Fotografía

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Fotografía. Un juego intrincado de luces y sombras grabado en imagen. Lo efímero de un momento milimétricamente inmortalizado en papel.


Desde aquel día en el sótano de Shiganshina que Hanji la había encontrado fascinante, imposible de descifrar; el primer retazo de todo aquello que el mundo de fuera de las murallas tenía para ofrecerles. Quizás por eso, cuando Onyankopon le enseñó la cámara vieja que habían traído de Marley, no había podido hacer otra cosa más que insistir para que la fotografiaran, para que le explicaran a detalle cómo ella, también, podía suspender y enmarcar tangible lo fugaz del tiempo.


-¡Sonría, Hanji-San!- exclamó Armin, justo cuando una luz blanquecina parpadeaba cegadora. Estaban en su oficina, haciéndole retratos para adornar las paredes de la entrada del cuartel. Su rostro, ahora, iba a estar colgado junto al de Erwin, sereno e infinitamente congelado en sus tempranos cuarenta.


-¿No se supone que deba lucir seria?- titubeó, posando para otra foto, de brazos cruzados frente al escritorio. Onyankopon se rió.


-No pareces ser de esas personas que sigan mucho las reglas.- sugirió, encogiéndose de hombros. Detrás suyo, Levi rodaba los ojos.


-Sólo sonríe y ya.- ordenó, brusco. Había estado llenando unos cuantos reportes justo antes de que Hanji lo arrastrara consigo hasta su despacho.- No tenemos todo el día.


Ella dejó escapar una carcajada sonora, relajando la postura.


-¿Así está mejor, Ackerman?- se mofó, enarcando las cejas. Su cuerpo estaba ahora levemente inclinado, apenas apoyado en el escritorio que tenía a sus espaldas; una de sus manos aferrándose a la superficie de madera, la otra sosteniendo las gafas por encima de su cabeza. El sol que se filtraba a la habitación a través de las ventanas abiertas se refractaba dorado en su pelo y chispeaba seductor en el castaño de sus iris, encendiéndole la mirada.


Él tragó saliva con fuerza, al otro lado de la cámara. De pronto, se sentía nervioso, inquieto. Le faltaba el aire.


-No está... tan mal.- balbuceó, casi inaudible. Hanji volvió a reírse, y Onyankopon capturó el instante hábilmente en otro flash.


-¿Qué me dicen de una foto más?- ofreció, alegre.


Pero Levi ya no estaba escuchándolo. Ni siquiera se creía capaz de hablar. Sólo podía mirarla a ella.

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La imagen aparecía vívida de entre el líquido oscuro, dibujándose de a poco en el grueso del papel. Allí, Hanji posaba para la cámara, coloreada en líneas negras de tinta. Una media sonrisa asomaba curva en las comisuras de sus labios, achinándole los ojos e iluminándole el rostro. El sol, ingresando desde las ventanas traseras, suavizaba sus rasgos bien definidos y la envolvía en una caricia cálida, tenue, casi imperceptible.


-¡¿Qué clase de truco de magia es éste?!- exclamó, sorprendida. Nunca antes había visto algo igual.


Onyankopon chasqueó la lengua, incapaz de contener la risa. Sus dedos sostenían la fotografía con firmeza, exponiéndola del todo a la luz de la media tarde.

Segunda Oportunidad [Levihan Oneshots]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora