Capítulo 8

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Una vez que todo dio inicio, fue imposible detenerlo. No era solo su instinto animal, sino que la parte racional de su ser ansiaba a ese Omega. Aun así no podía dejar de sentirse mal consigo mismo, lo que estaba haciendo era incorrecto en tantas formas que no sería capaz de enumerarlas pero... bajo ninguna circunstancia dejaría que alguien además de él tocara el cuerpo de Seohyun, que lo acariciara justo como estaba haciendo ahora mientras que este mecía sus caderas una y otra vez.

Fue el mismo Omega quien, sin el mínimo temor de lo que podría ocurrir, se penetró sentándose sobre él y comenzando a moverse desenfrenadamente desde un comienzo. Lágrimas corrían por el rostro de Seohyun, él mismo se estaba infligiendo daño y a pesar de eso sonreía en tanto se relamía demostrando lo excitado que estaba con todo eso. Por su parte lo único que su mente le permitía hacer era masturbarlo para que el dolor que padecía no fuera tan grave, porque claro... siquiera quería mover su propia cadera sino dejar que el Omega hiciera lo que quisiera hasta estar satisfecho para que se apaciguaran los estragos del celo. Debía admitir que le resultaba muy difícil contenerse, suprimir sus deseos de voltearlo para embestirlo contra la cama y Seohyun no se lo hacía sencillo al besarle el cuello y repetirle al oído lo mucho que lo quería.

Llegó un punto en el que el Omega comenzó a gemir con más fuerza, a tender la cabeza hacia atrás y luego a morderle reiteradas veces el hombro. Fue entonces que perdió parte de su autocontrol y, tras afirmar su manos en la cadera de Seohyun, lo hizo quedar debajo suyo. Se acomodó entre las piernas del joven y arremetió contra él mientras sentía como la carne de su espalda era lastimada por unas garras que se enterraban allí.

-Hoseok, bésame maldición- Protestó ya que no solo deseaba sentir la erección del Alfa dentro de él, también los labios del mismo tomando el control de los suyos. Casi como si fuera una orden, el mayor la acató y se apoderó de su boca, ejerciendo presión y jugando con su lengua. Los gemidos del monarca eran casi tan intensos como los suyos, ambos estaban en el límite por lo que apartó un poco la cabeza y la movió hacia atrás para exponer su cuello, el lugar en donde debería recibir la marca que sellaría su lazo sin embargo... eso no sucedió, Hoseok salió de su interior y masturbó las erecciones de ambos por unos segundos hasta llegar al clímax. Sintió el peso del otro cuerpo caer sobre el suyo pero inmediatamente utilizó toda su fuerza para empujarlo y apartarlo lo suficiente como para que lo observara a los ojos.

-Seohyun...- Solo ese nombre pronunció ya que no sabía cómo lidiar con lo que estaba ocurriendo, con el hecho de que esos hermosos ojos púrpura estuvieran cubiertos de lágrimas y lo observaran con tristeza, furia e incluso decepción.

-No se suponía que fuera así, yo no quería esto...

-Lo siento, yo... perdóname por favor- Era probable que Seohyun comenzara a volver en sí mismo y ahora... no tendría explicación alguna para decirle que lo tomó en estado de celo, que en lugar de ser racional y apartarlo, sencillamente se dejó llevar por sus deseos y le arrebató su primera vez.

-¡Cierra la maldita boca! Quería tu marca, quería... que dentro de mí creciera nuestro cachorro pero en cambio...- No pudo continuar hablando, sus emociones estaban desbordadas y tan solo tomó su forma de lobo para correr y atravesar el vidrio del ventanal, saltar por el balcón y huir lo más lejos posible de allí.

-¡Seohyun!- Gritó pero el lobo no lo escuchó y en pocos segundos desapareció de su campo de visión. A pesar de transformarse y salir al exterior, siquiera fue capaz de percibir algún rastro del aroma que en estado de celo era mayor ¿Era posible que un Omega corriera a una velocidad tan elevada como para eso? No entendía qué diablos estaba sucediendo, lo único que sabía es que debía encontrar a Seohyun lo antes posible.

Moonchild [Seesaw]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora