Parte 11: Miedo

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Llegaron a las siete de la noche a la casa de Lan Zhan, el semblante preocupado que este traía  extrañaba a Wei Ying.

¿Su tío había llegado del extranjero? ¿Quién era él?

Pronto Wei Ying lo supo al encontrar a aquel señor parado rígidamente en la entrada hacia la casa de los Lan.

Wei Ying sostenía la mano de Lan Zhan en ese momento, por lo que sintió el apretón fuerte que le dio antes de que soltara su mano y se inclinara en una reverencia.

—Es un gusto verlo, tío.

—Quisiera decir lo mismo. —respondió aquel señor. —Entra, la cena está lista.

Lan Zhan miró a Wei Ying y luego a su tío, sus ojos temblaban un poco. Al notar eso, Wei Ying se aceró a él y miró al señor antes de inclinarse también.

—Buenas noches señor, mi nombre es Wei Ying.

Aquel señor lo inspeccionó de abajo hacia arriba, más no dijo nada, solo su entrecejo fruncido se arrugó un poco más.

—Se enfría la comida. —dijo, cruzándose de brazos. —Despídelo.

Ante la orden, Lan Zhan se tensó. —Voy en unos minutos. —respondió.

Lan Qiren, como se llamaba su tío, frunció el ceño y miró a Wei Ying desafiante antes de entrar a la casa a zancadas.

El silencio reinó luego de que aquel hombre entrara, permitiendo que se dieran el tiempo de pensar qué rayos había sido eso. Lan Zhan se había quedado parado, mirando la puerta por donde su tío se había ido. Poco después, habiendo pasado ya un momento, Lan Zhan miró a su pareja, notando en la cara de su amado novio un puchero que significaba que no entendía nada.

Sin esperarlo, Lan Zhan lo abrazó fuertemente, dando paso a que Wei Ying escuchara su respiración ahogada.

—¿Qué sucede? —se animó a preguntar.

Deshizo el abrazo y lo miró. —Al tío no le agradaste.

Aquellas palabras resonaron en la cabeza de Wei Ying antes de responderle.

—Pero si aún ni siquiera me conoce, ¿cómo puede juzgarme de esa manera?

—Tío no comprende. —dijo él, tomando su mano entre la suya. Wei Ying se sentía abrumado y un poco inseguro. —Perdóname.

—¿Por qué te estás disculpando? —Wei Ying estaba confundido aun más. Temía lo peor, era apresurado sobrepensar las cosas, pero a veces se dejaba vencer de los malos presagios. —Lan Zhan... ¿me dejarías?

—No. —se apresuró a decir. —No lo haré.

Aquello tranquilizó su corazón por un momento, aún así lo abrazó, pegando su boca a su oído y susurrando en él despacio. —Promételo, que no me dejarás.

—No te dejaré, Wei Ying, lo prometo.

Con un suspiro tranquilizó sus pensamientos y decidió alzar su cabeza y besar los labios de su novio, pero fue interrumpido poco después por Lan Xichen que se acercaba hacia ellos, su rostro también delataba preocupación.

—A-Zhan, entra, el tío...

—Voy.

Lan Zhan tomó el rostro de Wei Ying entre sus manos y besó sus labios, no importándole su hermano. Cuando se separó de su boca dejó un beso en su frente lo suficientemente lento como para atesorar cada segundo.

—Mándame un mensaje al llegar a casa. —fue lo que le dijo y dejó dinero en el bolsillo de su chaqueta. Wei Ying asintió pero no se movió de allí, solamente pudo reaccionar cuando vio a los dos hermanos Lan entrar.

Amarte hasta el final de mi vida (WangXian) - AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora