Es la única manera
Mary
Lee se había ido hace apenas unos días, Chun me dijo que quería ir a beber con una de sus amigas, Caitlyn, aunque en verdad era muy guapa nunca pude tolerar su arrogancia. Le dije que estaba bien, por mi no había problema, yo iría a visitar como seguía Tsuzura, el yeso en su pierna apenas fue removido y ya había comenzado a caminar. Yo había regresado de un viaje ese mismo día así que no sabía nada de Mark y de Aoba. Camino a casa de Tsuzura me llegó un mensaje de texto diciendo que me esperarían en Better, pensé en no ir y pasar la noche de mi mejor amiga, pero ella terminó convenciéndome de ir. Así que fui, llegué al lugar alrededor de las once y treinta. Aoba ya me esperaba cerca de la barra, donde Mark estaba preparando las bebidas. Subí por las escaleras de atrás, la entrada secreta solo para los invitados y amigos del dueño, solo hasta el último piso, en el primero estaban todos esos niños ricos que salían a malgastar las tarjetas de crédito de sus papás. En fin, ambos me esperaban con un trago cada uno, me bebí los dos seguidos uno detrás del otro, el ardor y la fuerte cantidad de alcohol quemaron un poco mi garganta. Lo resistí y eso dio el inicio de la noche para nosotros.
Aoba me contaba todo acerca de lo que ocurrió mientras yo estuve fuera. Dos de sus chicos habían ocasionado un revuelo tratando de robar en una tienda. Él terminó castigándolos por hacer tremendo escándalo y final los perdonó con la condición de reparar ese lugar, o devolver las cosas que se habían llevado, de lo contrario irían a prisión por los anteriores crímenes que habían cometido. Él era un delincuente, pero le gustaba autodenominarse como "un delincuente con clase" solo le gustaba estar con su pandilla hablando de motocicletas y fumando se alguna yerba. Lo que pasara a su alrededor no le importaba. Luego estaba Mark, reprochando me el porqué no había llevado a Tsuzura conmigo si ella ya estaba en mejor estado. Le di un golpe en la cabeza, él solo era un mujeriego. La noche fue avanzando, quise silenciar todos mis pensamientos bebiendo demasiado pero era inútil, mi aguante y resistencia era un impedimento. En su lugar decidí encontrar algún acompañante para un rato y luego largarme. Jugué a "las fuercitas" con dos tipos que ni conocía y terminé ganando un poco de dinero extra. Pasada la media noche, justo casi cuando ya me iba, un tipo cargando a una chica en su hombro me golpearon haciendo que mi celular se cayera. Lo recogí y noté su urgencia por llegar a los cuartos. Normalmente no me importaría, pero había algo en ese chica que se me hacía familiar. Lo seguí un poco hasta que cerca de la barra, donde Aoba estaba ligando, él se detuvo. Le preguntó a Mark sobre algún cuarto disponible, él se dio cuenta.
—Hombre, espera... Acaso esa chica no es ¿Una Momobami? ¿Qué ha pasado?— preguntó Mark desde atrás de la barra.
—Solamente la estoy ayudando, se desmayó luego de caer sobre una mesa de cristal.
—Eso es terrible, déjame revisarla— intervine entre su conversación.
—¿Tú quién carajos eres? He dicho que yo me haré cargo— su tranquilidad se partió en dos y estaba comenzando a salir su verdadero ser.
Pude notar a leguas cuáles eran realmente sus intenciones. Él no iba a ser un buen samaritano. Aoba dejó de lado a la chica con quien hablaba y se paró a un lado del otro chico, puso una mano en su hombro mientras que la otra estaba dentro del bolsillo de su pantalón.
—Viejo, te sugiero que no la hagas enojar y hagas lo que dice. Eres nuevo por aquí ¿Cierto? Si quieres sobrevivir no deberías hacer enojar a una de las amigas de quién sirve los tragos— Sacó el humo de su cigarrillo.
Éramos tres contra uno, si él era inteligente, podría salir caminando con ambas piernas, de lo contrario yo misma me encargaría de que saliera con muletas. Él pareció pensarlo hasta que dijo "El más fuerte no le teme a nada" luego, tirando a la chica en los brazos de Aoba lanzó una patada directo hacia él, Aoba la cubrió con su cuerpo y salió volando hasta golpearse con la pared. Sentí mi sangre arder por impotencia de no poder desviar su golpe. Este chico era dos veces mi tamaño, pero sin duda no retrocedería. Aoba levantó un brazo asegurando de decirnos que estaba bien y que la chica peli blanca también. "Esto será divertido" dijo Mark sacando su teléfono y comenzó a grabar. La música se escuchaba muy fuerte así que casi nadie de los que estaban al rededor nos tomaban en cuenta.
—No me gusta golpear chicas, en realidad preferiría fajármelas— alardeó con un tono de voz asqueroso. Y se tronó los dedos de ambas manos.
—Eres un maldito cerdo— le respondí pero pareció no importarle.
—No lo lastimes mucho, Mary, o ya no vendrá a mi negocio— dijo Mark bromeando.
El chico se paró aún más cerca de mí, pude ver con claridad el movimiento que iba a lanzarme.
—¡Deja de creerte superior, pequeña mocosa, te enseñaré tu lugar!— dijo levantando el brazo.
Puse una de piernas atrás para mantener mi estabilidad. Una vez mi maestro me dijo "No es la fuerza con la que golpeas, es saber donde dar el golpe" eso siempre estaba en mi mente. Con un solo movimiento pude evitar su golpe, con la misma fuerza que él ejercía empujé su brazo para que siguiera su camino, sujete su muñeca y eso me dejó libre el alcance de su rostro. Mientras que con mi mano izquierda empujaba la suya, la derecha iba directo a su mandíbula. Era una lástima para él que yo supiera ambas cosas, donde dar los golpes y la fuerza de golpear. Él cayó al piso golpeándose la cabeza, no tan duro como para morirse, pero si para permanecer ahí desmayado por quién sabe cuánto tiempo.
—Has roto tu récord— me dijo Aoba mientras aún cargaba a esa chica en sus brazos —¿Y bien? ¿Qué harás con ella? Si Lee se estera de esto estaremos en problemas.
—Por eso mantendrás tu boca cerrada— le respondo con una sonrisa. —Llévala al cuarto que iba a usar ese tipo, déjala en la cama y has que deje de sangrar, iré en un momento, debo ir al baño.
En realidad solo quería salir a respirar un poco. Tengo un terrible dolor de cabeza desde esta mañana y aún no sabía como remediarlo. Me demoré más de la cuenta estando afuera, terminé fumando me un cigarrillo y me atonte mirando hacia el cielo, solo veía nubes, estaba completamente nublado. Hacia frío. Muchas cosas pasaban por mi cabeza y quizá esa chica podría ayudarme, o al menos eso es lo que dejó escrito mi padre. Volví a dentro, confío en Aoba, pero no confío en todas las personas que están aquí dentro, talvez cuando todos se enteren de quien está en una de esas habitaciones quieran entran corriendo solo para estar un rato a solas, solo pensar en eso me da náuseas. Recorrí medio salón con la miradas de algunos sobre mí, me daban completamente igual, quizá haya sido por todo el licor que bebí, pero me siento demasiado ligera. Llego esta la parte en donde están todas las puertas de las habitaciones y me encuentro a Aoba saliendo del cuarto, una vena saltó de mi frente solo con imaginar lo que pudo haber estado haciendo. Corrí hacia el sujetándolo del cuello de su ropa y lo golpeé contra la pared.
—¡¿QUÉ DIABLOS HAS HECHO?!— le grité.
—¿Cómo qué que es lo que estoy haciendo? TÚ MISMA HAS DICHO QUE ME HICIERA CARGO DE SU SANGRADO Y QUE ESTUVIERA VIGILANDOLA ¿NO? ESO ESTOY HACIENDO— me respondió en el mismo tono. —Cielos Mary, estas muy alterada ¿De cuál te has fumado?— lo suelto y arregló su ropa.
—Lo siento, estoy bien. Es solo que, bueno... Tú no lo entenderías, no has estado viviendo casi toda tu vida con un adicto al BDSM.
—¿Qué es eso?— respondió realmente confundido. Claro, un chico como él no sabría nada sobre eso.
—Olvídalo ¿Se ha despertado?
—Por supuesto, seguro ahora debe estar asustada, deberías entrar.
