Capítulo 26. Seré lo que tú quieras

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—Señor Mikael, aquí están los datos que me pidió sobre esa mujer- me dijo mi asistente mientras entraba por la puerta, interrumpiendo la junta que tenía con los inversores de la firma.

—Señor Mikael, aquí están los datos que me pidió sobre esa mujer- me dijo mi asistente mientras entraba por la puerta, interrumpiendo la junta que tenía con los inversores de la firma

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Iba a regañarla por no tocar antes, pero al escuchar que me traía noticias Ariadna, me embargo una repentina alegría e ignore por esa ocasión la falta de respeto.

Tomé el sobre con la información ante las miradas curiosas de los hombres ahí, y traté de no darle mucha importancia.

Eso no era de su incumbencia.

—Bueno, ya te puedes retirar- le pedí a mi ayudante. Esta entendió, avergonzada y salió, pidiendo disculpas.

Decidí no abrir el sobre hasta que estuviera solo, por lo que tuve que soportar las enormes ganas de saber de ella hasta que la reunión terminara.

Cuando me encontré por fin solo, me senté y muy apresurado abrí aquel sobre.

Fije mis ojos en las primeras línea: nombre, fecha de nacimiento, estudios, familia... ya sabía eso, lo que quería era que me dijera que había estado haciendo este último año.

Rogaba al cielo que aún no fuera tarde y estuviera soltera.

Tarde algunos segundos en encontrar la parte que me interesaba: en esta me decía que actualmente acababa de conseguir un nuevo trabajo, ya que había renunciado a la empresa de proyectos arquitectónicos en que trabajaba y que hacía algunas semanas había vuelto a San Francisco.

Sentí que el corazón se me aceleraba... si deseaba podría ir ese mismo día a verla.

Continúe leyendo con los latidos de mi corazón haciéndome sentir que en cualquier momento se saldría de mi pecho; este tiempo parecía haber estado en Alemania, y entre lo que el investigador encontró, Ariadna solo había pasado el tiempo con una amiga de nombre Greta y trabajando.

No había información que insinuara que salía con algún hombre.

Suspire aliviado.

El haber esperado tanto tiempo por ella fue un movimiento peligroso, pudo haberse enamorado de cualquier tipo

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El haber esperado tanto tiempo por ella fue un movimiento peligroso, pudo haberse enamorado de cualquier tipo... pero parecía que el destino quería que ambos estuviéramos juntos.

Ya no me duelesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora