Me dolía la cabeza, no tenía idea de lo que estaba pasando. ¿Qué me pasó? ¿Qué hago aquí? Para empezar, ¿En dónde estoy? Muchas preguntas están pasando por mi cabeza, y lamentablemente no tengo respuesta a ninguna de ellas.
Trato de ignorar todas y cada una de mis preguntas, pero cada vez que lo intento algo en mi me dice "No lo hagas" "Si lo haces, olvidarás por qué estás aquí"... Y terminaba de escuchar esa voz que me hablaba y más preguntas, y es exactamente lo que quiero evitar.
Bueno, tengo que abrir los ojos, o al menos intentarlo.
Lentamente, fuí abriendo mis ojos, hasta que por fin pude ver en dónde me encontraba. Estaba en la enfermería.
Al terminar de abrir los ojos, me percaté de que estaba acostada en una camilla bastante pequeña diría yo. No me iba a quedar ahí acostada, así que me levanté, o al menos eso intenté. Apoyé el pie izquierdo sobre el suelo y luego el derecho. Por un momento me marée, así que apoyé mi brazo en la orilla de la camilla y volví a mi estado normal.
Me enderecé y a lo lejos escuché como unos pasos se acercaban, y en un abrir y cerrar de ojos alguien había abierto la puerta, y ese alguien era la enfermera -creo-.
-Veo que ya despertaste, ¿Cómo te encuentras cariño? -Me pregunta dulcemente la enfermera.
-Bien, creo... ¿Qué me pasó? -Pregunto confundida, ella solo me mira y sonríe ligeramente.
-Te desmayaste en la clase de Educación Física -Me explica- Al parecer estabas trotando y en menos de un segungo ya te encontrabas en el suelo, desmayada.
-Pero ¿Cómo pasó? ¿No me habrá golpeado alguien? -Más dudas pasaban por mi cabeza.
-Tu amiga me dijo que ella estaba a un lado tuyo, y que no vió a nadie que te golpeara ni nada por el estilo. Dijo que estabas trotando, que comenzaste a tambalearte y al final caíste. Dijo que probablemente te habías mareado por el sol o algo por el estilo.
-Ya veo... ¿Entonces me desmayé por culpa del sol? -Pregunté para afirmarlo. No es que se haga ridículo ni nada por el estilo, al contrario, lo entiendo completamente ya que el sol si estaba un poco fuerte y no había tomado ni una sola gota de agua.
-No lo sé, lo dudo... No tengo los conocimientos suficientes para decirte que fue lo que te pasó, así que te recomiendo que vayas al hospital horita mismo. Ten, toma esta hoja y cuando llegues al hospital explícale al doctor o al que te atienda que fué lo que te pasó. Al final, haz que te firme esta hoja y regresas a casa, no tienes que regresar a la escuela -Me explicó, siendo muy firme en cada palabra que decía.
-¿Por qué no puedo regresar a la escuela? -Y seguí con las preguntas.
-Por que debes descansar, tu cerebro ahora no está lo suficientemente activo como para que sigas con las clases, por eso debes ir. Toma tus cosas, están detrás de la camilla, saldré un momento. Alguien quiere verte -dicho esto salió por donde entró (La puerta) y me dejó con la palabra en la boca.
¿Alguien quiere verme? ¿Quién querría verme?
Será mejor que deje de hacer tantas preguntas o mi cabeza va a estallar, y no creo que a la enfermera le guste limpiar sangre y pedazos de cerebro por toda la habiación. Pensé en la escena que mi mente creó y las ganas de vomitar llegaron.
Tomé mis cosas y al levantarme, ví como una figura masculina se acercaba lentamente a mi, casi inseguro de hacer lo que está haciendo.
-¿Te encuentras bien? -Parece preocupado.
-Si -Respondo lo más cortante que pueda. Ok, esto es incómodo...
-Laura, escucha, no quise hablar así, no quería que te molestaras, ni siquiera sabía que te habías molestado, yo estoy muy arrepentido, la verdad no sé q...
-No tienes por qué disculparte Luis, creo que exageré un poco al haberte hablado de esa manera. Lo lamento -Me acerqué a él y lo abracé- Te quiero Luis.
-Yo también te quiero Laura, también te quiero...
Nos quedamos abrazados por un largo tiempo, hasta que escuchamos como alguien detrás de nosotros garraspeó la garganta. La enfermera.
Mierda, me olvidé de que estábamos en la enfermería.
-Muchachos, ya pueden salir. Querida, pídele a tu novio que te lleve al hospital de una vez, así el está contigo y se salta las clases -Le entregó un papel a Luis, y enseguida sentí como la sangre subía hasta mis mejillas.
-No es mi novio -A penas se alcanzó a escuchar lo que dije.
-Oh lo siento, es que los ví abrazados y pues creí que lo eran... Bueno, ya salgan de aquí que se les hace tarde.
Salimos y yo todavía estaba roja, y lo sé por que mi cara no terminaba de arder como hace unos minutos... Gracias, estúpidas hormonas.
-Ehh yo... Tengo que... ¿Te llevo? -Tartamudeó Luis.
-Por favor -Sonreí ligeramente y me acerqué a él, y comenzamos a caminar lentamente en dirección al estacionamiento, donde se encontraba su auto.
Me fijé en su rostro, y directamente mis ojos se posaron en sus lentes. Son muy lindos a decir verdad, pero hay algo en ellas que me llama la atención. Un momento... Las lentes no brillan para nada, no tienen ni un solo rayón y se ven perfectas. Poco a poco me acerco, y trato de disimularlo, lo cual me sale muy bien.
Antes de hacer lo que estoy por hacer, dirijo mi mirada hacia adelante, pues Luis me volteó a ver y no quería que se diera cuenta de que lo estaba observando, aunque probablemente ya lo haya notado.
En cuanto Luis se volteó, aproveché el momento y en un ágil movimiento le quité los lentes, alertándolo al máximo.
-¿¡Qué haces!? -Gritó demasiado fuerte, lo suficiente como para que toda la ciudad lo escuchara.
-Nada, yo... y-yo solo quería... Verlos de cerca, si -Traté de ocultar lo que planeaba, pero como dije antes, soy pésima mintiendo.
-Laura, devuélvemelos -Me habló con tono firme- Los necesito para ver, así que te pido con toda la paciencia del mundo que me los devuelvas.
-Tranquilo Luis, no les haré nada, solo quiero verlos. Eso es todo -Me volteó y comienzo a inspeccionarlos por todos lados, hasta que centro mi mirada en las lentes.
-¡Suficiente! ¡Devuélvemelos! -Y en un abrir y cerrar de ojos tenía a Luis sobre mi, tratando de arrebatarme los lentes que casi salen destrozados.
-¡Quítate de encima! -Lo empujé lo suficientemente fuerte como para tirarlo, lo cual funcionó. Me alejé de él corriendo, y para afirmar mis sospechas, me puse los lentes.
Lo sabía.
-¡Son falsos! -Grité confundida, aunque no tanto- ¡Lo sabía! ¡Sabía que eran falsos!
-¡No puedes comprobar nada, ahora devuélvemelos! -Seguía gritando Luis.
-¿Para qué? ¿Para que trates de explicarme que no son falsos, que son completamente reales y que tienen el aumento suficiente para ti y que yo no puedo darme cuenta ya que tengo la vista perfecta?
-No te entendí en nada, pero seguramente lo dijiste en sarcasmo, así que si, para eso los quiero devuelta.
-Pues haber como le haces, por que estas cosas -Apunté a los lentes con mi dedo índice- No las volveras a ver JAMÁS -Recalqué la palabra "Jamás". En un rápido movimiento, tiré las gafas al suelo con bastante fuerza y las pisé, destrozándolas por completo- Eres un mentiroso.
-Espera Laura, yo puedo explicártelo... Solo no te vayas -Comenzó a seguirme, pero yo aceleré mi paso.
-¿Explicarme qué, Luis? No tienes nada que explicarme. Yo me voy. Adiós -Dí mi última palabra antes de darme media vuelta e irme caminando sola hacia el hospital. No me importa que tan lejos esté, siempre y cuando no vea a Luis todo estará bien para mi.
Dios, bendice a mi orgullo...
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Juntos Hasta El Fin
Teen FictionEstar enferma es algo horrible, no puedes hacerlo todo tu sola. No tengo permitido ver películas de horror ni desvelarme seguido. Así es mi vida diaria, siempre es aburrida, pero hay veces en las que se pone interesante, como ahora... Mi nombre es L...