Capítulo tres

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Ya me vestí pero tengo miedo a verme al espejo y que no esté como esperaba, juego con una pulsera de hilo en mis manos, suspiro hasta que escucho la voz de Isabela.

-Antonio!-Exclamo buscando al pequeño de los Madrigal, pero se dio cuenta de que ni yo respondí-Mariana tienes a Toñito? Mariana? Mari?-A su tono se le sumaba preocupación.

-En el tocador-Respondí con voz fría, ella se acercó y me miró con un poco de despreció.

-Aún no te arreglas el cabello-Quejó pero se percato que cubría el espejo con una manta-Ay por supuesto que no lo harías con el espejo así-Dijo queriendo quitar la manta.

-Oye no...-Antes de que pudiera protestar ya la había quitado-La quites-Miro mi espejo con desagrado por su tono marrón apagado que iba a juego con la madera del trocó del sauce.

-Ya veo porque lo cubres, ese color es espantoso-Con un movimiento de manos aparecieron unas flores rosas alrededor del espejo-Mejor?-Dijo muy segura.

Le di una mirada molesta y con una ráfaga de viento quite las flores rosas pero el polen también voló acabando en mi nariz, desatando mi alergia.

-Por eso no tengo flores aquí-Dije soltando unos estornudos de gatito-Sueltan mucho polen-Deje de estornudar.

Isabela empezó a cepillar mi cabello que naturalmente era ondulado con volumen pero me tocaba alisármelo, Isa me hizo dos pompones dejando un mechón de la frente libre.

-Perfecta como una flor de loto-Comentó-Te espero abajo-Dijo saliendo no sin antes dejar su característico camino de flores.

Abrí un cajón en donde tenía un listón rojo, un peluche de rata casero y un libro del principito.

Tome el listón y un recuerdo vino a mi cabeza.

Papá arreglaba mi vestido por estaba lleno de tierra-Bruno ya es hora-Dijo Julieta.

-Okey, okey vayan adelantándose-Les pidió y sus dos hermanas se fueron.

-Papá y si mi don es inútil?-Le pregunté.

-Si tú don llega a ser inútil verás que le darás un uso increíble-Dijo dándome un besito en la frente.

Lo abracé-Gracias papá-El también me abrazo.

-Bruno!-Le reclamaron mis tías.

-Un minuto!-Respondió y sacó un listón rojo de su bolsillo y lo amarró detrás de mis trenzas.

-Gracias papá-Le sonreí tiernamente.

-Ay espera-Limpió en manchas de tierra que tenia en mi mejilla, se fue no sin antes darme muchas besitos.

-BRUNO!-Grito Pepa ya con una nueve en la cabeza.

-Ya voy mujer-Se giro a mi por última vez-Estaré esperándote en tu puerta-Dijo y se fue.

Ante el recuerdo me puse el listón para por fin volver a tapar el espejo.

Narrador:

Saliste con el peluche de rata en las manos, ya estaban los invitados, música y todo eso, pero había muchas flores, el viento empujó todo el polen a tu nariz haciéndote estornudar como loca, bajaste con la nariz tapada buscando desesperadamente un lugar donde no hubiera polen.

Por fin lo encontraste un lugar sin ninguna flor y mucho menos polen, pero seguía estornudando, en uno de esos escuchaste la voz de Camilo.

-Salud-Estaba recostado en el muro con las manos en los bolsillos.

-Gracias-Le agradeciste con la nariz tapada, eso le causó risa y a la vez ternura al chico de rizos-De que te ríes? Isabela inundó la casa con flores-Estornudaste activado tu don de fuego, un pequeña llama salió disparada cerca de Camilo.

-Ay por dios!-Exclamaste, aunque era una llama pequeña igual te asustaste y empezaste a disculparte como loca, aunque no había sido tu culpa, cuando tienes alergias cualquier don se puede activar.

Pisaste la llama para apagarla, seguiste disculpándote, Camilo entre risas tomo tus muñecas.

-Ya tranquila, estoy bien-Afirmó, pero él se acercó más a ti, más específicamente a tus labios los cuales tenían ese color carmesí que sentaba bien con tu cabello.

Abriste la boca para preguntar pero el acero su dedo pulgar y quito algo cerca del labio inferior, soltó una risilla.

-Jaja pelusa-Rio mostrando la pequeña pelusa gris que había soltado el peluche de rata.

-Jeje si-El aún no se había despegado de ti, los labios de ambos seguían muy cerca, pero la voz de la tía Pepa los hizo separarse al instante.

-Ay Camilo aquí estás, primero Antonio y ahora tú también desapareces, enserio no puedo con los dos-Dijo acercándose a Camilo haciéndote dar un paso atrás, tenia su característica nube en la cabeza.

Detrás de ella venían el tío Felix y Dolores, te preguntaron que hacías ahí pero antes de poder responder Dolores se adelantó y dijo que era debido a tus alergias al polen.

A los pocos minutos apareció Mirabel tomada de la mano con Antonio.

Mientras ellos tenían un hermoso momento familiar, tú solo sentía la falta de tu figura paterna, lo extrañabas mucho, retrocediste lentamente y te dirigiste a la puerta.

Solo estorbo aquí...

Nota:

Dejo esto y me voy a mimir, ADIÓS!

La Chica de Los Ojos Oceánicos (Camilo Madrigal)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora