El secreto de Tadokoro

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Souichi permaneció hasta tarde en el laboratorio con sus kohais porqué temía su regreso a casa aquella noche.



Morinaga le pediría una explicación, y aunque sabía que sus sospechas eran perfectamente justificadas en esas circunstancias, no podía decírselo.



Porque él negaría cualquier acusación que le hiciera, o podría reconocerlo todo y marcharse. Ir al lado de la otra persona. Y eso era lo último que quería que sucediera.



Pensó con fiereza que quería recuperar aquella relación que tanto le había costado reconocer y formalizar "No voy a dejar que se rompa por un desliz estúpido de Tetsuhiro. Siempre que sólo sea eso, por supuesto", corrigió con una mueca. "Por lo que sé, podría ser la gran pasión de su vida".



-¿Cómo estuvo la comida? ¿Fuiste a un buen restaurante? -preguntó Tadokoro.

-La comida era buena, pero no me pareció que tuviera un gran ambiente -respondió, conteniendo un escalofrío.

-Hablando de comida, y como no vamos a trabajar el sábado, me preguntaba si a Morinaga y a ti les gustaría venir a cenar. Es... es una fiesta de despedida para Miharu.

-¿Despedida?

-Acepto un contrato de dos años en Alemania . Es comprensible. Prefiere trabajar al aire libre que encerrada en un laboratorio.

-Pero, ¿a ti no te... importa? -Souichi frunció el ceño

-Ojalá me importara -respondió con sinceridad- No fue hasta que me dijo que se iba que me di cuenta lo poco unidos que estábamos.

-¿Estás seguro?

-Absolutamente, Miharu aún seguía obsesionada con su antiguo novio.

-Uh, lo siento.

-No tienes por qué -sonó tenso- Yo fui igual de frío... ya que seguía pensando en alguien que ya tiene un matrimonio. Ambos nos usamos como pantalla de humo para ocultar lo que realmente deseábamos.

-No lo sabía -lo miró asombrado.

-Es porque no te gusta hablar de sentimentalismos -dijo con ironía- Pero me he dado cuenta de que la vida es demasiado corta para esperar hasta que alguien decida si su relación va a funcionar o no. No quiero conformarme con eso.

-Claro que no- Souichi hizo una mueca- Tal vez pueda ir un rato el sábado. Lo consultaré con Morinaga.

...



Al entrar en su casa lo encontró sentado mirando televisión. Desde la cocina llegaba un tentador aroma a pollo frito, y a pesar de sus nervios y del estómago revuelto, apreció el olor.



-Huele bien -comentó con normalidad... al menos hasta que volviera a estallar la tormenta.



-La cena casi esta lista- su tono sonó amigable. Su rostro no reveló nada.


Aunque últimamente no lo hacía.



-Pensé que tendrías hambre, no comiste mucho en el almuerzo.



-No es de extrañar, ¿verdad? -dijo Souichi tenso. Dejó la mochila y


se situó justo frente a él- Morinaga... es evidente que tienes algo que decir. ¿Por qué no acabamos de una vez? Soy un adulto, puedo escucharlo.



El guardo lo miro un momento con extrañeza antes de hablar



- Por curiosidad, ¿por qué llegaste con los puños listos?



-Es... esperaba encontrarte con Akane. Verte con... Un tipo me desconcertó.



-Por lo general no reaccionas de esa manera, fue... espectacular. - dijo Morinaga con una sonrisa contenida

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