Como Agua Y Aceite [EN REVISIÓN]

4 | Reglas...

[Editado]

CAPITULO 4 | REGLAS, PELEAS
Y
   EL IMBECIL DE TÚ NOVIO.

M.

—¡Te lo puedes creer! Mi crush me odia! —dramatiza Paula.

Estamos bebiendo café en la cocina. Ella me habla sobre la primera interacción que ha tenido con Rusia y pienso, ¿A quién no odia Rusia?

Ella mira su taza de café. Paula y yo tenemos una obsesión con el café, por eso somos amigos.

—Ya.—Tomó un sorbo de mi taza.

—Te lo digo en serio. Hubieras visto como me miraba.

—Es un pesado.

—Oye, no le digas así! 

—Apenas ayer me decías lo mucho que odias a los hombres y ahora defiendes a uno.

—Y a todo esto si a tí odia, a mi odiara el doble. —vuelvo a hablar, recordando la pequeña escena que le hice.

—Cuenta.

—Nada

—¿Nada?

—Es un pesado, ¿Qué te digo? Es igual a como me lo imagine, es un maldito amargado, tiene un carácter que ahg, ¡Ni siquiera me ha dejado poner música!

—Guau. —se limita a decir.

—Guau. —digo.

—Pero eso no le quita lo guapo. Digo. —bebe y me recuerda al meme del ratón de "sorbito"

Paula clasifica a los hombres dependiendo si es atractivo o no, aunque... para ella todos los hombres son atractivos.

Los últimos minutos nos dedicamos a cambiar de tema a algo más agradable.

El sonido del claxon se hace presente, no tengo que asomarme a la ventana para saber quien es, por supuesto su poca amabilidad solo le duró un día que hoy no tiene ni la decencia de tocar la puerta como una persona normal.

Miro mi celular, 7:00 am, ni un minuto más, ni un minuto menos.

—Te lo dije. Me odia y no quiere verme. —-dice dramáticamente, como si a Rusia le importará alguien más que él mismo.

Niego, mientras salgo.

Al llegar me encuentro con que la puerta del copiloto está cerrado, por supuesto, me digno a subirme en los asientos de atrás. Esta concentrado en su reloj de mano contando los minutos.

Por supuesto, tiene todo calculado.

—Con respecto al incidente de ayer...

No pudo iniciar la conversación de la mejor forma.

Después de un rato agradable de silencio (por su parte claro) se ha dignado a empezar la conversación, y vaya forma de iniciar. Vale,  ¿Quieres hablar sobre lo de ayer? Pues hablemos.

—Si, eso. ¿Piensas pedirme una disculpa?

—No, más bien me veo obligado a poner ciertas reglas.