𖤐Prólogo𖤐

34 6 3
                                    


26/11/2011

-¿Oye a donde vamos?— le pregunto a el señor que me dijo que es amigo de mamá.

-A un salón de juegos Addison— ¿dice mi nombre completo? Esto es raro, los amigos de mamá me dicen Ada.

-Okis— Se lo digo con un tono de desconfianza. Me encanta decir la palabra okis, así como sipi dipi y nopi dopi.

El señor me guía hacia unas escaleras que bajan.

Al terminar de bajar la escaleras que rechinan cada que piso un escalón, veo un salón muy pero muy grande, pero no se ve nada bonito, huele feo y es muy oscuro, no me gusta, el me dijo que iríamos a un salón de juegos y esto no parece uno.

-Amigo de mamá...—llamo al señor de esa forma por que no me quiere decir su nombre.

-¿Si Addison?.

-¿Porque me traes aquí?

-Aquí vas a estar por un tiempo Addison.

-¿Porque? No entiendo.

-¿Porque que Addison?.

-¿Porque tengo que estar aquí en este lugar? No parece una sala de juegos.

-Porque si— lo dijo en el tono más frío que podría existir, ya me estaba empezando a poner nerviosa.

-Pero yo me quiero ir con mamá, porfa quiero ir a casa con mi mami.

El señor no me responde, eso me preocupa. Sube las escaleras super rápido y luego cierra la puerta por dónde entramos. Me deja sola en medio de la oscuridad.

-¿Hola?— digo echándole un ojo al lugar.

-¿Hay alguien aquí?— la voz de un niño hace eco por todo el lugar.

-Siii, yo.

-¿Quien se supone que eres tal yo?...—okey, el tal niño me quiere tomar del pelo.

-Ven a donde están las escaleras para que puedas verme— le digo.

-Ya voy niña.

El Niño viene hacia mi cuidadosamente. Por unos agujeros se pueden ver algunas ráfagas de la luz del sol, es decir que aún es de día. Hace rato el señor amigo de mamá me recogió en la escuela, me dijo que viniera con el por qué mamá lo había enviado a buscarme, no quería pero me mostró una llama de fuego azúl eléctrico en sus dedos y llamó mucho mi atención, mamá tiene poderes y el también por lo que es obvio que se conocen. Algún día podré tener los mismos poderes que mamá, incluso mejores.

Después de recogerme de la escuela subimos a su auto, era muy lindo, pero era de un color oscuro y aburrido, creo que negro. Conduce un largo rato y nos detenemos en una casa, muy solitaria en medio de un bosque, entramos y bajamos a este... ¿sótano?. Me di cuenta que el trayecto de la escuela a esta casa fue muy largo, era una casa muy apartada de la ciudad.

El Niño se acerca, lo cual me deja detallarlo más, es más alto que yo y tiene unos hermosos ojos azules. Parece un príncipe de brillante armadura, a pesar de estar aquí encerrado no veo temor absoluto en su profunda mirada.

-Pequeña rubia—me dice.

Amando al Enemigo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora