Senza Mafia © | ITALIA 2 |

Capítulo 33.🥃

Mi hija

Sin riesgo no hay historia. -Esme Jiménez.

ILavezzu Island. Francia

Por lo general Fabrizio no cuestionaba al hijo del militar y no porque no quisiera, era mejor no opinar. Sin embargo, ya hace unas horas había llegado después de desaparecer por dos días. Llegó a horas de la madrugada y se había metido a un cuarto subterráneo de la nueva casa en la isla vecina en la que estaban, en la que llegaron hace solo un par de horas. Fabrizio no estaba seguro por qué de la nada decidieron cambiar la ubicación, pero esa era una señal de que pronto se acabaría eso de huir. Y por fin podía hacer algo sin que el militar estuviera detrás de él como una sombra.

Ya desde hace semanas que planeaba huir del hombre, porque ya en realidad no quería hacer daño a su hijo mayor. Su objetivo era convencer a Enzo de que le deje el territorio de Nápoles y al menos comenzar con la Camorra desde las sombras. Adriano le dijo que hay que esperar y no bajar la guardia. Además, ahora también tenía el apoyo de Tatiana Reyes. La mujer que llegó mal herida junto con Maximilian y que había dicho que mataron a Kyle. Pero él sabía que Tatiana ocultaba muchas cosas.

No se podía confiar del todo en ella.

No lo sorprendió, Fabrizio le había advertido de la máquina de matar que tenía por hijo. Aunque, quien mató al pobre hombre fue Andrew Brosovik, pero Fabrizio sabía que su hijo tenía mucho que ver con su captura y posteriormente su muerte. Ahora la mujer estaba ahí con ellos, escondiéndose y lamentando la muerte de Kyle... o eso es lo que creía.

—Creo que Matteo hizo su plan —miraba a su alrededor, como si tratara de escuchar algo

—¿Cómo lo sabes? No se ha escuchado nada en las noticias desde hace dos días. Si hubiese pasado algo con mi nieta, ya todo el mundo lo sabría.

—Dudo que en territorio francés se escuche algo de Italia. Aun así, tu conoces mucho a tu hijo, sabes que él no actúa por impulso.

Y lo sabía, Alessandro tenía todo muy bien calculado, él sabe como hace las coas para siempre ser la víctima.

—Sin embargo, estamos hablando de mi hijo, ya no solo lo conocen en Italia.

—¿No escuchas eso? —la mujer seguía con la mirada perdida y moviendo la cabeza de un lado para el otro, tratando de captar algún sonido con su oído. Sonido que Fabrizio no escuchaba.

—¿Qué exactamente? —no podía evitar sonar aburrida.

—Se oye cómo un llanto —esta vez la mujer miraba a la puerta que dirige al sótano de la casa. Se quedo parada ahí, con la oreja pegada a la madera.

A Fabrizio le invadió la curiosidad y solo fue hasta que se levantó dónde escuchó unos lloriqueos a lo lejos, la mujer tenía razón, parecía venir del sótano.

Matteo había especificado que no bajarán, nunca dijo el porqué. Pero a Fabrizio un pobre niño tonto no le iba a dar órdenes. Movió sus pies hasta el lugar, con la mujer de cabello negro detrás de él. La puerta está con seguro, pero no fue problema para la mujer, quien ya estaba con una especie de ganzúa en las manos, no le tomo nada de tiempo en abrir la puerta de madera. Y él no preguntó de dónde sacó la ganzúa.

Ambos, despacio bajaron la estrecha escalera, donde el sonido era cada vez más fuerte. Ambos se quedaron sin palabras cuando en el suelo vieron un colchón viejo con una manta rosa. Encima estaba una niña, una bebé que no tenía más de un año. Se veía sucia, solo lloraba y balbuceaba la palabra papá. Incluso podía oler un olor desagradable que podía reconocer y lo volvía al pasado.