13 Tu amor me sabe a odio

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Tu amor
Me sabe a odio

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Chris

Escuchando esas palabras con los ojos abiertos y la mente cerrada, el profesor seguía hablando y yo solo la miraba. “Estas tan callada no lo comprendo” esos eran mis únicos pensamientos.

Lo intentaba, pero no lo comprendía, ¿porque sus ojos seguían vacíos? Su mirada la delato o talvez fue el lápiz indefenso que lastimaba su piel dejando una pequeña gota de sangre por la presión.

¿En quién estaba pensando? ¿Qué tipo de pensamiento homicida hacia ese efecto en ella?

Saber sus pensamientos era algo qué de verdad quería, que de verdad me llenaba de intriga.

La confusión alimentaba mi odio, pero me gustaba.

Era lo único que me interesaba, lo único que hacía que mis emociones estuvieran derrumbándose.

No podía apartar la mirada, no podía apartarla de ella. Quería que me mirara, que me demostrara que mi nombre giraba en su cabeza y estaba  dispuesta a gritarlo.

No sabía qué hacer. Prefería no pensar, no entendía cuando mi futuro iba llegar o en qué posición ella iba a estar.

No sabía simplemente que hacer, si mi postura de odio mantener en aquel futuro, en el presente talvez.

Las emociones me consumían, cada vez más.

Keisy se acercó a ella, tomo su mano y alejo el lápiz.

- Te estas lastimando – ella dejo de mirar al vacío y miro la gota de sangre en su mano.

-Me duele un poco, pero se cuando parar – Keisy entrecerró los ojos.

- ¿Qué? – pregunto estúpidamente.

La pregunta de que estaba pensado ella, volvió a mi mente, esperaba que fuera en como esperaba suplicarme para que …

-Nada – aseguro con dulce voz. Cada mentira me hacía sentir mariposas por dentro, mariposas que destrozaban mi alma y la despedazaban.

-Hola – intento llamar mi atención una chica de ojos verdes.

- ¿Hola?

-El director los llama a su oficina- me lo esperaba por alguna razón.

- ¿Los? – ella asintió con cabeza.

Volví a observarla, pero esa vez la encontré a ella mirándome de una manera descarada. Sonreí al saber ya en que pensaba.

 •

Los dos estábamos en la oficina otra vez, en las mismas sillas, pero la tensión diferente, ella miro un punto fijo en la mesa intentando distraerse.

Escúchamos unos pasos entrando por la puerta, fruncimos el ceño al ver quién se sentó al otro lado de la mesa.

-Explícate – exigió Heike.

- El director esta en otro país, no nos va a interrumpir y tampoco los estudiantes – Damián tomo una de las tazas de café que estaban en el escritorio y continuo – Les dije a los demás que estaría limpiado la oficina con ustedes, todos sabemos que los rumores pueden destruir y esto necesito que no salga de acá.

-Si esto se trata de lo que hablamos la anterior vez no… - entrecerré los ojos.

-Si se trata de eso, me dijiste que investigara y lo hice – se balanceo hacia atrás en su silla cómodamente – los fundadores fueron más que aliados …

Una Mentira En Tus OjosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora