ℙ𝕣𝕠𝕝𝕠𝕘𝕠

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La vida de Horacio no era fácil. No sabía si las cosas empeoraron al casarse o al tener un hijo.
Al conocer a su actual esposo, John Walker, parecía un cuento de hadas; era una persona detallista, caballeroso y comprensivo, pero a los 6 meses de casarse las cosas cambiaron... Ahora era agresivo y controlador. Frecuentemente llegaba a la casa a altas horas de la noche drogado o borracho. Las golpizas comenzaron a ser más frecuentes. Tener relaciones sexuales con su esposo ya no era lo mismo que antes, era violento al hacerlo y habían veces en las que era obligado a tener sexo con el. De este último llegó su pequeño angelito, Charlie. Al principio no se sintió preparado debido a que apenas tenía 21 años, pero tampoco quería hacerse un aborto. Paso un mes sin decirle nada a Walker, un mes en el que, a pesar de su corto embarazo y diminuta pancita, se encariño, y pensar en tenerlo pronto en sus brazos le generaba una hermosa calidez en el pecho.

Pensó que tal vez un bebé cambiaría a su esposo. Creyó ciegamente en ello hasta que le contó. Nunca olvidaría ese día.

       
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John se encontraba acostado en la cama mirando su móvil. Horacio estaba en la cocina preparando una cajita azul con pequeños zapatos de bebé y algunas serpentinas.
Al terminarlo sonrió para si mismo, tomó la caja y la apego a su pecho con ternura e ilusión de que su esposo sea tan feliz como el con aquella noticia.

Subió las escaleras con la caja en su espalda. Al llegar entró a la habitación con una sonrisa traviesa y se puso a un costado de la cama, al lado de John.

- ¿Que te pasa? - Pregunto con el ceño fruncido. Horacio rápidamente se puso encima de el y colocó la caja en su pecho.

- Ábrelo, es una sorpresa.

John toma la cajita y dando la última mirada a Horacio la abrió. Comenzó a mover las serpentinas de colores hasta dar con los zapatitos. Lo miro incrédulo. Los nervios de Horacio crecían cada vez más.

- ¿N-no te gusta? -

- ¿Que mierda significa esto, Horacio?-

- E-estoy esperando un bebé, John... ¿No te parece maravilloso? Una pequeña criatura crece en mi vientre. Y pronto estará con nosotros. - Contesto feliz. John se levantó, dándole un empujón a Horacio quien cayó de costado a la cama

- ¡¿Maravilloso!?- Cuestionó incrédulo. - ¡Te dije que te cuidaras! -

- John, esto también me había tomado por sorpresa... Pero piénsalo un poco- - Walker interrumpió a Horacio agarrando su cuello fuertemente.

- Vas a abortar a esa mierda si no quieres que te heche con todas tus cosas a la calle, ¿Has entendido? - Horacio estaba llorando y aunque se le dificultaba respirar hablo.

- V-voy a tener a e-este bebé, Jonh... M-me iré con- con Gustabo.-

- ¿Ah si? - Horacio asintió. - Ahora veremos si podrás irte así como así, débil de mierda. -

John, con el agarre que tenía en el cuello de Horacio lo tiro al piso. Comenzó a patetearlo con fuerza. El de cresta estaba en posición fetal cubriendo su vientre, sin importarle las patadas que caían al resto de su cuerpo. Luego de cansarse de las patadas, lo tomó del cabello y dio un golpe en su cara.
Era un mounstro. No prestó ni mínima atención a las súplicas de su esposo, y mucho menos a su llanto y gritos de dolor.
Al terminar con la golpiza, y como si no hubiera ocurrido nada, tomó una chaqueta y salió de la casa. Horacio, casi inconsciente, le tomó unos minutos "recuperarse" de aquello. Lloro como hace mucho no lo hacía, grito de dolor, y no tan solo físico.
Comenzó a acariciar su pequeña pancita.

𝐑𝐨𝐮𝐭𝐞 𝐝𝐢𝐟𝐟𝐢𝐜𝐢𝐥𝐞~𝑽𝒐𝒍𝒌𝒂𝒄𝒊𝒐Donde viven las historias. Descúbrelo ahora