Se volvió adicta al trabajo cuando se dio cuenta de que era buena en ello, y cuando supo que era lo único que tenia.
- Mujer de unos 60 años, 70 kilos y 1.70cm - se arrodilló frente al cuerpo y levantó su muñeca examinando sus dedos arrugados - Su anillo esta sucio por fuera pero limpio por dentro, eso significa que se lo quitaba mucho, estuvo casada 40 años y se avergonzaba de ello, de seguro fue obligatorio - desvió la mirada al vestido y le pasó el dedo para levantar cenizas - fumaba mucho y... tenia 2 gatos - olió algo cerca del cuello y se acercó aun más - usaba perfumes caros, al igual que joyería y ropa, el ex esposo le compraba cosas solo para libarse de ella -
- ¿Y que hay de él? ¿Se sabe algo del ex esposo? - preguntó la joven novata con la lapicera levantada.
- Se fue a América del Norte luego de firmar el divorcio, dejó todas sus empresas a su hijo mayor, pero este las dejó a manos del gobierno. Su hijo menor se casó recientemente y se fue a Londres -
- Fantástico - dijo otro joven novato tomando nota.
Song-Yu lo miró sin corresponderle. Se alejó del cuerpo mientras se quitaba los guantes de látex y dejó a las cámaras hundir la sala.
- Increíble pero no resolviste como murió - su infame compañero la esperaba en las escaleras.
- ¿No es obvio? Tenía una adicción por el cigarrillo, odiaba a su esposo y sus hijos se fueron dejándola sola con dos gatos - lo miró como si la respuesta estuviera ya escrita - La mató la soledad y desolación, terminando perdida en una mansión - En las calles el frio golpeo su rostro y se resguardó entre su abrigo y bufanda.
- Este es tu próximo caso - se le entregó una carpeta - léelo con atención y se te espera mañana a primera hora en esa dirección - la chica asintió y desapareció entre luces y cámaras.
Ordenó sushi de regreso a su departamento y comió sola como siempre, frente al televisor. Examinó el expediente, se trataba sobre un hombre de 40 años, uno de los asesinos mafiosos más buscados, su verdadero nombre era Kim Tae-ho, pero siempre usaba seudónimos diferentes y era imposible rastrearlo o atraparlo. Lo que fue sorprendente era que tenia un hijo de 25 años llamado Kim So-Jun, miró más detenidamente pero no encontró rastro de que el señor Kim hubiera estado en una relación. Su siguiente parada era un departamento en Seúl, al parecer tenia cuentas pendientes.
Fue interrumpida por una llamada telefónica.
- Habla Lee Song-Yu -
- ¿Sabes lo difícil que es buscar tu número? - se escuchó aquel hombre alterado.
- Disculpe ¿con quien estoy hablando? - algo le decía que conocía aquella voz pero no estaba segura.
- No tengo tiempo para tus juegos hermana - hermana, recordó de pronto, era su molesto hermano mayor.
- ¿Por qué me llamaste? - no se llevaba muy bien con él y no pretendía ser amable después de 8 años.
- Es mamá. Esta enferma y quería verte - mamá era una mujer rígida, siempre había sido así. Se pasó toda su infancia criándolos por separado, a ella le enseñó a ser una dama y su hermano se convirtió en el hombre que papá siempre deseo. Recordaba los golpes de su madre cuando la desobedecía o cuando se negaba a vestir con largos vestidos de seda y un moño.
- ¿Después de tantos años crees que voy a estar llorando por ella? Sabes como me trato, a ambos -
- Lo se, a mi tampoco me dio la infancia perfecta pero estoy aquí en el hospital junto a ella, sosteniendo su mano. Solo te pido que vengas aquí, la veas y luego puedes continuar con tu vida -
- Debo trabajar mañana a primera hora - se excusó - Iré más tarde -
- Es probable que sea demasiado tarde -
Cortó la llamada y el pasado le volvió a tocar la puerta, dejándola con un mal sabor en la boca. Song-Yu no era una mujer de lagrimas, había heredado la mirada firme de su padre, no era de esas personas que sentían pena por quienes la habían lastimado y volvían arrastrándose a pedir ayuda.
A las 7:00 am su alarma le retumbó en el oído obligándola a otro día de trabajo, tomó sus cosas y pidió un taxi.
- Llegaste - fue recibida por esos ojos fastidiosos y una sonrisa falsa.
- No señales lo obvio Ji-Son - pasó a su lado sin dirigirle la mirada, su compañero se sintió ofendido pero ya acostumbrado al comportamiento de la detective.
- Buenos días Song-Yu - cortésmente se inclinó ante su jefe - Revisa el departamento y así tendremos un panorama de que es lo que quiere el señor Kim -
- Entendido -
El departamento olía a cigarrillo y sustancias químicas. A su derecha había una pequeña mesa, un sillón y un televisor. Había platos sucios y comida a medio tocar.
- ¿Conseguiste algo? - se colocó los guantes y se acercó a la mesa sin tocar nada.
- La persona que vivía aquí fue interrumpida a mitad de su cena. Mira la alfombra, esta movida, o se tropezó al pasar o lo movieron a la fuerza. Yo votaría por la segunda opción - dio dos pasos atrás al darse cuenta de algo - Hay sangre y aunque la alfombra sea del mismo color se puede notar - señaló dos puntos rojos brillantes - Lo golpearon en la nariz - cambió su vista a la televisión apagada - ¿La televisión estaba así cuando llegaron? -
- Si - respondió Moon-Jin.
- Tal vez come en silencio - pensó en voz alta para sí misma. Dejó la sala y se dirigió al único cuarto - Nada interesante, solo... un momento - tomó de la mesita de noche una bolsa de plástico. Su compañero asomó su cabeza intrigado.
- ¿Son drogas? -
- No. Medicamentos. Pero ¿porque las tendría en una bolsa? - Otro pensamiento en voz alta - Guarda eso en una bolsa más grande, irá a evidencia - el novato cumplió su orden y se quedó en la puerta - No hay nada más que pueda ser útil - dejaron el departamento y su jefe los esperaba en la calle a la luz del amanecer.
- El problema no es lo que el señor Kim hará, el problema es lo que ya hizo - le dijo al señor Jeon quitándose los molestos guantes.
- ¿Que? - miro a ambos y la chica volvió a hablar.
- Llegamos tarde -
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Lee Song-Yu y el cuervo de ojos grandes.
Mystery / ThrillerUna detective adicta al trabajo debe investigar un caso asignado sobre un asesino suelto en Seúl, Corea del Sur. Queda ligada a este criminal y a su mayor víctima, sin ver en las consecuencias.