autumn

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to m.

¿No te gustaría volver el tiempo atrás a cuando aún no lo perdías todo?

Cuando pienso en él solo puedo imaginarlo con esa enorme sonrisa en su rostro, mostrando sus perfectos dientes blancos, los más hermosos que vi en mi vida. Inmediatamente su esencia llega a mí y el aroma a vainilla y cocoa de pronto parece llenar el aire que respiro. Cuando él horneaba, nuestro pequeño departamento se sentía tan cálido en las noches de invierno, él cantando en la cocina, la punta de su nariz manchada de harina, la nieve cayendo allá afuera. Fue ahí cuando me di cuenta que aquello a lo que la gente llamaba hogar no era un lugar, sino un sentimiento. Felix siempre lo hizo sentir como un hogar, él era mi hogar.

Recuerdo cada detalle como si hubiera sido ayer. Aquel día de otoño que salimos de campo a las afueras de la ciudad, en nuestro primer mes. Sus pies sobre la guantera mientras yo manejaba y lo miraba de reojo cada cierto tiempo. Bajó la ventana para sacar la mano, el aire desordenándole el cabello, los árboles con sus hojas ocre y sepia en el fondo, nuestra canción favorita sonando en la radio. Tomé su mano y lo miré sonreír, se veía más hermoso que nunca. "Presta atención al camino" dijo riendo, sus mejillas pintadas de rosa.

Nos besamos en el muelle a las orillas del lago, él me contó sobre cómo con su familia solían tener la costumbre de ver películas en navidad. Me hablaba de su pasado como si pensara que su futuro sería yo. Le dije que si él quería podíamos pasar la siguiente navidad juntos y el brillo que iluminó sus ojos cuando me miró asintiendo fue algo que nunca podré describir con palabras.

Y allí estaba él, llevándome adentro a la cabaña, tomándome de la mano. Prendió la chimenea y nos sentamos juntos frente a ella a conversar mientras intentábamos calentarnos un poco. Hicimos el amor por primera vez, su inocencia me llenaba con cada roce, cada caricia que me daban sus suaves manos se sentía como estar en el cielo. Los labios más dulces que había probado nunca. Su voz agitada, su respiración en mi cuello; me dijo un te amo, como si de un juramento se tratara, y yo no pude responder, me lo guardé para mí mismo como un secreto. Esa fue la primera vez que rompí su corazón.

Pero él no dejó de verme con esos ojos desbordantes de admiración, y supongo que eso me gustaba. Soportó cada una de mis faltas, lo decepcioné más veces de las que puedo contar con mis dedos, miré la tristeza en su rostro, pero siempre fingió una sonrisa mientras decía "está bien". Yo sabía que no estaba bien, yo sabía que lo estaba lastimando, pero prefería pretender que le creía.

Él era tan bueno conmigo que me volvía loco. Comencé a creer que su amor por mí no era amor sino adoración, quizás un amor infantil sacado de los cuentos de hadas. Nuestra diferencia de edad me hacía pensar que tenía control sobre él, quería hacerle ver que la vida real no era así, quería demostrarle que el amor lastimaba. Así que lo hice y esa fue la última vez que rompí su corazón. El amor hacia una persona tiene sus límites, por más enamorado que estés. Yo quería a alguien más maduro y busqué el amor en otra parte. Nunca lo encontré. Él siempre me amó, pero yo nunca pude llamarlo amor. Vi como su alma se apagaba frente a mí, vi esas lagrimas corriendo por sus mejillas. Rompí sus huesos y su piel, enterré el cadaver de nuestra pequeña historia dos metros bajo tierra y cuando quise devolverla a la vida ya era demasiado tarde.

Dicen que para todos hay una luz al final del túnel, pero siento como si caminara por el mismísimo infierno cada vez que recuerdo lo feliz que llegué a ser con él, porque recuerdo todo malditamente bien.

Ahora miro a mi alrededor y siento que no puedo respirar atrapado entre estas cuatro grises paredes. El aroma a vainilla y cocoa se ha ido, nadie canta en la cocina, tengo frío. Me gustaría volver atrás, intento encontrarme a mí mismo pero no puedo, una parte de mi alma se fue con él. La soledad me abraza fuertemente mientras intento no llorar como un niño pequeño, porque fui lo suficientemente idiota como para perder la única cosa que realmente llegué a conocer en mi vida: el amor.

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