Capítulo 32.🥃

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No lo hagas

Mejor un poco que este bien hecho que una gran cantidad imperfecta. -Platón.



Alessandro

Nunca he cuestionado las decisiones de mi esposa, incluso cuando empezó con la distribución de esa nueva droga que viene de Rusia, pero siento que lo que les dijo a sus padres no debió ser. Todo fue exagerado par mi opinión.

Entiendo que esté dolida por lo que ambos hicieron.

Sin embargo, llegó a entender hasta cierto punto el que hayan querido matar a la abuela de Gianna, los dos fueron cegados por el poder.

Lo que no entiendo es que no sé en que pensaban cuando decidieron casarla conmigo, si ella era la jefa, estaba claro que no dejaría la Cosa Nostra por mí, que no dejaría todo lo que su abuela construyó solo para ella. Quizá pensaron que en realidad yo podría dominar a Gianna como hacen todos los hombres en este mundo. Está claro que no conocen a su hija.

Pude hacerlo, ella me entregó todo, pero algo no salió bien. De eso está claro.

Me remuevo en la cama incomodo. Gianna duerme a mi lado aferrándose a mi cuerpo, aún parece temblar, aún hay lágrimas en su rostro.

Es tarde, pero no se me ha informado sobre la salida de los padres de Gianna, por lo que decido levantarme despacio del lado de mi esposa. Se queja, pero no se despierta y solo termina por acomodarse de mejor manera.

Me pongo algo de ropa y reviso mi teléfono por si hay algún aviso. Nada que informar. Despacio salgo de la habitación cerrando la puerta y bajar al primer piso, solo veo una luz encendida, la de la cocina. Para cuándo entro al lugar veo a Pia sentada en la mesa central ya casi durmiendo y con la mirada puesta en el exterior.

—Pia —pongo mi mano es su hombro haciendo que se sobresalte.

—Lo siento señor —puedo ver lo cansada que está —yo...

—Tranquila, ve a dormir. Yo me encargo.

—Gracias señor. Buenas noches —sale rápido del lugar dejando una pequeña toalla en el mesón de la cocina.

En el exterior, en los establos para ser preciso, ya puedo ver a la pareja, con la mujer acariciando a uno de los caballos. Muchos de esos caballos son de ella, Gianna decido traerlos todos a casa como parte del recuerdo de su madre. Espero no los quiera deshacerse de ellos o algo parecido.

Decido no salir y esperar a que ellos entren. Necesito respuestas a las interrogantes que se prestaron en mi cabeza cuando Bianca dijo todo lo que dijo.

No pasa demasiado cuándo ellos ya están regresando al interior de ella casa, Ángelo me da una leve sonrisa cuando se abre la puerta de cristal que conecta la cocina con el patio trasero.

—Ya nos íbamos —dice él mientras cierra la puerta.

—Quiero hablar con los dos —ya me estoy sentando en una de las sillas de la cocina— necesito saber algunas cosas comprobarlas.

—Ya es tarde y...

—Está bien —Bianca también toma un lugar— ¿Qué quieres saber?

—Sé que estás dispuesta a limpiar tus pecados —me río— lástima que Gianna no te entienda.

—¿Y tú sí? —Ángelo tomo lugar alado de su esposa.

Senza Mafia © | ITALIA 2 |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora