Compromiso

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El emperador llegó al campo de batalla después de un tiempo, se encontró con Nie MingJue y este le proporcionó la información necesaria para poder emitir un juicio sobre los rebeldes.

Xue Yang trataba de escuchar atentamente, sin embargo, muchos otros pensamientos torturaba su cabeza en este momento.

-Es mejor atender a los invitados por el momento, por ahora, nos encargaremos de los sobrevivientes.

-Sí su majestad.

Mientras caminaban rumbo al palacio, el emperador podía observar cómo el agua de lluvia lavaba la tierra teñida de sangre, formando pequeñas corrientes del mismo color, el ambiente se llenaba de petricor combinado con óxido, bastante nauseabundo.

Volvió la vista hacia enfrente, dejando pasar todas aquellas imágenes. Era hora de mantener la mente estable, no podía permitirse caer, ya no.

Tuvo algunos asuntos que atender en el salón de la tortura junto con los más experimentados guardias, entre los prisioneros habían algunos civiles inocentes, solo muy pocos fueron puestos en libertad o más bien, los mandaron al exilio, a los demás les tocó el mismo y lamentable destino, serían ejecutados mañana al medio día. Sabía que aún restaban los dos traidores, a ellos los dejaría con vida un poco más, necesitaba planear una muerte lenta e insoportablemente dolorosa.

Cuando finalmente llegó al palacio, era aproximadamente media noche, el salón principal estaba vacío, los invitados ya deberían estar descansando en sus respectivas habitaciones, así que pasó de largo y se retiró directamente a su habitación.

Al abrir la puerta observó una bandeja de comida sobre la mesa, aún estaba caliente, alguien la había dejado ahí recientemente, entró al cuarto y cerró la puerta, en seguida quitó las pesadas capas de ropa mojada, estando en ropa interior se dispuso a comer, no sabía si por sus emociones la comida no sabía bien o realmente sabía mal, terminó solo la mitad del gelatinoso congee y abandonó el resto, no tenía apetito.

Entró al cuarto de baño, este aún no estaba listo, así que decidió prepararlo él mismo, no quería que nadie lo viera en ese momento, no ahora, todos se burlarian.

Lentamente se sumergió en la gran tina, remojando su cuerpo en esencia de lavanda, la misma que usaba aquel pequeño sirviente. Aspirando tan delicado y a la vez detestable aroma que en algún momento se volvió su afrodisíaco personal, cerró sus ojos dejándose llevar por la cálida sensación que el agua le brindaba.

Salió del baño y se envolvió con ropas interiores de algodón, se recostó en su cama y miró hacia dónde se encontraba la otra.

«Amplia y vacía, abandonada por su dueño»

Xue Yang curvó la esquina de sus labios, sonriendo ante el irónico pensamiento.

Volteó todo su cuerpo para quedar de frente con la pared y finalmente poder perderse en la tranquilidad de los sueños.

*

Al siguiente día, el emperador caminaba por los pasillos del palacio para llegar al salón imperial y despedirse de los señoríos apropiadamente. En ese preciso momento, se encontró con Luo QingYang que también se dirigía al mismo lugar, se le hizo un poco extraño no encontrar a Wang LingJiao con ella, por lo regular siempre estaban juntas.

-¿Wang LingJiao no vendrá?

Mian Mian dio la vuelta e hizo una leve reverencia -Buen día su majestad, ella... - su lengua se trabó un poco -Ella... Ella escapó el día de ayer junto con el señor del Noreste.

-Ya veo - sin decir nada más, se adelantó en el camino.

Ella lo miró extrañada, aquel hombre de carácter imponente no se encontraba hoy, quería preguntarle acerca del joven Xiao pero no se atrevía, de alguna manera concluyó qué es lo que había ocurrido ayer, se tragó esa incógnita y cambió el tema.

El Favor del Emperador Donde viven las historias. Descúbrelo ahora