinegro.

—Yo también lo hago...—Le volvió a dejaste un corto beso en la mejilla y abrazó al castaño.

Ambos se abrazaban, su confianza había regresado y todo estaba a la normalidad, claro, las almas gemelas no pueden separarse después de todo ¿O si?

El otoño cada día se iba desvaneciendo, el frío viento corría con más fuerza, pero parte del otoño seguía ahí, todavía no desaparecía por completo. A penas y empezaba diciembre y el invierno no tardaba en llegar y junto a él también llegarían nuevos problemas y más desgracias, todos más grandes que los anteriores incluso no los podrían evitar. El invierno congelaría todo, incluso su amor. El cuál solo podría vivirse en otoño, solo podría sentirse en otoño. Pero sin saberlo, el próximo otoño no llegaría.

Amor de otoño.  [✔️]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora