Esquí

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Mi nombre es Nakajima Atsushi, soy un huérfano que un día fue hechado de su orfanato porque un tigre atacó el lugar, pase días sin comer, salve a un hombre de ahogarse, me regaño por eso, su nombre era Dazai, después descubrí que yo era el tigre, luego me convenció/obligó a unirme a una agencia de detectives, un mafioso me cortó la pierna, la mafia de Yokohama intento secuestrarme, salve a una niña de nombre Kyoka, explote un barco, otra organización extrajeran quiso llevarme contra mi voluntad, pasaron muchas cosas y evita que las ciudad fuera destruida para enterarme que todo fue por una hoja de una novela en blanco que cumple todos lo que escribe y es por esa hoja que voy a morir en este momento.

- ¡Dazai-san ayuda por favor! - rogué mientras me deslizaba por una pendiente inclinada, hacía solo unos momentos peleabamos por recuperar el One orden de las manos del comandante Fukuchi que accidentalmente dejo la hoja que resolvería todos nuestros problemas pegada en ella pero repasemos desde el principio...

***

« Aya-chan tiene una habilidad que le permite transportar a las personas a otro lugar, es la primera vez que la usa hasta donde yo se.

Cuando los vampiros la atacaron, ella se asustó pero por lo que entendí, Bram Stoker le dijo que eran lentos cuando había nieve así que sin darse cuenta la pobre niña nos llevó a este lugar y así salir corriendo, todos terminamos en diferentes puntos por lo que ella se alejo de los vampiros pero a cambio nos lleva a todos ese lugar lleno de nieve, es un resort además que existe una competencia de deportes de invierno.

Todo iba bien en su escapada hasta que el comandante la encontró, la mataría en una situación normal pero fuera porque no sabía quién podía estar viendo o que un movimiento en falso podría destruir al usuario de habilidad que la pequeña llevaba cargando en su espalda es que intento quitarle a Bram Stoker de buena manera,- ¡Dame a mi vampiro! - le gritó mientras intentaba quitárselo a jalones,- ¡No! ¡Eres malo para Bura-chan! ¡Lo obligas hacer cosas que no quieres! ¡Eres tóxico! - respondió como lo haría una adolescente defendiendo a su amiga antes de volver con su ex novio malo,- ¡Mocosa insolente! - respondió mientras seguían peleando hasta que de la nada Aya-chan se libero y siguió corriendo.

- ¡Ven mocosa de... - no termino de hablar cuando Ranpo-san le lanzo la bola de nieve a la cara,- ¡¿Ya no existe respeto a los mayores?! - se quejo antes de notar como intentamos sacarle el One orden como si fuéramos carteristas pero ya no lo tenía, lo llevaba Aya-chan junto con la hoja más importante en la historia de la humanidad.

- ¡Vuelve! - gritamos tanto el comandante y el nosotros pero ella no se detenía, corría con todas sus fuerzas, no sabía que llevaba el destino de la humanidad entre sus manos y cargaba la mayor habilidad del mundo en su espalda.

Aya-chan corría, buscando a la agencia para darnos todo lo que había conseguido pero la versión más dracula de Akutagawa la tacleo haciendo al One orden deslizarse por la colina con toda y hoja, terminando por entrar a la competencia,- ¡Vayan por él! - ordenó el comandante tanto a perros de caza como a vampiros. Me gustaría decir que el presidente dió una orden parecida pero Kunikida-san me subió a un esquí y me lanzó a la carrera,- ¡Vamos mocoso! - gritó mientras yo pensaba en que no tenía idea como de usar un esquí.

***

Esto nos lleva a mi muerte segura, no se cómo usar los palos que empujan mi cuerpo, las tablas son imposibles de usar además que estoy de espaldas,- ¡No quiero morir! - gritó pero la agencia solo me mira con algo entre lastima y la preocupación que dejaron a cargo de esto a la única persona que se pondría a llorar porque absolutamente nadie lo salva pero esto va más allá de mis capacidades...
" ¡Calmante!" me grite mentalmente, solo debo darme la vuelta y enfrentar todo de frente, di la vuelta de mi torso para poder ver cuál era el camino, esto no debe ser más complicado con todo lo que pase antes, soy ahora un miembro de la agencia, no debo avergonzar a quienes me han apoyado, no importa que me dirija a un acantilado,- Espera ¿Qué? -.
Termine volando por los aires,- ¡Kunikida-san! - grite casi como lo haría si hubiera dicho mami,- ¡Tranquilo Atsushi los gatos caen siempre de pie! - escuché gritar a Ranpo-san pero no creo que sea momento de hacer esos chistes.
Cerre los ojos con fuerza y me prepararé para el impacto.

BingoNavideñoBSDDonde viven las historias. Descúbrelo ahora