Flores -Taekook-

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Eran las 10 de la mañana y el sol alumbraba completamente la ciudad de Seúl, pero en un lugar en especial había una florería pequeña a comparación de otras pero eso no era problema para un pequeño omega dueño de la tienda, el disfrutaba y agradecía el trabajo que poseía y es que ser un omega ciego no es algo fácil, principalmente por culpa de la sociedad que no puede reservar sus malos comentarios, pero nuestro protagonista es lo suficientemente fuerte como para no dejarse afectar por comentarios de gente que no tiene nada que hacer con su vida.

Esa florería era su lugar seguro.

Era su lugar seguro, ya que en sus años escolares nunca faltaron las "bromas" de sus compañeros de clase, y sus escondites siempre fueron lo baños y las jardineras de la misma escuela, el olor y las texturas de las flores siempre lograban relajarlo de una manera increíble.

Fue en ese momento que descubrió que las flores eran su salvación.

Sus padres trataban de apoyarlo cuando podían,economicamente hablando,pues ellos no se preocupaban realmente por él y tampoco le daban las atenciones necesarias que requería el omega, ya que al ser ciego había ocasiones en que lo dejaban de lado sin prestarle la más mínima atención.
Y el simplemente aprendió a vivir con eso y puso su propia florería dos años después de haber terminado sus estudios cerca de un restaurante llamado "Kim's food" en donde el gerente era el mismísimo Kim Seokjin junto a su esposo alfa Kim Namjoon, ambos siendo sus mejores amigos desde la universidad, ellos eran su verdadera familia, lo apoyaron desde el inicio y nunca lo juzgaron, su sueño de poseer una florería fue posible en parte por ellos dos.

Su florería era lo suficientemente famosa como para mantenerse sin problemas, a parte de que había contratado a unos cuantos empleados que le ayudaran a atender a los clientes, y el restaurante del matrimonio Kim compraban todos los días sin falta varios ramos de diferentes florea para sus floreros en cada mesa, por tanto, eran demasiadas.

Jungkook llegó treinta minutos antes que todos sus empleados, ya que el se encargaba de abrir la florería, siempre llegaba exactamente a las diez y media de la mañana ya que sus amigos siempre le hacían el favor de llevarlo a donde el necesitara, en ciertas ocasiones se sentía mal ya que sentía que se aprovechaba de la bondad de sus amigos, pero estos siempre se encargaban de desechar esos pensamientos y aclararle que lo hacían por que ellos mismos querían ayudar, y eso de alguna forma lo dejaba mas tranquilo.

Se adentró al local y siguió su camino habitual hacia los casilleros para los empleados donde podían guardar sus pertenencias durante sus horas laborales. Guardó su mochila y sacó un pequeño mandil de color negro que usaban todos a la hora de trabajar con las plantas, con sus dedos fue tocando la orilla de este mismo con el fin de sentir las costuras y colocárselo correctamente, tal vez podía ser ciego, pero no por eso no descuidaría su imagen o al menos para sí mismo.