Capítulo 2

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— Se acabaron las preguntas mocosos, vamos fuera a jugar- dijo Katsuki levantándose y saliendo al patio.

Cuando llegaron al patio Kota y Eri estaban muy emocionados por jugar con sus canguros, pero de repente Kota se puso algo triste.

— ¿Podemos jugar a los mismos juegos que jugamos con nuestros papas?

— Claro mocoso, ¿A qué jugáis?

— ¡A la ratallina! — gritó Eri emocionada

— ¿A la rata qué? — Preguntó Katsuki descolocado, a qué clase de juegos jugaban sus tíos con sus primos.

— Tú ven aquí y vete— dijo Kota

— ¿Qué vaya dónde?

— No tenemos porqué jugar a lo mismo que jugáis con vuestros padres, podemos jugar al linteratón- Dijo Izuku apuntando con una linterna al suelo.

— ¿Qué es eso? — Preguntó Eri emocionada. Kota y Katsuki miraron a Izuku interrogantes.

— Unos gatitos— dijo Izuku señalando a Eri y a Kota- tienen que perseguir al ratón hasta que lo atrapen ¿Qué gatito lo atrapará? ¿El gatito pardo o el gatito negro?- dijo con una enorme sonrisa.

Katsuki se quedó sin habla ante esa sonrisa, porqué esa era una sonrisa de un millón de dólares, nada parecida a la que había mostrado mientras estaban haciendo el juego de las preguntas, joder, su corazón se había saltado un latido ante aquella sonrisa y su cabeza solo podía pensar en todo lo que quería preguntarle. Katsuki sabía que ese no era el momento, así que intentó concentrarse en el juego y que los niños disfrutaran, realmente sus tíos habían elegido bien a la persona que debía cuidar a sus sobrinos, esperaba que no necesitasen a nadie más y que siempre pudiese cuidarlos Izuku. Seguro que con él no se repetirían sus malas experiencias. Antes de que se diera cuenta, ambos niños estaban corriendo detrás de la luz como si fuesen verdaderos gatos, estaban riendo, corriendo y saltando, jamás había visto a sus primos disfrutar tanto.

Cuando se cansaron, Eri les pidió que ellos fueran los gatos, Izuku aceptó enseguida mientras que Katsuki se negó un par de veces, aunque ante la insistencia de los dos pequeños acabó cediendo. Izuku y Katsuki empezaron a perseguir la luz, cada uno desde un extremo, hasta que Katsuki saltó sobre ella atrapándola bajo sus manos, entonces la luz se movió hasta su pecho e Izuku le saltó encima derribándolo.

Eri siguió moviendo la linterna sobre el pecho de Katsuki, e Izuku continuó persiguiéndola con sus manos, sin darse cuenta que estaba acariciando y manoseando a Katsuki, éste se quedó congelado, intentando no moverse, intentando no respirar, ni jadear, intentando que la cercanía de Izuku no lo afectase de una forma vergonzosa, pero al parecer cierta parte de su anatomía no estaba demasiado de acuerdo con sus intenciones.

Cerró los ojos un momento, intentando respirar profundamente para calmarse, al menos eso es lo que le dijeron que tenía que hacer en las clases de control de ira a las que había asistido de adolescente. Cuando volvió a abrir los ojos se encontró a Izuku mirándolo directamente, entonces se quedó muy quieto, permitiéndose observar esos ojos verdes que le habían robado el aliento desde el momento que los había visto, de cerca eran aún más bonitos y brillantes, nunca había visto unos ojos como esos, tan concentrado estaba que no se dio cuenta del momento en el que Izuku había parado de moverse.

Izuku pensó que los ojos de Katsuki eran preciosos, de un rojo intenso y brillante, y que si ese chico frunciese menos el ceño sería verdaderamente atractivo.

— Zuku ni-chan— Gritaron Kota y Eri a la vez sacándolos de su burbuja.

— Te ayudo a levantarte—dijo Kota, acercándose al chico y apartándolo de Katsuki.

2 Canguros [Katsudeku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora