Pop, pop, pop
-¿Me estás escuchando?- La fina voz femenina sacó a Jungkook de la ensoñación donde vagaba con anterioridad.
Su mirada se posó suavemente en aquella mujer de cabellos finos que le observaba con los ojos marchitos y llenos de dolor desde una incómoda cama.-Si, te escuché- Respondió el distraído joven de cabellos rizos y labios finos, dedicándose fielmente a pasear las grandes manos por el rubio cabello de su progenitora, dejando leves caricias amorosas.
Había logrado comprender que el único medio para salvar a su madre sería encontrar la aldea más buscada por dioses, brujos o cazadores, y arrebatarle algunas lágrimas a la ninfa más hermosa que ahí viviera.
Las aldeas de burbujas eran casi un mito, leyendas creadas por ancianos decrépitos para llamar la atención del vulgo creyente.
Entre aquellos cuentos que circulaban a los cuatro vientos, estaba la de que los Swigods podían embrujarte con solo mirarte o adoptar la forma que más se acercara a tus propios gustos.Seres embaucadores, traicioneros y llenos de envidia pero su belleza resultaba solamente comparable con las rosas en pleno apogeo de primavera, las gotas de lluvia rompiendo la calma en aguas serenas o la luna brillando en un cielo completamente estrellado.
Desprendían ese toque característico de picardía y coquetería que solo poseían los hijos legítimos de Afrodita.-Jungkook, debes tener sumo cuidado, los bosques pueden ser peligrosos, nunca se sabe qué criaturas podrás encontrar- Musitó su madre entre suspiros cansados y el contrario asintió.
Estaba completamente dispuesto a partir y ser el héroe que la mujer necesitaba, la valentía afloraba con fulgor en su fornido pecho y el coraje protegía sus sentidos imperturbablemente.Dejó un beso en la frente de la señora, tomó su viejo bolso lleno de agujeros, peinó sus hebras rubias y emprendió camino hasta el tan nombrado bosque Bubliny.
Las calles no eran algo de lo que alardear en aquella época, totalmente sucias, criaturas corriendo sin descanso buscando molestar a los viejos vendedores que traían mercancía para ganar unas pocas monedas con las cuales alimentar a sus numerosas familias.
La honra de un hombre se basaba en cuantos hijos pudiese engendrar, mientras más descendencia tuviera, mejor sería su tumba una vez falleciera y la compensación monetaria a su familia.Por eso, Jungkook a sus veintidós años aún era ignorado por los dioses y motivo de burla para los "viriles" hombres con demasiada descendencia.
-¡Jungkookie!- Se escuchó la molesta voz de su mejor amiga, una musa de largos cabellos azules y coletas recogidas por felpas rojas. Su tez, completamente blanquecina, ojos aguileños e irises amarillentos la hacían ver demasiado tierna para ser real.
El mencionado revoloteó sus ojos molesto y continuó su camino, lo último que necesitaba en ese momento era distraerse.
-¿Jeon, me estás ignorando?- Preguntó la chica corriendo hacia su dirección, más el pelirubio siguió por el sendero.
-¿A dónde vas?--No te interesa- Respondió Jungkook sin siquiera mirar a su lado.
-Claro que me interesa-
El varón exhaló el aire contenido con molestia -Voy al bosque Bubliny-
La muchacha, mejor conocida con Aurora abrió sus ojos de manera desmesurada y boqueó sorprendida.
-¿Para qué vas? Es muy peligroso--¿Aurora, ese no es tu padre?- Inquirió Jungkook y la fémina al notar aquella figura tan conocida se lanzó corriendo, dándole así a Jeon, el tiempo necesario para avanzar hasta la salida del poblado.
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˚ ༘✧SwiGod [KookMin]
FanfictionMucho antes de que se creara la tecnología actual, existieron árboles inmensos, plantas raras y animales exóticos. La magia se podía palpar en cada rincón, hasta el más recóndito, los dioses caminaban con algarabía por las calles saludando a sus sú...