NICOLÁS
Lo saco de ahí y creo que ni siquiera se da cuenta. No lo sé, está ausente y me preocupa. No ha dicho una sola palabra en todo el trayecto hasta su casa.
Ordené a mis hombres que borraran y contaminaran toda la evidencia hasta que no quedara huella de nuestra presencia en ese horrible lugar.
Quisiera saber lo que está pensando. Es una tortura verlo así, con esa indescriptible expresión. Será que yo también estoy aterrado por mi proceder y estoy proyectando mis remordimientos. Fue muy cruel lo que hice y me estoy debatiendo entre la culpa y la satisfacción.
Pero él la amaba y... ¿Y si me odia? ¿Y si ya no quiere verme después de esto? ¡No voy a poder soportarlo!
Al fin llegamos a su departamento. Bajo para abrirle la puerta pero lo hace solo antes de que de la vuelta y sube despacio las escaleras. Cuándo abre la puerta, creo que me la cerrará en la cara. Pero no lo hace, la deja abierta sin importarle que Allan salga.
Atrapo al gato en pleno salto y lo regreso adentro.
Eleodoro se mete al baño y se mira al espejo, solo eso. Lo hace por varios minutos y luego se empeza a quitar la ropa.
Yo me alejo para darle privacidad y me quedo con Allan en la sala. El silencio reina. Ese insoportable silencio que el gato rompe sutilmente con su ronroneo.
Tiemblo y tengo la impresión de que en cualquier momento saldrá para echarme de su vida a gritos. Me veo las manos y corro al fregadero para lavarlas, pero ningún jabón quita las manchas que hay en ellas.
Tuve que hacerlo. Los sentimientos por Ele me han vuelto descuidado y me he dejado ver más de lo prudente. Espero que Pérez capte el mensaje, aunque tampoco debería esperar vivir por mucho tiempo. Él también debe pagar. La muerte de Davina le servirá de ejemplo y advertencia.
Ele sale del baño con la bata. Se acuesta con el pelo mojado y sigue sin hablar, sin verme siquiera. Allan salta a la cama desde mis brazos y se acurruca en el hueco que queda entre sus piernas y el pecho, pero ni siquiera a él lo ve.
—¿Te vas a quedar ahí, viéndome toda la noche? Vete —dice.
—¿Qué?
—¡Qué te largues, Nicolás! —grita sin cambiar de posición.
—No sé si sea buena idea dejarte solo, Ele, no...
—¡No quiero verte! ¡Lárgate!
—No me hablas así...
—¡Entonces lárgate!
—Bien, cómo quieras.
ELEODORO
Lo escucho caminar a la salida y cerrar la puerta muy despacio. Incluso bajar las escaleras, subirse a su carro y marcharse.
No recuerdo haberlo llamado, no sé cómo llegó ahí. Pero a veces no recuerdo muchas cosas.
¡Mi teléfono! Me levanto y lo busco en el pantalón que tenía puesto. Ahí debe estar la llamada si es que la hice...
¡Sí está, sí lo llamé! ¡Acabo de arruinar su vida, lo hice mi cómplice! ¡Mi cómplice en un asesinato!
Salgo corriendo para alcanzarlo, aunque de sobra sé que ya se fue.
¡Mi carro! ¡¿Dónde está mi carro?! ¿Se quedó allá?
Un extraño llega en él, se baja y me entrega las llaves.
—Listo, jefe, cómo nuevo —chasquea la lengua y me guiña un ojo. Otro auto se detiene, se sube ahí y se va en él.
No entiendo nada. Está recién lavado. Abro la cajuela y no hay rastro de nada ahí. El golpe que le di a Davina en la cabeza sangró un poco y sé que vi una mancha cuando la bajé allá. Paso la mano por la tapicería de la cajuela. Se ve y huele a limpio.
Subo de nuevo a mi departamento y llamo a Nicolás. Ya debe estar en su casa.
—¿Qué pasa, Eleodoro? ¿Cuán más lejos quieres que me largue?
—Todo lo que puedas —digo arrepentido por tratarlo cómo lo hice.
—Ese es el problema, qué no puedo.
—¡Basta de eso, Nicolás! ¡Sabes bien qué nunca va a pasar nada entre tú y yo! Te agradezco todo lo que has hecho por mí, todo lo que me has ayudado, pero es mejor no volvernos a ver.
—¡No seas ridículo!
—¡Nicolás! ¡Esto es muy serio! ¡No quiero involucrarte más! ¡La policía vendrá por mí en cualquier momento! ¡¿No te das cuenta?!
—¡Nadie vendrá por nadie, porque no pasó nada! ¡No hiciste nada! ¡Tranquilízate!
—Davina...
—¡Davina ya estaba muerta cuando llegué! ¡Y tú estabas dándote de topes contra la pared hasta desmayarte! En lo que a mí respecta, ambos somos inocentes ¡Ah, y si alguien acaso pregunta, vas negarlo todo, hasta que el maldito sol se apague! ¡¿Me oyes!! ¡No estuvimos ahí!
Cuelga.
Él cree que para mí es muy fácil quedarme sin la única persona que de verdad me comprende. Aun cuando ni siquiera estoy seguro de quién es.
¿Quién eres, Nicolás? ¿Qué tan largos son tus alcances? ¿Quién eres y por qué me duele tanto la idea de renunciar a ti?
NICOLÁS
¡Estúpido! ¡¿Cómo te atreves a tratarme así?! ¡Niégalo cuánto quieras, Eleodoro, pero tú sabes qué llegué para quedarme! Y si tú aún no sabes quién eres, yo sí.
¡Eres mío, me perteneces y quitaré del camino a quien sea! ¡¡¡Cuántas veces sea necesario!!!
FRIDA
No he visto a Juan. Sé que vino a bañarse porque lo oí y además dejó ropa en el suelo del baño.
Al parecer, las cosas no van bien con la suripanta de Davina. Creo que lo oí llorar en la regadera. Mientras no nos moleste, a mí no me interesa su vida.
Acaba de llegar un mensaje.
«¿Podemos vernos?».
«Es muy tarde, Ele. Mejor mañana».
«Está bien».
Eso le respondí, pero en realidad, después de lo del otro día, no tengo intención de volver. No creo que Ele me haga daño, pero tampoco me interesa confirmarlo. Sin embargo... No sé, podría estar mal...
Cómo te haces mensa tú sola, Frida, si bien que quieres. Tal vez averigüe por qué estaba tan raro la vez pasada. Después de todo, hay cosas que ni siquiera Nicolás puede arreglar. El «todo poderoso» Nicolás. Pero mientras se define, lo mantendré contento de este lado. No lo conozco y ya no lo aguanto.
JUAN
Ese inútil y su asqueroso libro están arruinando mi vida. Davina no contesta. Pero que ni crea que se va a deshacer de mí.
¡Ya sé! Mañana es su cumpleaños... ¡Mañana es su cumpleaños y no le he comprado nada! ¡Estúpido!
Tengo que comprarle algo bueno para que me perdone. Mañana temprano se lo voy a dejar en el camerino.Le regalo a Frida, si la quiere, pero Davina es y siempre será mía.
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ELE (Versión Extendida)
Romance(Ele, versión extendida). Un escritor inicia una relación clandestina con la esposa de su peor enemigo, mientras al mismo tiempo, descubre que siente algo más que una entrañable amistad por su amigo Nicolás. Lee este drama con toques finos de humor...