Capítulo 15: Las Cosas Como Son

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Mayo 15, 1975

Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería

Dormitorios masculinos de Gryffindor

6:30 p.m.

James se encontraba tranquilamente en su habitación dibujando en su cuaderno una snitch dorada con las letras L.E. escribas en esta. Sonreía a lo que lo hacía acomodando sus gafas. Últimamente había nacido un sentimiento por aquella chica que lo había estado ignorando desde primer año. 

La cosa no era atraerla, él sabía que lo haría eventualmente. No hay nadie que se resista a James Potter. Tenía dos problemas en realidad. Primero, su mejor amigo, Severus Snape. Ese fastidioso Slytherin próximo a ser un mago tenebroso que, se paso, se la pasaba persiguiéndolos en cada oportunidad que tienen. 

El segundo problema eran sus propios amigos. Respiró hondo antes de que, por la puerta, entraran sus cuatro mejores amigos.

Sirius tenía el cabello algo crecido y un poco desordenado además de notorias ojeras. El cabello de su amigo nunca pasaba de su mentón por más que él quisiera. Su madre se lo hacía cortar seguido. También tenía el inicio de lo que próximamente sería una barba, cosa con la que James lo molestaba porque no conseguía hacerla crecer considerando que apenas comenzaba y se veía extraño por más atractivo que fuera su amigo. La cosa era que Sirius se la devolvía, porque James no era capaz de siquiera hacer crecer un poco de vello en su rostro.

Por su parte, Remus tuvo la mala suerte de haber sufrido de un corte de pelo militar durante las vacaciones de invierno, así que para esa época tenía el cabello corto un poco disparejo por como le estaba creciendo. 

Peter si no obtuvo un cambio muy fuerte en el cabello, seguía teniendo sus rizos cafés a la misma altura de siempre, lo suficientemente largo para cubrir su frente, causando que se viera como de primero, en especial porque la diferencia de estatura entre los demás y él se hizo más notoria con el estirón que tuvieron durante ese año.

Stella, por su parte, tenía su cabello castaño rozando los hombros sujeto en dos colitas bajas. Aún era desconocido para sus amigos el por qué Stella había llegado en primer año con el cabello muy corto después de las vacaciones de invierno, pero parecía que fue decisión de ambos hermanos no hablar de aquel incidente.

Los cuatro prácticamente se habían empujado para entrar y mirarlo con cierta sorpresa.

—¿Es cierto?—preguntó Sirius mirándolo con atención.

—¿Que eres un idiota?—James levantó la vista—. Porque eso no es invención, son hechos.

—No es eso y tú lo sabes—Sirius se acercó a él riendo—. Te gusta Lily Evans ¿Confirmas o niegas?

—Confirmo—James sonrió mirándolo—. Es preciosa ¿Saben?

—Pues sí, pero de todas las personas ¿Evans?—Remus ladeó la cabeza y Sirius reía.

—Ella ni te quiere dar la hora—suspiró Stella mirándolos—¿En serio, Jamie?

—Ella me querrá eventualmente—comentó James sonriendo despacio—. Se dará cuenta que soy asombroso, incluso mejor que Quejicus, y vendrá a mí.

—Si no lo llamaras Quejicus ni te burlaras de él, a lo mejor, pero no creo—Stella negó mirándolo y le quitó sus gafas para ponérselas—. Y tú lo sabes.

—En nuestra defensa, él nos la devuelve y peor, con magia tenebrosa—comentó James mirándola.

—No se las devolvería con magia tenebrosa si, ya sabes...no lo atacaran de buenas a primeras—le reclamó Stella levantando las cejas.

La Noble Casa BlackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora