Imperios caen en medio
de la inesperada guerra; trae consigo la muerte.
Sangre.
Dolor.
Sufrimiento.
Humo, fragor, consternación y muerte; era lo que traía la guerra. Los cuerpos caían estrepitosamente al suelo y en la lejanía se oía el fuerte llanto de un infante; ¿era uno?, no, ¿eran dos? No, eran muchos niños los que gemían y gritaban en medio del fuerte tumulto de voces y bullicio de la batalla.
Las columnas de fuego y humo danzaban en la lóbrega noche que parecía gemir y llorar con el aciago destino que se ceñía en las devastadas regiones del norte. La purpúrea muerte hacía su paso desvergonzadamente, llevando consigo almas inocentes y otras perniciosas.
Yūei había sido atacado por el Imperio Yami sin aviso; sosegadas calles del reino habían sido perturbadas por la guerra, ahora todo se encontraba teñido de sangre y dolor.
Sangre inocente
Sangre culpable.
Muertos impuros. Sucios cadáveres oscuros de los que profanaron las tierras del norte.
Un grito de guerra corto el viento; alaridos de dolor acompañaron el fragor torrente y, la luna se tiño de un color carmesí. Más allá, en los páramos se levantaban columnas de niebla cubriendo los gemidos de los heridos; era fantasmal, la bruma rodeaba los verdes valles en la oscuridad y los cuerpos inertes, inmóviles, eran cubiertos por la sabana tenue de la noche.
Las tierras de Yūei sollozaban.
Más sangre.
Más muerte.
Más llanto.
Más odio.
Un grito de dolor surco el viento, siseó de forma ardiente como llama encendida en una fogata. Toshinori sostenía entre sus manos el cuerpo inerte de su esposa. Gruñía y maldecía a aquellos que se habían atrevido a derramar la sangre de su amada. A su lado se encontraba un pequeño niño, sollozando y sosteniendo entre sus manos un mechón de la cabellera rubia cubierta de sangre.
El rey elevó sus ojos y observó a su hijo que tenía los ojos apañados por las gruesas lágrimas que caían por las coloradas y regordetas mejillas del pequeño niño. Toshinori Yagi maldijo nuevamente, esa noche no solo se habían llevado a su esposa, también se llevaron la madre de su hijo y pagarían caro, cobraría cada muerte, cada alma, aunque perdiera su humanidad en eso.
El aire fue atravesado por truenos y relámpagos, una tormenta se avecinaba. Toshinori se levantó sosteniendo su espada, erguido, desafiante, elevando su espada en alto con los ojos fijos en su enemigo. Frente a él, un hombre alto, vestido con armadura negra reluciente, mantenía una sonrisa burlona en el rostro pálido, los cabellos blancos se movían con el viento y se adherían a su frente.
— De modo que has pactado con los oscuros — rugió Toshinori con una mueca atestada de desprecio —. Y peor aún, has atacado la tierra que una vez fue tu hogar.
Con un estallido de carcajadas, el hombre alzo su espada y exclamo: — ¡Jamás este lugar fue mi tierra! Ahora estoy devolviendo; pagando mi deuda Yagi. El temor y dolor son poder, la destrucción es poder. Para ser Rey debes generar temor, el miedo los hace sumisos e inútiles; no piensan, son manejables.
— ¡Cierra la maldita boca! — bramó Toshinori con los ojos bañados de ira—. Te yergues frente a mí, frente a mi reino, para profesar tu idealismo estúpido. No seas idiota. Has cometido un pecado hermano, y está noche serás castigado por eso, aunque pierda mi humanidad con ello.
El hombre alzó su pie y dio un paso firme hacia Toshinori quien tomo una pose de guerra.
.
.
.Lo siento.
Todo acabó esa noche.
Todo inicio esa noche.
Pero... El final de un ciclo, es el inicio de uno mejor; y solo tal vez, el destino trazaba un encuentro tortuosamente dichoso.
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Hola.Esta idea estaba rondando mi cabeza desde hace meses, asi que quise plasmarla.
Espero puedan darle una oportunidad
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Izuku [KatsuDeku]
FanficLo que está destinado a ser, será. . . . Advertencias • Esta historia contiene ChicoxChico. • Universo sin "quirks". • Los personajes no me pertenecen, son propiedad de Kohei Horikoshi.