Huir a veces es bonito

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"Cuando crezca... quiero crear muñecas. Quiero ser como tú, abuelo"

"¡Wahahah! ¡Seguro lo serás! ¡Wakana, si practicas, podrás ser incluso mejor que yo!"





Aquellas palabras embelesaron a Wakana, fueron justo lo que necesitaba de impulso tras perder el cariño de su mejor amiga solo por que amaba las muñecas Hina.

Y ahora... aquel hombre que representó su única familia en su vida se encontraba en un lugar mejor, haciendo muñecas junto a sus padres en la tierra más allá de la muerte.


Si... ese pensamiento era lo que consolaba a Wakana en las frías y solitarias noches.




– ¡Gojou-kun! ¡Ya despierta~! – La dulce voz de Marin era, quizá, todo lo que necesitaba en estos momentos.

Si que si...

Aunque se sentía mal por estar alucinando con ella tan temprano por la falta que le hacía su abuelito.

Huumm... buenos días Kitagawa-san... – Se talló los ojos entre balbuceos, limpiando las marcas de lágrimas por su cara.

– ¡Buenos días Gojou-kun! ¡Hice el desayuno así que te lo tragas todo! ¡Espera, eso sonó mal! ¡Wahaha! 

– ...

– ... ¿Gojou-kun?

– Q- ¡¿Q-QUÉ HACES AQUÍ?! – Wakana había necesitado unos segundos para asimilar que la mujer que ama se había quedado a dormir en su casa.

Y ahora incluso iba a despertarlo con un delantal puesto.

– ¿Cómo que qué hago aquí? Carreo el mantenimiento de la casa en lo que tú terminas el pedido de muñecas Hina que te encargaron, duuhh...

Ah, si...

Ellos eran adultos, y como tal, no tenían tiempo para caer de manera tan patética. Gojou Wakana no tenía tiempo para caer.

Escapismo | A My Dress-Up Darling One-ShotDonde viven las historias. Descúbrelo ahora