🌑 3 0

1.7K 291 103
                                    

—¿Y cómo se supone que son las cosas en el futuro? —Preguntó South mientras me hacía unas trenzas en el cabello, o al menos eso intentaba

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—¿Y cómo se supone que son las cosas en el futuro? —Preguntó South mientras me hacía unas trenzas en el cabello, o al menos eso intentaba.

—Ah pues... Hay tecnología más avanzada, televisores de pantalla plana, incluso hay algunas que pueden enrollarse y salen desde un mueble ya como televisión, aunque no te hagas esperanzas con autos voladores, aún no se llega a eso. —Hice un puchero. —Uh, también hay robots inteligentes, el abuelo me hizo un robot cuando era pequeña, para que estuviera conmigo. Pero... papá lo destruyó con un bate, porque dijo que eran porquerías.

—Tu padre no parece ser muy bueno.

—No lo es... pero aún así lo quiero. —Sonreí.

—¿Y como es tu abuelo? Hablas mucho de él pero no sé cómo es.

—Bueno... es muy valiente y decidido, hay muchas veces en más que falla, pero nunca se detiene y continúa siempre con su objetivo en mente.

—¿Es por eso que tú quieres salvar de la de ahuevo a tus amigos? Se nota que son familiares. —Dijo y yo me reí un poco. —Ya acabé, ¿Cómo me quedó?

Me miré al espejo y noté dos trenzas desde el inicio de mi cabello hasta la mitad de mi cabeza, y ahí iniciaban unas coletas.

—Me encanta.

—Mentirosa.

—Es verdad, me encantan. —Dije acercándome al espejo. —Hey, le pusiste moñitos, que lindo.

—Ya vamos, tenemos que presentarte como miembro oficial de Rokuhara Tandai. —Dijo dándome palmadas en el hombro.

°°°

—¡Escuchen bola de imbéciles! —Exclamó South. —¡Chaeri Hanabami ahora es miembro parte de Rokuhara Tandai, el deber de todos ustedes es cuidarla y auxiliarla!

—¿Al menos sabe defenderse? —Se burló alguien.

—¿Para que demonios traes a alguien al equipo si va a tener que ser salvada cada cinco minutos? —Se quejó otro.

—¡Pues vas a salvarla cada cinco minutos o de lo contrario te meto un jodido poste en el asterisco! —Bramó y el chico se encogió en su lugar. —¡Y pobre de aquel que quiera meterse con ella, se las verá conmigo! ¡Ahora larguense!

—Ya oyeron al jefe, ¡Dispersence! —Exclamó Kakucho.

—Ya puedes salir de atrás de mi. —Me dijo Rindo divertido.

Di un paso hacia la izquierda, y luego miré como se iban todos.

—Fiuf, creí que me matarían con la mirada. —Dije. —¿Me queda bien el traje? Siento que es muy grande.

—Te queda bien, después vas a crecer y te apretara un poco. —Me dijo Kakucho.

—Ah, okay. —Sonreí.

—Vamos mocosa, tenemos que ir a ver esa película. —Me dijo South colocando su mano en mi nuca, haciéndome avanzar.

—¡Yey, Winnie Pooh!

—Deja de decir “yey”.

—Es que me gusta decirlo porque te fastidias. —Reí.

—Si no conociera a South y a Chaeri, diría que ambos se gustan. —Dijo Ran con una sonrisa. —Pero aparentemente ambos tienen una relación más de hermanos que de otra cosa.

—Ambos se complementan de alguna forma, de eso no hay duda. —Asintió Kakucho. —Me alegro de que Chaeri se haya quedado junto a él. Prefiero ésto a que ella esté con Mikey y esos bastardos.

—¿Por qué? —Rió Rindo.

—Escuché que la Toman usaba a Chaeri para ganar. —Fue lo único que dijo antes de irse.

Ambos hermanos se miraron, algo asustados de que él supiera acerca del viaje en el tiempo de Chaeri.

—¿Podemos comprar palomitas? —Sonreí haciéndole ojitos.

—Lleva lo que quieras y lo que puedas cargar, porque yo no pienso cargar nada.

°°°

—No mames, échame ese acá, se me vaya a caer. —Me dijo South.

—¿No que no tronabas pistolita? —Reí colocando la bolsa de cheetos sobre la caja de palomitas. —¿Podemos llevar esas gomitas de tiburoncin?

—Yayayayaya, pidelas y ya es la última cosa, me vas a dejar en bancarrota con mi tarjeta del Cinépolis. —Bufó.

Ambos entramos a la sala una vez la película había comenzado, yo estaba bien entretenida mirando y comiendo, y South también miraba la película.

—Pinche osito panzón, me cae re bien. —Rió.

—Ya me dio el mal del puerco. —Lloriqueé recargando mi cabeza en su hombro.

—Pon lo que ya no te quieras comer en tu mochila, y dámela.

Puse las gomitas y empaques de comida enteras en la mochila, se la pasé y él se la puso enfrente.

—¿Vendes discos o vas a robar? —Reí.

—Callate y pon atención. —Me dijo comiéndose las gomitas que ya había abierto.

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Save Your Tears [Tokyo Revengers] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora