Capitanes

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Delilah

Bueno, la verdad no sé cómo iniciar esto. Tengo muchas ganas de contarte como sucedió, pero es tan revoltoso que ya hasta me está dando flojera hacerlo.

Todo comenzó un 8 de Septiembre del 2015. El día era especial para mi uniforme de porrista. Se escuchaba Uptown funk en la radio del convertible de Brais.

—¿Sabes? Creo que ser gay no es lo mío —comenta bajándole un poco a la música.

Oh, oh. Aquí viene otra crisis.

—Cariño, no creo que puedas cambiar tu sexualidad.

Brais y yo nos conocemos desde los doce años. Es amigo de la familia de mi padrastro. Cuando lo vi por primera vez no dudé en pensar que él sería mi primer amor. Todo se desmoronó cuando me di cuenta como miraba a mi hermanastro. Supongo que era demasiado bueno para ser real.

Y vaya que bueno. Es guapísimo mi Brais. Tiene un sedoso cabello castaño, ojos hazel, largas pestañas y piel tan suave que me gusta hacerle cariños en sus mejillas. Tiene una sonrisa tierna y rasgos marcados. Y sin mencionar esa linda persona tan noble que esconde detrás de su dura coraza.

—Es que en la casa es mucho peor de lo que te imaginas. Estoy seguro que mi padre aceptaría todo, menos que su hijo sea... pues como yo.

—Encontraremos la forma, Brais, lo prometo —hablo para tranquilizarlo un poco. Llega a deprimirse muy rápido.

Tomo su meñique para entrelazarlo con el suyo. El me sonríe y comenzamos a robar la atención de muchos estudiantes.

Bueno, creo que el show a comenzando.

Le doy un casto beso en los labios para salir del carro. Me tardo un poco en acomodarme para salir, pero en cuanto lo hago escucho un golpe metálico que me hace cerrar la puerta de nuevo.

Que no haya sido yo.
Que no haya sido yo.
Que no haya sido yo.
Que no haya sido yo.
Que no haya sido yo.

Casi me escondo en donde tengo mis pies hasta que escucho unos golpecitos en la ventana lo cual me obliga a afrontar la situación.

Los curiosos ojos negros de Donovan inspeccionan dentro del carro.

De todas las personas del instituto ¿por qué tenía que ser el?

—¿Qué miras? —escucho la voz de Brais dirigiéndose a Donovan.

—Tu novia rayó mi camioneta.

—Mhm —solo escucho decir de parte de él mientras veo como se acerca a la puerta donde estoy.

Bajo la visera y finjo que me estoy retocando el maquillaje.

Eso, que piensen que no me importa.

—Delilah, ¿puedes por lo menos pedir disculpas? —la voz de Donovan irritado provoca que se me erice un poco la piel.

Nadie me dice Delilah, todos me dicen Lara, que le pasa.

Me levanto de mi asiento aprovechando que me abrió la puerta.

—Muy lindo de tu parte abrirme la puerta, aunque ese tipo de cortejo ya es bastante antiguo, Donovan.

No empieces, Delilah, no empieces.

El me mira con el ceño fruncido mientras se acomoda los lentes.

—Si quieres hablar con ella, agenda una cita con Gretel —termina Brais irritado mientras me toma de la mano y me jala hacia él para cerrar la puerta del carro.

Un cliché casi perfectoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora