| Cuarenta y seis |

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–Fue mi primer trabajo. Estaba sentado en el avión, esperando a que despegara. Iba a ser profesor de una universidad de allí, Argentina. El más joven que había estado allí.

–Wow- dice Nix sorprendida –Tus padres debían estar orgullosos.

Asiento dándole la razón –Mi madre lo estaba.

Frunce su pequeño ceño –¿Y tu padre?

–Bueno, ya verás–carraspeo mi garganta –Ese fue el día que conocí a Siena. Mi primer amor. Se sentó a mi lado en el avión.

–Argentina ¿Eh?–me dijo sin conocerme con su sonrisita típica.

–Aún recuerdo su acento inglés. En ese jodido momento que la vi, me enamoré.

–¿Cómo puedes enamorarte de alguien que acabas de conocer?–pregunta Nix cruzándose de brazos.

Suelto una pequeña carcajada –Sé cómo suena, pero a veces, solo se necesita un jodido segundo.

Asiente y sonríe, sé que forzadamente pero sigo con mi historia–Al próximo día, fui a la universidad donde tenía que trabajar. Ese día conocí al decano.

–¿Decano?

–El jodido monstruo- hago una mueca al recordar.

–Llegas tarde–fue lo primero que me dijo.

–Lo siento, señor. Es mi primera vez en Argentina y no lo conozco.

El rodó sus jodidos horribles ojos –Si quieres este trabajo, tienes que tomártelo enserio.

–Lo siento, de verdad- repetí como un jodido inútil –No volverá a pasar.

–Eso espero. Antes de que empieces, tengo que decirte algo, chico- se levantó de su silla y se acercó a mí –Estamos muy felices de tenerte en nuestro equipo.

–Bueno eso fue bonito de su parte- opina Nix, ganándose una risa de mi parte

–No opines tan rápido.

–Pero tienes que saber que tenemos ciertas reglas entre profesores.–Me mira por encima del hombro, sabía que se sentía superior a mi. Y eso me jodía muchísimo.

–Las respetaré todas.

–Eres muy joven y ya eres un profesor, eso es digno de alabar.

–Gracias, señor.

–La edad normal varía de veinticinco para arriba. Aquí, muchos estudiantes tienen tu edad.

–¿Hay algún problema con eso?

Me miró de arriba abajo –Tenemos estrictas reglas. Los profesores no pueden salir con alumnos. Espero que no rompas ninguna regla, Enzo. Un error y estás fuera.


Nix muerde su labio con rabia.

–Créeme, esto no es nada con lo que se viene.

¿Mi hermanastro? Mi profesor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora