7.-Endorfinas, me humillan.

42 6 0
                                    

El sol que entra por mi ventana me hace despertar. Mis ojos se abren y lo primero que veo es el techo y luego mi lámpara sobre mi mesa de noche. Sin dar más vueltas al asunto de despertarme, me siento en la cama y salgo de ella como si algo me llamara. Entro al baño y hago mi aseo personal. El cansancio se ha ido un poco de mí, y creo que es porque ayer no tuve que cambiar pañales y alimentar. Aún así, es lo que me toca hoy.

Vuelvo a mi habitación y me río cuando miro mi cara hinchada del sueño. Tomo una camisa, un pantalón que haga juego y una chaqueta, un par de zapatos cómodos y algo de maquillaje. Así, estoy lista.

►▼◄

-Hola, Dylan. ¿Cómo estás hoy?

Él me sonríe, con esa sonrisa que me indica que se levantó con el pie derecho esta mañana-Estoy genial. O sea, no lo sé. Siento como si hoy fuera un día distinto, o como si ayer hubiese sido un día igual a éste.

Encojo mis ojos, confundida. No entiendo muy bien lo que quiere decir. No sé si se refiere a que ayer fue un día único o lo es hoy, no comprendo.

Cuando estoy a punto de responder dudosa, él me interrumpe-Creo que es mejor charlar en mi habitación.

Asiento y ambos cerramos la puerta principal de la casa para subir las escaleras a su cuarto.

-Bien,-Dice al tiempo que cierra la puerta de la habitación y hace movimientos con los hombros para relajarse-En realidad, Susan. Tenemos un asunto que atender hoy.

-¿Qué? ¿Cuál es?

-Mis padres quieren organizar un viaje familiar la semana entrante. Y aún no les he dicho nada acerca de Nueva York. Ellos quieren obligarme a ir con ellos y yo de verdad no puedo hacerlo...

-¡Dylan, relájate! En realidad no es un gran problema. Sólo debemos decirle a tu madre que tenemos planeado ir a Nueva York juntos y ya.

-No es así de fácil, Susan-dice, ahogándose un poco en sus palabras-No pararán de insistir hasta que diga que sí. Creo que... tendremos que posponer nuestro viaje para el otro mes.

La idea de hacer eso me revuelve el estomago. Trago duro la bilis que siento pasar por mi garganta, e ignoro cualquier incomodidad para proseguir ayudándolo. Pero no puedo, no puedo. Y pensar que debemos cuidar a la bebé por un mes más, ¡no! No lo aceptaría. No aceptaría eso porque implicaría llevar a la bebé a mi propia casa y esconderla y eso es algo que principalmente no quiero, no quiero ocultar un pequeño monstruo viviente que chilla y come todo a su paso. Al menos no a esta edad, al menos no como Dylan lo hace. Tampoco aceptaría que él viajara con su conciencia tranquila y que yo cuidara de su hija que a mí ni me compete.

-¡No, no, no!-Digo, rápidamente y él me mira extrañado-Creo que más bien debemos... ¡decirles acerca de Nueva York!

Él se encoge de hombros-Yo también lo creo, pero, ¿no es un poco extraño que un par de chicos de apariencia hipster(1) se aparezcan de pronto en un concurso de dibujo? ¿No debería ser más bien uno de... fotografías?

Niego con la cabeza-¡No me interesa! Esto no es por nosotros, es por la bebé y su bienestar. No podemos permitir que ella sea invisible, Dylan.

En realidad no lo digo por ella. Lo digo por mí y por mi bienestar, y ahora que me doy cuenta, no me importa su "invisibilidad social". Eso no pesa más que mi afecto por mí misma. Y lo sé, lo sé. Soy mucho más egoísta que Dylan por pensar eso. Lo sé.

Dylan se recuesta de la puerta, pensativo-Bien, entonces se lo diremos a mi madre a la hora de la cena-se calla un momento y agrega-Debo confesar que estoy un poco cansado de mantenerla. Es decir, a veces quiero pensar en mí.

Mi Perfecto Idiota.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora