Copyright © 2019 Lorena García Caro
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ISBN-13: 9781794683440
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Registro INDAUTOR: 03-2018-062009581100-01
INTRODUCCIÓN
Tomamos la carretera bajo el abrigo de la noche. Nunca pregunté hacia dónde nos dirigíamos, no me importó, lo único que deseaba era llegar cuanto antes a esa casa y encontrarme con él.
Todo el camino fui pensando en lo ocurrido esa tarde y en el giro tan inesperado que había dado mi vida.
Para mí era un hecho que a fin de año mi destino estaría definido y ahora... ahora comenzaría una nueva etapa al lado del hombre al que amaba. Era inevitable que el temor me asaltara y dudara acerca de si había tomado una correcta decisión, sin embargo, no podía acobardarme, así que confié en mi instinto.
A manera de prólogo
Nací cuando mi madre biológica contaba con diez y ocho años, y a esa edad, es fácil sentir miedo.
No crecí con una familia, nunca tuve esa oportunidad. Mi madre me abandonó en un orfanato, no sin antes haberse dado la tarea de registrarme ante la autoridad civil. Nunca entendí con qué sentido, sin embargo, le agradezco haberme dado apellidos, en el albergue casi nadie contaba con uno. Jamás supe de ella.
A pesar de haber familias interesadas en adoptar, al albergue le convenía mantener cierto número de huérfanas ya que, por cada niña internada, recibían una cantidad del gobierno para su manutención, por lo tanto, no estaban interesados en buscar familias o padres adoptivos.
Al cumplir 21 años, debí dejar el orfanato según los estatutos de la institución que se encargó de conseguirme un empleo y un piso para vivir. Pasé grandes dificultades para adaptarme a la sociedad, a pesar de que tuve la oportunidad de prepararme de manera profesional, fui de las pocas, poquísimas, considerando el número de niñas que crecimos ahí, que tuvo la oportunidad de contar con un benefactor anónimo quien pagó mis estudios hasta que concluí la universidad.
Las demás chicas tenían la oportunidad de aprender diversos oficios, cocina, labores manuales, costura, y hasta electricidad.
Debido a que no asistían a una escuela, se les asignaban tareas dentro del albergue, ayudaban en las labores de limpieza, en la lavandería, en la cocina.
Yo debía estudiar, mi promedio debía ser superior a nueve si quería continuar con mi carrera, debo decir que siempre tuve un desempeño sobresaliente en la escuela, de alguna forma, era la única obligación que tenía hasta ese momento. Como actividad extracurricular, asistía a clases de pintura, me especialicé en la técnica al óleo. Amaba pintar paisajes y recibía muy buenas críticas de mi maestro.
Viéndolo desde un punto práctico, no parecía estar tan mal, sin contar que no poseía alguna base firme para enfrentarme al mundo real, donde de alguna forma tenía el apoyo de un organismo adjunto al orfanato en el cual un grupo de personas se encargaban de dar orientación y apoyo psicológico, muchos de ellos salidos de la misma institución.
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El hombre del parque (Primera Parte)
RomanceEsta historia gira en torno al tormentoso y apasionado romance entre Jocelyn Moncada y Sebastián Mendoza, quienes se encuentran de manera accidental dando inicio a una relación exquisita y desgarradora, que va atrapando al lector conforme se desplie...