El orbe [Katsudeku]

Epilogo.

|  Un mes después |

Como ya era costumbre para Katsuki, todos los días a la misma hora acudía al cementerio para visitar la ahora tumba del pecoso. Sin importar el lugar en el que se encontrara o con quien estuviera, dejaba todo eso atrás por unos minutos a solas.

Ese día no era muy diferente a los otros... o eso pensaba él; hasta que vio a lo lejos a un chico de cabellera celeste y brillantes ojos escarlata, acercarse con una sombrilla que lo cubría de la fuerte lluvia. 

Algo que él no estaba haciendo. 

Y una vez que estuvo lo suficientemente cerca, detuvo sus pasos, quedando al otro lado de la lapida. 

Katsuki no sabía quien era ese idiota, ni mucho menos que era lo que buscaba, y antes de que pudiera preguntar algo, el contrario hablo. 

—Nada de esto habría ocurrido si no fuera por mi.—  No mostraba ninguna expresión en el rostro y su voz era baja, aun así el cenizo logro escucharla pese a la lluvia. — Si yo no le hubiera dicho al rey que era magia prohibida, Katsuki lo habría convencido de recibir a Izuku es sus filas. Yo solo quería que lo ayudará a recuperar la vida tan tranquila que llevaba antes de conocer a mi maestro, ya que no tenía ni idea del dolor y sufrimiento que le aguardaba... jamás imagine que el destino que le esperaba era mucho peor del que intente evitar. Solo quería verlo feliz, después de todo... lo amaba.— Suspiro. 

El cenizo solo guardo silencio, escuchando atento el relato del más alto. Ahora que sabía que lo conocía, quizá podía recibir algo más de información. 

—¿Entonces Katsuki no tuvo la culpa de eso.?, ¿Por qué no lo ayudo a escapar.?— Tenía muchas preguntas que deseaba hacerle, pero quería empezar por las más importantes. 

— El rey sabia que ellos eran pareja, es por eso que le prohibió al mago ayudarlo, incluso lo obligo a despojarlo de la magia prohibida con la promesa de liberarlo, es por eso que lo hizo, después de todo también quería que Izuku fuera libre y recuperara aquello que ya lo hacía especial, pero que no sabia.—Continuo hablando, ya no tenía nada que perder.— Pero todo fue una mentira, apenas el orbe absorbió la magia. El rey sentencio a Izuku a muerte, Katsuki no estaba de acuerdo, pero nada fue diferente para él. Fue encerrado y despojado de sus títulos de mago y noble.— Miro hacía un lado, y luego regreso su vista al más bajo. 

—¿Qué ocurrió después.?, ¿Por qué Izuku lo odiaba tanto.?—Cuestiono de nuevo, el rompecabezas dentro de su mente comenzaba a tomar forma. 

—Ambos estuvieron encerrados, hasta que yo ayude a Izuku a escapar, unos días antes de su ejecución, le dije que huyera lejos y comenzara de nuevo, pero el se negó, insistió en ir con mi maestro para que este le diera un nuevo poder y así vengarse de Katsuki, pensando que lo había abandono. Poco tiempo después supe que el hechicero había logrado escapar por su cuenta, pero nunca volvió... desconozco sus razones. Así como también desconozco la razón por la que tú tenías ese orbe. — La lluvia no cesaba, y el relato tampoco se detenía. —Mi maestro le dijo que era imposible, era algo valioso y no había nada igual, y sin algo que Izuku pudiera ofrecer, tampoco podía ayudarlo. Es por eso que planeo recuperarlo, aunque no se imagino que los otros hechiceros del rey fueran tan fuertes.— Cerro su sombrilla y la dejo caer al suelo, ya no le importaba mojarse con la fría lluvia. 

—No te quedes callado, dime todo lo que sepas.— Grito un poco, al pensar que el celeste solo estaba alargando las cosas. 

— Estuvo a punto de morir pero logro conseguirlo, huyo... por desgracia el orbe contaba con un hechizo de rastreo, lo puso bajo el ojo del rey. Quien sin ningún tipo de culpa, lo sello en una de las rocas que formaba "La puerta de Dios". Recuperando así el orbe, y guardándolo dentro de "La caja milenaria"... la cual evitaba ser profanada sin la llave.— Comenzó a buscar entre sus ropas aquello que llevaba consigo.