En la ficción, humanizar a los personajes es de vital importancia para la construcción de la historia, puesto que le aporta madurez y la dosis de verosimilitud necesaria a la trama. Pero, ¿qué es humanizar? El significado de esta palabra según el diccionario es la de atribuir cualidades humanas a algo o alguien; dicho de otro modo, hacerlo más familiar o afable de esta manera. La clave para lograr que el público conecte con los personajes y así le tome cariño a la historia, es conseguir que se identifiquen con los sentimientos o situaciones de los personajes que puedan ser inherentes a cualquier ser humano.
No obstante, para entender este concepto, es necesario conocer los rasgos que nos definen como seres humanos. En primer lugar, lo más básico: tenemos una inteligencia superior a la de otras especies animales y una creatividad que compensa la desventaja en cuanto a fuerza física que podamos tener respecto a los animales, así como la inteligencia emocional que nos permite sobreponernos a determinadas situaciones. Además, poseemos virtudes y defectos. Podemos ser egoístas, huraños, tontos, despectivos, hipócritas, mentirosos; pero también amorosos, generosos, bondadosos, solidarios, entre otras cosas. Al vivir en sociedad, estamos muy condicionados por las normas de conducta y la forma en la que nos ven los demás. Por eso es que la gente se siente cómoda usando redes sociales, porque no será juzgada por su apariencia si no lo desea. Esa es la razón por la que nos sentimos más a gusto contándole un secreto incómodo a un extraño antes que a una persona cercana cuya opinión nos importa y por la que no queremos ser juzgados erróneamente; de ahí que la gente se abra con su psicólogo y acuda a los confesionarios sin mayores problemas. Todos tenemos problemas y miedos; así parezcan insignificantes para el resto del mundo, para quien los posee es muy relevante. El ambiente en el que una persona haya pasado sus primeros años de vida ejercerá una gran influencia sobre su psiquis y modo de comportamiento durante el resto de su existencia. Así, si alguien ha crecido en un lugar violento, donde quienes lo rodean se agreden entre ellos o agreden directamente a esa persona, esta aprenderá a reaccionar con agresividad ante todo lo que considere una amenaza. Disímiles autores fallan estrepitosamente en sus intentos por humanizar a los personajes por tres razones: 1) Estos nunca evolucionan ni aprenden de sus errores; 2) Pasan de la ley causa-efecto. Si a una persona le ha ocurrido una desgracia, lo más lógico es que esté triste y, por lo tanto, llore. Pero si es alguien a quien se le ha enseñado a no llorar, lo más probable es que trate de reprimir sus sentimientos. Existen las facetas también. ¿Es tan difícil entender eso?; 3) Cuando quieren abordar algún problema psicológico real a través de un personaje, lo hacen de una manera tan burda, que se nota demasiado que ni siquiera se han molestado en investigar un poco cuáles son los patrones de conducta presentes en ese tipo de trastorno y no tienen ni idea de cómo se sienten esas personas. Las maneras en que la gente suele lidiar con sus traumas raras veces es sana, pero en la ficción se ignora ese detalle en demasiadas ocasiones.
Como siempre, clarificaré mi punto con ejemplos. Empecemos con la humanización. El niño que es demasiado humano para el gusto del público en general, léase Shinji Ikari, es uno de los mejores protagonistas del anime. El verdadero problema aquí es que mucha gente no acaba de entender que Evangelion trata acerca de los trastornos psicológicos que padecen sus personajes y que son potenciados por el entorno hostil que los rodea, y al parecer ven esta serie esperando encontrar un Dragon Ball de mechas o algo estilo nekketsu. En cuanto a Shinji, él padece de depresión causada por la temprana muerte de su madre y el abandono posterior de su padre, incrementada por la indiferencia del mundo que lo rodea. Al tratarse de un chico sensible y estar atravesando por un período de cambios tan difícil como es la adolescencia, él busca desesperadamente la aceptación y el afecto que le han faltado. Esto ha conllevado a que carezca de herramientas psicológicas para afrontar y superar determinados sucesos, como sí es el caso de otros personajes como Edward Elric, quien al haber recibido todo el amor de su madre durante su primera infancia y tener a su hermano como punto de apoyo clave para seguir adelante, sí que es muy capaz de sobreponerse a todas las situaciones por las que le ha tocado pasar (aquí se muestra cómo se puede humanizar a los personajes desde diferentes ángulos). Por otro lado, Shinji reacciona a todo lo que le pasa de una manera natural y realista, como lo haría cualquier persona en su lugar. Incluso la percepción que muchos tienen sobre él es verosímil, porque en la vida real las personas que sufren de depresión son incomprendidas en disímiles ocasiones, llegándose a tildarlas de vagas, lloronas, descaradas o cobardes. Y no es que estén en ese estado porque quieran o les guste; es que no pueden salir de ese pozo. Esta faceta humana fue abordada de forma excelente y muy real, pero con respeto. Se nota que Hideaki Anno, además de saber lo que sienten las personas con depresión porque él también la padece, es capaz de plasmar este estado de la psiquis humana con un realismo y un detalle asombroso.
Ahora vamos con el bando intermedio: los que intentan humanizar, pero no lo consiguen. Este es el caso de Elfen Lied. Sé que le he dado unos cuantos palitos a este anime en otras ocasiones, pero no se me ocurre un mejor ejemplo. Además, se lo merece. En fin; al principio nos presentan a Lucy como una despiadada asesina que se escapa de un laboratorio. Pero como no podía rondar por ahí simplemente como asesina, fue impactada en la cabeza por una conveniencia de guion... que diga, por una bala, y de ahí su personalidad se divide en dos; porque sí, recurren al infalible truco de cambiarle la personalidad según lo requiera la historia, un recurso que ya está muy manido, súper gastado y usado a más no poder, así que ya no genera ningún impacto considerable en el espectador. Después, nos muestran que ella fue víctima de bullying por ser diferente, que la crueldad del mundo la convirtió en un monstruo asesino, que sufrió mucho porque experimentaron con ella y bla bla bla. Tratan de que empaticemos con la protagonista y la veamos con simpatía, pero simplemente no funciona. Y la razón es que se apoyan en un cliché basándose en un trastorno psicológico que es muy real, pero que no está bien trabajado ni correctamente implementado. Toda la humanidad que pudiese haber tenido la historia se fue por el caño cuando el autor tomó la decisión de construirla alrededor de un cliché tan básico, sin siquiera molestarse en aportarle algo que le otorgara credibilidad. Aquí vemos cómo se pierde el intento de humanización de un personaje y una serie (porque el resto del cast son cartones que se mueven según convenga a la trama), aunque aún no resolvemos el misterio de por qué perdí mi tiempo viendo esta serie. Quizá nunca lo sabremos.
Ahora tomemos el bando contrario: la deshumanización. Mi ejemplo en este caso será Death Note. Sí; por más que me guste L, hay que admitir que son pocos los personajes centrales que tienen reacciones realmente humanas en esta serie. Light Yagami se nos presentó como un chico normal, bien llevado con su familia y amable con todos en general; quizá un poco arrogante debido a su gran intelecto, pero nada fuera de lo común. El problema radica en que, unos minutos más tarde, luego de encontrar la Death Note, empieza a matar gente sin ton ni son y no se muestra ni un poco conmocionado por las consecuencias de sus acciones. Su pensamiento inicial acerca de que el mundo estaba podrido es algo que cualquiera podría llegar a plantearse en un momento determinado; pero para Light esto no era una idea fugaz, sino una convicción. No obstante, nunca sabemos qué es lo que le llevó a creer firmemente en ello o qué le pudo haber pasado para que esa idea estuviese arraigada tan profundamente en su mente. No podemos empatizar con Light porque no lo entendemos lo suficiente, pues carece del trasfondo humano que facilitaría que tratásemos de comprender su punto de vista. Parece que lo único que importaba era hacer que se volviera cada vez más loco para que la trama avanzara. Y yo entiendo que la Death Note lo corrompe y todo eso, pero sigue sin ser justificación suficiente para que Light pierda todo rasgo de humanidad a medida que avanza la historia. Otro tanto ocurre con Misa Amane. Hacen el intento de presentarla como una persona que está pasando por una etapa de depresión; mas es imposible que lo consigan con las características que plasman en ella. A Misa le gusta ser manipulada por Light, lo que demuestra que tiene nula estima por sí misma; pero al contrario de Shinji, quien carece de autoestima porque le han hecho verse como alguien sin valor humano real, ella se comporta así porque está perdidamente enamorada, la peor excusa en la que se puede apoyar un autor para rebajar el peso argumental de un personaje. Sé que no todos los seres humanos podríamos tener un coeficiente intelectual de 200; pero, como mínimo, poseemos cierta capacidad de razonamiento porque somos seres racionales. En Misa esto no parece aplicarse, pues es la mata de la estupidez y mete la pata constantemente, llegando a parecer más una muñeca bonita que un ser humano. Algo similar pasa con L, aunque por lo menos él tiene una buena base sobre la cual construir su deshumanización. Está clarísimo que no es una persona normal desde su primera aparición y posee muchas de las características atribuidas a quienes padecen del Síndrome de Asperger, un trastorno del espectro autista que no disminuye la inteligencia, pero sí anula las habilidades sociales. Empero, el fallo radica en que lo robotizan demasiado: él no parpadea, no duerme más de dos horas y aparenta no cansarse nunca. Todo eso se ve antinatural, a pesar de que ha tenido algunas reacciones bastante humanas. Ni hablemos de Near, quien tiene la capacidad empática de un mueble y aún menos sociabilidad que L. Mello se comporta de forma más humana; pero sigue sin poseer mucha empatía, un rasgo que define a conciencia la psiquis humana. Los personajes más humanos de Death Note serían los secundarios, como Matsuda y el padre de Ligth.
Con los personajes que no son esencialmente humanos (robots, demonios, entre otros) todas estas percepciones cambian, sobre todo si se ha planteado la idea de que exista una especie inteligente, pero carente de emociones. Eso ya sería otro tema.
¿Qué opinan ustedes? ¿Les gusta la humanización de los personajes o no?
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Las series que marcaron mi infancia
RandomPorque de repente me han asaltado los recuerdos, me he propuesto atormentarlos un poco con mis nostalgias. Aunque tampoco crean que voy a aburrirlos mucho, pues estos apartados se proponen ser breves y concisos. A pesar del título, no solo pienso ha...