Capítulo 10

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Las mandrágoras son impresionantes.

En la última visita que hice con Madame Pomfrey, estaban llenas de acné, luego de haberse vuelto reservadas. Ahora, en marzo, vine a corroborar porque en el invernadero 3 hicieron una ruidosa fiesta.

Todavía tenían un aspecto extraño, que se asemejaba a una persona. Era aterrador y divertido.

-Será la última vez que entres -me decía Madame Pomfrey cuando estábamos fuera del lugar-. Dentro de poco empezarán a querer cambiarse unas a las macetas de otras y así sabremos que han alcanzado la madurez. Es muy peligroso que estés en ese momento.

Yo quería ayudar a desenterrarlas y cortarlas, pero sabía que no dejaría que me acercara a ellas mientras pudieran matarme.

-Esta bien -farfullé y luego suspiré-. No renegaré, aún tengo cosas que vivir -extendí los brazos al frente-. ¡Toda una vida por delante!

Madame Pomfrey movía la cabeza con desaprobación y reía al mismo tiempo. Acompañé su sentir con mi propia risa. Estaba feliz, incluso las lecciones con Snape habían mostrado ligeros avances, dejando que creará algunas pociones más y él las revisaba después, ya que siempre salía del lugar.

Era agradable el ambiente que reinaba ahora en Hogwarts.

El último ataque había sido hace meses y la mayoría pensaba que el heredero se había rendido, o retirado; lo que la enfermería agradecía ya que cuidar estatuas era extraño, y esos eran nuestros únicos pacientes habituales desde que Hermione había sido dada de alta a inicios de febrero.

La razón por la que pararon los ataques no era clara, los rumores corrían, y Lockhart no paró en ningún momento de atribuirse el crédito; la realidad es que todo paró porque el pequeño diario ya no estaba siendo usado por la niña.

¿O la niña ya no era usada por el diario? No importa.

. . .

Las vacaciones de Semana Santa llegaron y colocó un terrible peso sobre los hombros de los niños de segundo. Teníamos que elegir las optativas para el curso siguiente.

-Para simplificar -dije, mientras leíamos en la biblioteca la lista de nuevas materias-, la siguiente elección podría no solo afectar, o arruinar, nuestra vida escolar, sino que también nuestro futuro profesional al abrir o cerrar la puerta a distintas carreras.

-Sí -dijo aburrido Theo-. Podemos arruinar nuestra vida con esto.

Mi corazón se encogió y releí la lista. Tenía un pequeño cálculo de lo que elegiría, pero debía estar segura.

-Están exagerando -Astoria leía la lista, interesada en lo que tendría que hacer después, pero sin que le importara demasiado-. Sabemos que lo que tienen nuestras familias es suficiente para mantener a un par de generaciones bastante cómodas. Podemos equivocarnos. Tenemos esa libertad.

Dejé la lista y la miré sorprendida. No sonaba pretenciosa, era como si te recordará que tenías algo que muy pocos poseían y que podías sentirte agradecido por ello.

-Es conmovedor, pero ingenuo que pienses así -Theo hablaba sin emociones más allá de la resignación-. Tenemos que elegir algo útil para nuestras familias, es así de simple.

Nunca lo había pensado así. El estudio debía ser algo que eliges para tí, al igual que tu trabajo, y en esas familias era algo que elegías para cumplir con tu obligación. De igual manera, lo entendía, no podías tirar a la basura la tradición y la herencia de tus antepasados.

-Las materias que tenemos ya son útiles para eso -le recordé a Theo-, podemos escoger algo que nos guste. Por ejemplo, yo quiero estudiar Adivinación y Cuidado de Criaturas Mágicas.

Reencarné en La Cámara de Los SecretosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora