“Miedo de seguir hacia delante, eso se siente cuando algo acaba. Miedo de no volver a sentir, de no volver a conseguir o de no volver a florecer. En resumidas cuentas, miedo a lo desconocido. Para sentirlo es necesario perder y las personas que estamos acostumbradas a perder aprendemos a vivir con ese miedo. ¿Y cómo se hace? Simplemente dejando un espacio de tu corazón siempre vacío. No sentir es la forma más fácil de sobrevivir al adiós”.
Acabo de terminar de escribir esto, no quiero volver a releerlo porque duele. Solo quiero cerrar la libreta donde lo he apuntado y desaparecer. Ya le temo a dormir porque no sé en qué momento su rostro y su cuerpo se apoderó de mis sueños. El ojalá duele mucho más que el nunca más, parece ser igual, pero en una nunca llegas a probar lo que en la otra sí. Debo superar aquello que me llevó a este punto, por esa razón no escribiré su nombre. No diré que ocurrió porque todo eso es irrelevante. ¿Qué más da lo que ocurriera si ya acabó? Ahora mismo solo importa que esa historia acabó y me toca entrelazarla con otra donde la única protagonista soy yo.
Los cambios son inoportunos y para nada agradables. Algunos pueden pensar que los cambios son buenos, sin embargo, creo que confunden cambio con transformación. Para mí un cambio siempre implica una ruptura con lo anterior; por el contrario, una transformación es una simple evolución de lo que ya había. No quiero decir que uno sea bueno y otro malo, pero el cambio siempre deja un sabor amargor en tu paladar, a pesar de que a veces esa sea la decisión correcta.
Miro el móvil por enésima vez en el día, esperando un mensaje que nunca va a llegar y me dispongo a salir de casa para hacer algo provechoso con mi día. Mi humor está por el suelo y no tengo ganas de escuchar a mis amigas o a cualquiera al que se le ocurra hablarme o cruzarse en mi camino. Camino por la calle distraídamente, observando los edificios y a los transeúntes que sin más van de aquí para allá. Voy a cruzar el paso de cebra que conduce al centro comercial, no sé si es mi despiste o el suyo, pero en cuestión de un segundo yo me encuentro gritando tras escuchar un frenazo que me deja perpleja. Una vez que me atrevo a abrir los ojos miro lo que ha sucedido. Observo con cara de pocos amigos al joven que hay en la moto, no puedo ver su cara ya que lleva el casco puesto por lo que no puedo descifrar su expresión.
El joven no dice nada, yo no digo nada simplemente nos encontramos en una guerra de miradas en la cual ninguno sabe actuar. El susto ha sido mayor de lo que debería por eso hablar no es una prioridad. Algunos cláxones se escuchan de fondo y es cuando pestañeo por primera vez. Comienzo a ser consciente del hecho y noto que debo apartarme de una vez de mitad del paso ya que estoy cortando el tráfico. Voy hasta la cera más próxima y me giro para ver si el motociclista es capaz de al menos disculparse o preguntar si estoy bien.
No ocurre ninguna de las dos cosas, simplemente desaparece en el largo de la carretera. Maldigo entre dientes y ruedo los ojos. Odio que la gente sea maleducada y que no sea consecuente con sus actos. Decido olvidarme de lo sucedido y tras responder a algunos peatones que se han dado cuenta de lo ocurrido y están preocupados, me adentro en el centro comercial.
Después de ir a por mis recados decido ir hasta una pequeña heladería. Comienzo a hacer cola y me quedo mirando al chico que hay delante de mí. Me permito observarlo puesto que él no sabe que estoy detrás de él.
Es de mi altura, con el pelo negro, su nariz es fina y recta; no alcanzo a ver sus ojos del todo bien, pero desde mi perspectiva parece un chico bastante mono. Veo que acompaña a su madre a por un helado cosa que me produce ternura. Bajo mi mirada hasta el suelo algo avergonzada por estar observando demasiado al chico, pero esto hace que me percate de que lleva las mismas zapatillas que su madre y una sonrisa tonta aparece en mi rostro. Desde luego tiene que ser un buen chico. Es su turno para pedir, pero tras preguntar algo a la dependienta que lo deja desconcertado se gira hacia mí.
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×[DESTINO OCULTO]×
RomanceLidia es una chica normal, dolida por relaciones pasadas. Su corazón está pisado y su despecho crece dentro de ella. Pero eso no lo es todo, cuando menos se lo espera su vida da un cambio de 360° y no le queda otra que amoldarse a la situación o hu...