[ cuarenta y cinco ]

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Ella colgó el teléfono y se quedó parada dándome la espalda. Esperé a que se girara pero no lo hizo. Me senté en la cama.

-Oye, ¿Por qué no me miras?- le pregunté. Lentamente se giró a verme, con los brazos en su pecho... cubriéndose- Ohhh ¿Ahora te dio la vergüenza?

-No seas tonto... claro que no tengo vergüenza... no es algo que haga siempre- me dijo.

-Eres la criatura más hermosa que vi en mi vida.

-Mentira- me contradijo.

-¿Quieres que te lo demuestre?- le pregunté. Ella rió y se acercó a la cama, para acercarse a mí y depositar un dulce beso sobre mis labios.

-No, porque se exactamente que clase de demostración está pasando por tu mente perversa en estos momentos... ahora debemos levantarnos y bañarnos, y...

-¿Bañarnos juntos?- la detuve. Ella arqueó una ceja y se puso de pie.

-No, claro que no- me dijo.

-¿Por qué no?- pregunté como un niño pequeño.

-Porque no- contesto- Es tarde Jughead... por tu culpa ya no fuimos a la Universidad...

-¿Por mi culpa? Disculpa cariño, pero eras tú la que no quería parar anoche.
Hizo un gesto de indignación.

-¡Claro que quería parar!

-¿Segura?- dije con tono seductor.

-Bueno, en realidad... no. Pero ese no es el tema ahora, lo que importa ahora es que tú te bañas en este baño y yo voy al de abajo- me dijo.

-No, no, no, espera- dije y me puse de pie.
Ella tapó sus ojos rápidamente y se giró dándome la espalda.

-¡Cúbrete!- chilló. No pude evitar soltar una sonora carcajada.

-Mmm, me parece que de verdad el día te vuelve tímidona- dije mientras me acercaba más a ella.

-¡No te me acerques!- me advirtió. Sonreí y me acerqué más hasta tener su espalda contra mi pecho. Ella de paró erguidamente

-¿Por qué?

-Jughead... no seas atrevido- susurró un tanto agitada.

-¿Vas a dejar que me bañe contigo?- le pregunté y acerque mi boca para besarla tiernamente.

-N-no -dijo con un poco de dificultad.

-Por favor- rogué y coloqué mis manos en su cintura para acercarla más a mí.

-No y es mi última palabra Jones- dijo firme y se alejó para comenzar a bajar las escaleras.

-¡Está bien! Tú te lo pierdes- dije y me volví a acostar en la cama pesadamente.

-¡Levántate y entra a ese baño! ¿Me escuchaste?- me habló desde abajo.

-No, no quiero- dije como un niño de 5 años.

-Será mejor que lo hagas cariño- me dijo y sonreí ante su forma burlona de llamarme así.

-¿Qué pasa si no lo hago?

-Sufriras las consecuencias...

-¿Y cuáles con son las consecuencias?

-No voy a besarte más, por el resto del día- me dijo.
Rápidamente me levanté de la cama y busqué mis cosas, para entrar a bañarme. No quería semejante castigo solo por no hacer lo que me decía.

-Está bien, está bien... ya entro- dije y obedientemente entré a ducharme.
Me di una refrescante ducha y salí cambiado. Bajé las escaleras y me dirigí hacia la cocina. Detuve mis pasos al verla ahí parada, preparando el desayuno. Su pelo estaba mojado, y caía pesadamente a ambos lados de sus hombros.
Ella levantó la mirada y me miró. Una sonrisa se curvó en su perfecta boca, haciendo que me diera cuenta de algo. Siempre que ella me sonreía de esa manera, mi corazón se aceleraba.

Peligrosa Obsesión| Bughead Donde viven las historias. Descúbrelo ahora