Enseñanzas para Kazutora - One-Shot KazuFuyu.

Doch niemand sieht Dich so wie ich.

¿Le importaría concederme una pizca ínfima de su tiempo? Tengo una historia que contarle, una que ha estado pidiendo que la dejase salir desde ayer, ¿sabes? Siéntate. Es una excelente narración, te lo juro por mi madre.

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Hace dos días, era una tarde tranquila cuando un extraño entró al café y se sentó en mi puesto. Estaba sirviendo al aire libre, y en el lugar donde trabajo los clientes habituales tienden a ocupar la mayor parte de las mesas allí; él se destacó de inmediato con su abrigo azul, camisa con mangas de volantes, cabello corto y azabache. "Qué hermoso día, jovencito", fue lo primero que me dijo, disfrutando ya de una rebanada de pudding, casi que cantaba en voz alta; no puedo hacer justicia a eso, pero vamos, que lo dijo de una forma melódica, como la primera línea de un poema. "Pareces feliz, me encanta eso en los hombres jóvenes. ¿Cómo te llamas, cariño?"

"Llámeme Kazutora, por favor señor."

"Kazutora. Que nombre tan pelicular... Y díme, muchachito ¿Dónde está tu otra mitad?"

En ese preciso momento no me di cuenta del significado detrás de lo que preguntó, pero no creo que estuviese buscando una respuesta en primer lugar. Él me guiñó un ojo y créanme cuando les digo que era un hombre hermoso, de ojos brillantes de tono aguamarina, emblemáticamente guapo con una voz aterciopelada, acompañada de un centelleo cálido en sus rasgos faciales. Se me hacía familiar, amable de alguna manera, inmediatamente me sentí cómodo con él por ende entré en confianza. "Estoy listo para ordenar ahora", dijo. "Mon Dieu, si estaré hambriento, oh. Me gustaría comenzar con el bisquet de cangrejo de río, por favor, seguido por el confit de canard. No soy de postres, pero ya me lo pensaré más adelante. Muchas gracias, joven Kazutora."

"¿Ya ha electo algo para beber, señor? Hay café, té, bíter, licores, vino y ¡oh! permítame comentarle que tenemos un fantástico chocolat chaud espectacular, claro si es que eso sienta a sus gustos".

"No", negó con la cabeza vigorosamente. "Non, non, non. No eso no, sería obsceno con todo lo demás que estoy ordenando ahora mismo ¿ya ves?. Déjame comentarte, mon petit, un almuerzo ligero es pan con chocolate caliente o algún tipo de plato equivalente. No se mezclan entre los dos, ni se tienen los dos a la vez.

Un año completo trabajando en aquel cat-café y nunca había escuchado eso antes. Me divertí mucho. "Et pourquoi pas?"

"Porque te irás al infierno, stupide", respondió con calma, tomando otro trozo de pudding vitalé. "Un exceso pecaminoso y chocolate belga, vaya combinación. Oh... y amaría un café au lait, por favor. Vaya, este pudding vitalé es asombroso, ¿puedo ordenarle un poco más, caballero?"

"Ah, bien sûr."

Después de todo, este es mi trabajo, yo no le habría negado el pudding vitalé a nadie independientemente de sus opiniones sobre el cielo y el infierno. Negarle a alguien un pudding perfectamente bueno debería ser algo, como decirlo...ilegal, a menos que tenga intolerancia al gluten, claro está; cuando volví con el pudding y el bisquet, se encontraba alimentando a los pájaros cercanos con lo que quedaba de la corteza del pan que yacía en la cesta. A veces son una molestia esos pájaros pues se la pasan apiñándose alrededor de los clientes, uno incluso voló dentro del café una vez, sin duda pasamos un momento divertido dándoles caza para llevarle fuera de nuevo. Pero a su alrededor había dos urracas de rayas azules y dos palomas tan blancas como la nieve ¡oh, vaya que eran bonitas! Tenía las palomas alimentándose de su mano y todo, revoloteando suavemente sin hacer el menor alboroto. "Merci beaucoup", se rió cuando dejé la bandeja de plata con el pudding vitalé y en ese preciso instante el sol se asomó detrás de las nubes, sus ojos captaron el resplandor, radiante y verde como la primavera.

Dios, te lo digo, esos eran ojos. Sin duda.

"De rien. ¿El bisquet es bueno?"

Lo probó y dejó escapar un suspiro de lujo. "Mm-hhh, nunca, ni en sueños lo habría hecho mejor. ¿Soy yo o está haciendo calor aquí?"