Me dirigí hacia la puerta que estaba a un lado de nosotros, casualmente, ella también iba saliendo, nos encontramos por primera vez (al menos ella estando consciente) sus ojos eran tan azules que pese a la poca luz, podría jurar que podía verme a través de ellos. Su ropa estaba manchada, sentí su miedo y ella enseguida retrocedió. Le dirigí una mirada a Aoba como diciéndole que él vigilara la puerta, luego entré y cerré, pero no puse el seguro. Minutos después estaría lamentándome y haría algo realmente estúpido, me fui sobre ella y la besé ¡COSA QUE NO DEBIO PASAR! Y menos luego de todo el espectáculo que pasé con ese chico rubio. Aoba me escuchará después. No me dio tiempo de disculparme siquiera. Tampoco sé en lo que estaba pensando cuando hice tal amenaza estúpida. Mi mente iba a estar más alborotada por la madrugada, si ella hubiese salido corriendo y llamado a sus guardaespaldas quizá habría sido el final para mí. Gracias al cielo, ella no hizo eso, y tal como lo pensé, ella es una de las personas que en un pasado me había conocido. Pude sentir todo lo que ella sentía cuando me abrazó. No me resistí y tampoco quería que me soltara, sentir su calor pudo aliviar mi corazón, surgió un nuevo sentimiento y yo quería más, mucho más. Quería saber mucho más de ella que de mí misma en mis años anteriores. Le dije que iría a verla en la mañana, cosa que espontáneamente surgió, ni siquiera sabia en donde vivía. Al marcharme se me ocurrió una idea para saber hacia dónde se dirigía. Le dije que la acompañaría a la salida, 1) de esa forma yo misma me aseguraría de que nadie más pudiera hacerle daño y 2) era parte de mi pequeño plan. Todo el rato dentro de la misma habitación hizo que todo mi ser se sacudiera, no dejaba de mirarla, ¡era tan linda! Chunin seguro me matará si se entera que le he dicho linda a otra chica ¡en especial si es una Momobami! Pero por suerte no se lo dije ¿verdad? Cielos, los tragos talvez (solo por esta ocasión) me han alterado más de la cuenta ¿O habrá sido ella? Cuando salí de la habitación, Aoba me esperaba con los brazos cruzados apoyado en la pared.
—Algunos se enteraron de quién está ahí dentro, han querido entrar pero Mark les ha obsequiado bebidas para que se retrasen, si harás algo por ella, debes de hacerlo ahora.
Dijo, acercándose un poco.
—No voy a dejar que nadie ponga un solo dedo sobre ella.
—¿Eeeehhhhh?— dijo con una sonrisa de burlón y levantó la ceja. —Y qué fue esa amenaza tan patética, seguro la dejaras traumada después de hoy.
—¡Claramente no hablaba enserio! Deberías dejar de espiar conversaciones ajenas— le respondí tratando de sonar ofendida.
—Ya, ya, Romeo, ve ha subirla en tu R6.
—No me digas así, mucho menos haría algo como eso. Nunca antes he subido a nadie en mi preciosa R6, ni siquiera a Chunin.
Mi preciosa R6 es en realidad una Yamaha YZF‐R6, una motocicleta deportiva negra. Mark y Aoba me la regalaron en un cumpleaños pasado, la adoro con mi vida.
—Bueno, bueno, vete ya— me dijo, moviendo su mano derecha. Ahuyentándome.
Al poco rato de haber terminado de hablar con Aoba, él se marchó. Me dejó sola en el pasillo esperando por la chica dentro de la habitación. Alrededor de diez minutos escuché que la puerta se abrió, ella salía estando desorientada, llamé su atención y le pedí que me siguiera. Camino abajo fueron los peores diez minutos de mi vida, el silencio era demasiado incómodo, además, luego de aquella amenaza y tras lo que Aoba me dijo, ya no podía verla a la cara y tampoco sentía valor para hablarle. Me asegure de que ahí hubiera un auto esperándola, y en cuanto me asome por la esquina pude confirmar que la información que reunió Mark era cierto. En cuanto ella se acercó a ese espacio, me di la vuelta y salí corriendo para alcanzar mi motocicleta y lograr divisar su auto antes de perderla de vista. Para mí suerte pude alcanzarla, los seguía de a una distancia segura, incluso me adelanté en una intersección y ahí esperé un poco para ver hacia donde se dirigía, dieron un giro hacia el este y ahí entendí nuevamente mi motor. Así seguí por unas cuadras más hasta que al fin encontré su casa. Trace una ruta en mi PGS para no olvidar la dirección y luego di la vuelta para irme a mi casa. Sorprendentemente no estaba tan lejos.
Llegué a casa, en realidad al pequeño departamento que rentaba cuando no dormía en casa de Chunin o de Lee. Ahí ya me esperaba Nyako, un gato callejero que en ocasiones me visitaba y otras veces se perdía en el vecindario, dejaba siempre la ventana de mi habitación abierta para que él pudiera entrar y salir cuando quisiera. Me tiré sobre cama mirando al techo, eran cerca de las cinco de la mañana, el sol no sale hasta las siete. No tenía sueño para nada. Agarre la hoja que había dejado sobre mi escritorio en cuanto me fui. La carta que mi padre me dejó y enterró en el patio de nuestra antigua casa en Shibuya. La leí tantas veces que casi podía retirarla de memoria. Decía:
"En estos momentos probablemente yo ya no este más por aquí. Pero siempre había querido decirte algo muy importante, presta demasiada atención y jamás olvides estas palabras.
Mantente alejada de Cang Lee, busca al señor Momobami, acércate a él y hazte su amiga, él te protegerá mejor que yo. Lee no es una buena influencia para nosotros.
Te amo tanto mi pequeña. Siento mucho los problemas que podrás tener de ahora en adelante, nunca te rindas, sé más fuerte que tu madre y yo.
Hasta una próxima, amor mío.
Papá."
¿Qué se supone que haga? ¿A quién recurro? Mi padre cayó en coma un día después de la muerte del señor Momobami y su esposa. Él no lo sabía cuando escribió esto. Esta carta debe de tener al menos unos cinco años. La única esperanza que me queda ahora son las hijas, pero son personas rodeadas de vigilancia las 24 horas del día. Incluso al acercarme un poco a su casa corría el riesgo de que alguien me viera. No sé a qué se refería cuando me pidió que me mantuviera lejos de Lee, él me dio comida, ropa y un lugar para vivir luego de la muerte de mi madre, y también cuando papá estaba quien sabe dónde, Lee fue quien me acogió. Todo esto está resultando ser una confusión enorme.
Nyako se meneaba por mis piernas y sus pelitos me hacían cosquillas, dejé otra vez la carta sobre la mesa y me acosté de lado, lo acerqué a mi pecho y podía escuchar fuerte t claro sus ronroneos. Una Momobami también podría resultar de ayuda para recordar mi verdadera identidad, valdrá la pena intentar acercarme. Aunque recordando, antes de tomar mi decisión de buscarla, ella se me cruzó en el camino, tomaré eso como una señal y me acercare más a ella para saber todo lo que quiero saber.
Durante toda la noche podía dormir, seguía recordando su rostro una y otra vez tratando de saber si en el pasado pude haberla conocido. Está claro que ella me conocía, de lo contrario no me hubiese dicho "te extrañé tanto... por mucho tiempo". Incluso el estúpido tono en el que lo dijo me sacudía la cabeza. Y luego está el beso. Que manera más idiota de conseguir uno. Debió pensar que me aprovecharía de ella. Si sigo así algún día alguien tendrá que anexar me en un hospital. Siento que perderé la cabeza. Chunin tampoco me está facilitando las cosas, en la ausencia de su padre se le ocurren ideas descabelladas en las que termino envuelta. Tardé mucho tiempo dándole vueltas a las cosas que no noté cuando salió el sol. Nyako se durmió plácidamente cerca de mi pecho, con la salida del sol decidí levantarme también. Deje al gato en un lado con mucho cuidado para no despertarlo y me fui a la cocina, ahí busqué un poco de su comida se lo serví en el platito que había conseguido para él. Me preparé algo también para mí. Me bañe, me puse ropa deportiva y salí a correr por algunas cuadras para refrescar mi mente. Cerca de las ocho treinta ya estaba dando la vuelta en una carretera para regresar a mi casa, me tomó treinta minutos regresar, cuando lo hice, Nyako ya se había despertado, lo sé porque ya no había nada en el plato. No lo veía, así que seguramente se habrá salido. Fui a bañarme otra vez y luego salí en busca de mis llaves, me subí a mi R6 y partí al lugar de anoche ¿era demasiado temprano? Tal vez, pero ya tenía una ansiedad creciente o más bien una urgencia por escucharla hablar de mí.
Al llegar al lugar, pude entrar directamente hasta la puerta, la reja estaba abierta, así que aproveché. Deje mi R6 estacionado enfrente, debía subir unas escaleras para tocar la puerta, cuando estaba cerca de hacerlo un hombre realmente alto se me adelantó desde el otro lado, me miró intentando intimidar me. Retrocedí un paso para mirarlo a la cara. ¡Era ridículamente más alto que yo! Debía levantar la cara si quería mirarlo a los ojos.
—¿Qué haces aquí? ¿Eres una niña exploradora que vende galletas?— dijo burlándose por la diferencia de tamaño que había entre nosotros. Una vena se soltó de mi frente y quise callarlo de una patada.
Suspire conteniéndome —Estoy aquí para ver a...— en ese momento recordé algo sumamente importante, anoche jamás le pregunté su nombre. —A la señorita Momobami— completé.
—¿Ah, sí? ¿A cuál de las dos?— se cruzó de brazos y se apoyó en el marco de la puerta, tapándome el paso.
¿Cómo iba a saber a quién venía a ver? ¡No me tome la molestia de averiguarlo! Todo fue muy rápido y aún sigo cansada para soportar a un tipo como este.
—Vine a ver a la hermana menor...— respondí. Adivinando por sus rasgos más delicados, supuse debía ser la menor.
—Oh, claro, ya sé a quién te refieres— Sonreí internamente creyendo que lo había logrado.
—Ella no está, se fue a pasar la noche en casa de... Eso a ti no importa— me dijo.
Sentí que la sangre se me subía a la cabeza ¡Se estaba burlando de mi!
—Entonces debe ser la mayor, anoche me pidió que la buscara hoy para hablar de... ¡Eso tampoco te importa a ti!— ataque.
Chasqueó la lengua —Como sea, no entrarás aquí, así que mejor vete— y cerró la puerta en mi cara.
Al menos descubrí que ella sí estaba en casa. Maldito, podría tirar esa puerta y pasar si quiero. Pero no lo haría, volví a tocar. Y él nuevamente abrió.
—¿Sigues aquí?— dijo levantando la ceja.
—En verdad necesito verla— hable más tranquila.
—No tienes permitido el paso ¿Sabes quién vive aquí, no? Entonces vete, no puedes entrar— intentó cerrar la puerta pero usé mi pie para detenerlo, ese tipo tenía una fuerza impresionante.
—No me importa lo que digas, entraré a esa casa, solo es para que lo sepas.
Quité el pie y él cerro, no me dijo nada más.
Debía ponerme a pensar en un plan para entrar sin ser descubierta, si debía de tomar un riesgo parándose aquí, debía tomarlo enserio. Lo primero que haría era ocultar mi motocicleta, rodee la casa y busqué una sombra lo suficientemente lejos, por suerte, la barda era alta y la casa de al lado no podía verme desde donde yo estaba. Me recosté en esa sombra tratando de pensar en algo que me dormí por unos minutos, desperté casi de un brinco, pero ya tenía una idea. El mismo árbol que me daba una refrescante sombra extendía sus ramas hasta una ventana. ¡Bingo! Esa sería mi ruta de entrada. Solo esperaba no volver a toparme con ese chico pelinegro. Escale el árbol hasta la punta y en la rama que es extendía hasta la ventana me arrastraba sigilosamente, cuando estaba cerca, casi de un salto entré. Me asusté porque hice ruido al tirar una silla y creí que alguien vendría. Gracias al cielo, en la habitación no había nadie, y aún más agradecida, había entrado en el cuarto de la chica que estaba buscando, vi sus fotos sobre uno de sus estantes y estuve muy segura. Además su ropa manchada estaba ahora limpia y sobre su cama. La recuerdo perfectamente. Me senté en esa silla para esperarla, seguro había bajado para desayunar o estaba en el baño, la segunda fue más evidente cuando escuché que la puerta se abrió. Le di la vuelta a la silla giratoria para esconderme un rato y tomarla por sorpresa. Mi plan funcionó, aunque no sabía si quería atacarme con su peine.
Su mayordomo o cómo él prefiere que lo llamen "Aki" entró a la habitación y tuvimos un encuentro lindo, estuve a punto de golpearlo otra vez esa tierna chica nos interrumpió, le salvó el trasero, debería estar agradecido.
Minutos después, la chica comenzó su historia el día en el que (según ella) nos conocimos. Yo en verdad no lo recuerdo. Al cabo de media hora hablando mi espalda ya se había cansado de esa silla.
—Puedes subir a mi lado— me dijo como si hubiese leído mi mente. Reí un poco, no iba a rechazar su invitación, su cama era grande y se veía muy cómoda.
—¿De qué te ríes?— me dijo mientras yo me levantaba.
—De nada, es solo que fue como si me hubieras leído la mente.
—En realidad leí tus expresiones, hacías muecas de dolor— me miró fijamente con esos ojos azules tan preciosos.
Me recuesto a su lado y ella no se aleja mucho, su olor es muy fresco, ¡Claro! Había salido de bañarse cuando yo invadí en su casa. Me siguió contando acerca de la prestigiosa academia Hyakkaou, de ella sí recuerdo algunas cosas. Me gané un beca y estudié ahí preparatoria. Me contó grandes anécdotas en las que pasábamos mucho tiempo juntas, al parecer. De las elecciones presidenciales y de mi mayor suelo de convertirme en la presidenta del consejo estudiantil. No podía creerlo, quisiera poder recordar eso, me sentía muy afligida al no recordar las cosas maravillosas que ella me contaba. Casi por terminar, ella se sentó, iba a comenzar a hablar acerca de su graduación cuando yo la interrumpí.
—Era muy genial en la escuela ¿No?— le dije con gran arrogancia.
—Sí... y lo sigues siendo— me dijo, con algo tan simple, pudo hacer que después de mucho tiempo me ruborizara.
—Por favor continúa— le respondí para que ella no me viera. Aún así no era necesario, no se giró a mirarme.
—¿Quieres comer algo?— no siguió hablando del tema. Había algo raro.
—Por supuesto pero ¿Tú estás bien?— le dije, su voz pareció haberse cortado y respiraba algo agitada.
—Sí, lo estoy— me dijo, se giró para mirarme, estaba llorando pero sonreía —En verdad te extrañé muchísimo— completó.
Sentí unas fuertes ganas de abrazarla, en mi interior sabía que debía hacerlo. Es más, lo hice como una acción automática. Ella escondió su rostro en mi pecho, no entendía por qué ella lloraba, no sabía que hacer más que frotar su cabeza deslizando mis dedos por su cabello.
—Siento tanto no decir lo mismo— dije involuntariamente, quizá mis palabras no eran las adecuadas.
Ya era cien por ciento seguro que en mis años anteriores teníamos una especie de relación, al parecer éramos muy unidas, en verdad sentía mucho no poder corresponderle y no darle un reencuentro que ella deseaba. Sentí un mundo en la garganta que por un momento me ahogaba. Ella se tranquilizó, levantó la cabeza y nuestras miradas se entrelazaron. La miraba con ojos de tonta, sus mejillas, nariz y por debajo de sus párpados están rojos. Limpie la última lágrima que corría por su mejilla y sentí como su cuerpo se tensó.
—Hay algo que había querido decirte hace tiempo...— me dijo apartando la mirada.
—Te escucho— respondí despacio.
Abrió su boca pero no emitió ninguna palabra, el pitido de mi celular nos interrumpió y tuve que responder de inmediato, Aoba era quién estaba llamando.
—¿Qué, qué sucede?— le pregunté algo molesta.
—Nos están atacando, está mañana cuatro tipos llegaron a nuestro callejón y dijeron que éramos invasores. Rafa saltó para hablar y en medio de una disputa con tres más de mis chicos ellos sacaron sus armas y comenzaron a dispararnos. Tuvimos que refugiarnos, pero ahora no creo que sean solo cuatro personas ¿Podrías echarnos una mano?
De todas las cosas ¿Por qué siempre recurrían a la violencia? Apreté el celular en mi mano, estaba enojada, tal parece que no puedo tener ni un solo rato de felicidad en mi vida.
—Iré para allá— le respondí y colgué.
—¿Te irás?— me dijo ella mientras yo guardaba el teléfono.
—Tengo que encargarme de algo ¿Puedo verte otra vez?
—Yo iba a decirte lo mismo— sonrió —Pienso que aún puedo estar dentro de tu cabeza.
Yo en verdad quisiera eso, pensé.
—¿A donde debes ir? Podría llevarte— me dijo levantándose de la cama y parándose a mi lado.
—No te preocupes por eso, tengo una motocicleta esperando por mí ahí abajo— alardee.
—Eso es genial, entonces nos vemos luego— nos encaminamos a la puerta.
—Algún día te llevaré en ella para que pruebes lo fantástica que es.
—Eso me gustaría mucho— fue lo último que me dijo y me fui.
Me subí a mi motocicleta y manejé lo más rápido que pude hasta donde Aoba estaba, el maldito debería estar muriéndose ahora si subestimó a los tipos que llegaron al callejón. Tengo una mala espina de esto, los únicos que dirían algo así son la pandilla que ha estado durmiendo por muchos años, las bestias sin corazón, Kami Black.
Mientras iba avanzando a la calle del centro escuché todo el alboroto, incluso se escuchaban algunos disparos. Cobardes. Pise el pedal a fondo, giré en una esquina y dejé mi motocicleta en un callejón seguro. Me bajé y de la parte trasera saqué una pequeña pequeña pistola negra completamente. La metí en la parte trasera de mi pantalón y me eché a correr. Salté dos rejas que me impedían llegar del otro lado. Suponía, al menos primero debieron irse a los puños, hubo un detonante que los obligó a sacar sus armas. Al final del callejón "negro" donde la pandilla de Aoba se reunía había una salida hacia la carretera, salí por la parte trasera de un edificio y por fin llegué a donde estaba todo el alboroto, me acerqué sigilosamente lo más que pude estando escondida detrás de los botes de basura. Trataba de localizar a Aoba, entre en pánico cuando no lo vi por ningún lado. Hasta que en uno de los pisos del edificio abandonado escuché un cristal romperse. Alce la mirada y corrí hacia ahí, debía subir unas infernales escaleras desde abajo en el callejón. No sabía si él estaría ahí, pero tenía el presentimiento. Si en algo estaba decidida era que no iba a permitir que nadie más de mis amigos sufriera daño. Corrí hasta que llegue a tocar los barrotes de las escaleras, subí cinco escalones a lo mucho y mes sentidos se activó. Escuché pasos detrás de ti, además de que eran botas golpeando el metal. No me dio tiempo de girar, mi mano en automático se había ido a la parte trasera de mi pantalón pero no logré sacar el maldito arma a tiempo ¡Se atascó! Sentí una cuerda al rededor de mi cuello y en cuestión de segundos fui arrojada al suelo. El maldito degenerado me sostenía debajo y no sabía como levantarme. Sentí algo afilado cortarme la pierna, no sé de dónde había salido otro tipo. Lanzaba innumerables puñaladas a mis piernas y trataba de resistirme al esquivarlas. Me ahogaba. La cuerda aún seguía estrangulándome el cuello. Estaba perdiendo el conocimiento.
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Debido a que el personaje de Mary (al menos en este fanfic) tiene una personalidad un poco complicada debido a su personalidad (violenta y perdida de la cordura) he decidido que cada que se aparezca este símbolo 》》》》》》》》》》》 se continuará narrando desde la tercera persona. Mary es un personaje fuerte y casi siempre anda dando brincos que el mismo personaje no podría narrar debido a que se le ocurren en el momento. En uno de los capítulos anteriores utilice a Tsuzura para narrar los hechos, pero lo he pensado y quedaría mejor en tercera persona, así para no arruinar los sentimientos de todos los personajes.
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Contigo siempre estaré
FanfictionRirika encontró su identidad al estar junto a Mary mientras estaban en Hyakkaou, ahora será el turno de Mary al recordarla. Dos reencuentros, otra oportunidad y un nuevo amor. Que las apariencias no te engañen.