Hoy era el peor día en toda la vida de Jouno, como cada año los perros de caza hacían un intercambio de regalos para antes de sus vacaciones, siempre se había asegurado de dar un buen regalo pero ese día al tomar su papel decía que la persona a quien le debía dar un regalo era a Tecchou.
— ¿Por qué? ¿Por qué de todos los perros de caza tengo que darle a la persona más insoportable? — se cuestionó mientras veía el papel con odio,— No queda de otra... A cambiarlo con alguien — dijo antes de ir con Teruko, ella se seguro diría que sí, a cambio tendría que hacer mil cosas por ella pero prefería eso a tener que darle un regalo al fenómeno de Tecchou.***
— ¿Cómo qué no? — pregunto confundido, creyó que deshacerse del papel sería tarea sencilla,— Este año me tocó el comandante — explicó mientras veía con felicidad el papel donde decía el nombre de Fukuchi, era obvio que con ella no contaba, le preguntaría a Tachihara, era un muchacho muy respetuoso con sus superiores, estaría feliz de cambiar su papel.
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— No puedo, es imposible... — explicó mientras veía en su teléfono posibles regalos,— ¿Por qué no? — preguntó Jouno, intento verse imponente para hacerlo cambiar de opinión,— En la mafia tendré que darle un regalo a Akutagawa-nii-san ¿Sabe lo que eso significa? Que me matará si le doy algo que odie, si le doy algo que le encante, Higuchi-nee-san va ha matarme, debo encontrar algo que le guste lo suficiente para que no me mate pero no tanto para que me manten, además que apenas he cruzado dos palabras con él — alegó nervioso, lo único que le dijo una vez fue que si creía que Gin era un ratito que iba por las sombras, la respuesta del mafioso de mayor rango fue que no debería criticar a sus compañeros de trabajo, ahora sabía que eran hermanos por lo que era obvio que no le agradaba a Ryunosuke,— No puedo pensar en buscar otro regalo para una persona extraña y sin habilidades sociales — explicó antes de irse para seguir revisando en internet posibles regalos,— Solo queda el comandante... —.
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— Sabes que no me gusta eso de cambiar a quien le daremos los regalos — eso fue suficiente para que entendiera que era un no definitivo.
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“ ¿Qué le gusta?” se cuestionó internamente, no tenía idea de que era lo que le gustaba a su compañero, no hablaba mucho con él, de tan molesto que le resultaba pero ahora debía descubrir cual sería el regaló ideal para Tecchou,— A ver combina la comida por color, su respiración es irritante, corta todo en vez de rodearlo, suda mucho y se toma todo de forma muy literal... — intento ver qué eso que había dicho pudiera darle alguna idea para un buen regalo,— Vamos... ¿Tal vez una mascota? — había escuchado que muchos militares adoptaban perros ya que los ayudaba a disminuir el estrés de su trabajo,— No, es posible que traiga el animal al trabajo — negó esa idea rápidamente, lo que menos quería un perro corriendo de aquí haya, odia el olor de los animales y era seguro que Tecchou llegaría apestando a él,— ¿Un libro? — si una historia relajante, pero rechazo la idea, no se le ocurría ni una historia que pudiera gustarle a alguien tan molesto además que no estaba seguro que siquiera supiera leer.
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Había recorrido tiendas enteras buscando algo pero nada, no importaba la idea que tuviera automáticamente renunciaba por miedo de que Tecchou lo rompiera, cortará o lo perdiera ya que como respuesta le daría la paliza de su vida pero eso arruinaría el intercambio de regalos,— ¿Qué se supone que haré? — no tenía idea de cómo librarse del problema que era darle un regalo a alguien tan molesto,— ¿Por qué no mejor lo mato y ya no tengo que darle algo? — susurro irritado antes de pasar por una tienda de mascotas que se encontraba en el centro comercial de dónde salió un niño pequeño con su regalo,— Promete que lo cuidarás al máximo — ordenó su madre a lo que el pequeño le dijo que sería el mejor dueño del mundo, había desechado la idea de una mascota hasta que vio el regalo del pequeño, era una idea brillante.
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El intercambio de regalos llegó, Teruko le regaló una botella del sake favorito del comandante,— Gracias — le dijo antes de darle un fuerte abrazo, para este punto ya estaba demasiado ebrio para pensar bien por otro lado Teruko si le decían que moriría en ese momento ella aceptaría su muerte con gusto pero aún faltaba su regalo y el encargado de ello fue Tachihara,— Pregunté ha mi jefe de la mafia que podría darle a mi superior en ese lugar y cuando fui encontré un regalo perfecto para usted — explicó antes de darle el regalo, parecía un rectángulo plano,— ¿Qué es esto? — se quejó antes de abrir el regalo, era una fotografía en donde aparecían dos estudiantes saliendo de su clase de Kendo,— El de la derecha es el presidente de la agencia y el de la izquierda es el comandante Fukuchi, tendrían 16 años — Teruko cargo a Tachihara,— Tengo tu regalo — hablo en esta ocasión Tecchou que traía una caja consigo,— Gracias... ¿Qué es esto? — pregunto al abrir su regalo,— Es un Narval de peluche —.
— ¿Un qué? —.
— Es una especie fascinante, sabías que el cuerno que tienen es un órgano sensorial. El agua marina ingresa en el cuerno a través de diminutos canales y es canalizada a un centros de “degustación” en la base del colmillo. Desde allí, terminaciones nerviosas envían señales al cerebro del Narval, proporcionándole información química a cerca de las aguas que lo rodean de esta manera, el narval “prueba” el ambiente para descubrir su alimento, la presencia de enemigos o hembras. Lo vi y no puede evitar pensar en ti además que le hice su uniforme como el nuestro — explicó convencido que un narval es el regalo que todo muchacho de 19 años quería tener pero debía agradecer que le había hecho el uniforme igual a qué ellos usaban además que su narval llevaba una cinta en su cuerno, suponía que eso fue lo que hizo que los asociará,— Le pegue la cinta yo mismo, sabías que el nombre “Narval” deriva de la palabra del nórdico antiguo nár que significa “cuerpo”, en alusión a la apariencia gris moteada de la ballena que semeja la de los marineros ahogados — dijo dejando confundido al menor de los perros de caza en que se parecía un narval y él pero no tuvo tiempo de preguntarle ya que Tecchou comenzó a contar como los narval eran las hormigas del reino animal para él, pudo seguir toda la noche dando datos curiosos sobre el animal sino fuera porque Jouno llego con su regalo,— Ya cállate y abre mi regalo, cuidado y lo rompas — lo amenazó a lo que el otro abrió la caja en donde venía un kit que decía « Mi primer granja de hormigas».
— Me encanta — respondió antes de ir a la mesa y preparar su granja como lo haría cualquier niño pequeño,— ¡Oye aquí no! ¡Si se te caen caminarán por... — no termino de hablar cuando el comandante lo jalo por el cuello,— Te tengo un regalo... — dijo con un aroma muy fuerte a alcohol,— Este es mi regalo — le dio una caja de la cual saco un taza de café que decía, «Ahora los soporto».
— Si le pones agua caliente cambia a una frase que dice “ No me hablen hasta que termine mi café” —.
— Me gusta mucho —.
— ¿¡Enserio!? —.
— Sí... ¡Más porque es mi taza de café que desapareció está mañana! ¡Olvidó mi regalo! — ese había sido el peor intercambio de regalos de la historia.
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BingoNavideñoBSD
Fanfiction¿Cómo se vive la navidad en Yokohama? En una ciudad en dónde abunda lo sobrenatural, una de las festividades más esperadas del año, como podrá ser llevaba por las personas con poderes que residen en ese lugar. Serie de historias cortas basadas en el...